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Opinión

Isegoría | Conservadores: los tiempos de la derrota

Por: Sergio Gómez Montero*

Con el mástil roto, las velas desgarradas, con dos remeros que a duras penas realizan su tarea, con dificultades se balancea apenas la nave los locos que hoy representan el conservadurismo mexicano y cuya, parece, última excusa de batalla es luchar, inútilmente, por una supuesta sobrerrepresentación de Morena y sus aliados (el Verde y el Partido del Trabajo) en la Cámara de Diputados, yendo en contra de las reglas que ellos, los conservadores, habían avalado antes de la elección. Es decir, una batalla perdida de antemano, un patalear inútil buscando el salvavidas de un lawfare que ya está muy lejos de alcanzarse.

¿Qué les queda a esas fuerzas amorfas que, en octubre próximo, con la sentencia a García Luna en Estados Unidos verán hundirse irremediablemente su barcaza? ¿A qué le están tirando, pues, quienes hoy navegan junto a los que se encaminan al abismo? ¿Por qué ese afán de enrolarse con la derrota? No, no tiene caso ya seguir encaminando las baterías hacia ese barco semihundido. No tiene caso. Mejor decirle misericordiosamente adiós antes de que se hunda definitivamente.

A otra cosa mariposa. 

Es decir, en política se vislumbran tiempos nuevos, aquellos a los que Sloterdijk llama del nuevo humanismo, en donde dimensiones diferentes a las tradicionales del quehacer humano se vislumbran (la IA, la cuarta revolución, el cambio climático, la nueva escuela, el feminismo, muchos fenómenos nuevos se verán enlazados) para como dice, entre otros, el sudcoreano Byung-Chul-Han, se anuncia una Sociedad de la Transparencia en la cual, no sin dificultades, se irá dando paso a nuevas dimensiones sociales que, por necesidad, nos llevarán a establecer, en política, nuevas formas de relacionarnos, ajenas totalmente a las que, partidariamente, en la democracia electoral prevalecían.

No de un día para otro esas formas de relación se van a manifestar. El tiempo de incubación será largo, ya que, sin dudarlo, habrá, poco a poco, una participación más directa y determinante de los sectores de población (el pueblo) que durante muchos años estuvieron marginados totalmente de la toma de decisiones en el terreno de la política, pero que hoy, cuando van a poder hacerlo, van a generar cambios profundos, paulatinos, no sólo en la política, sino en la vida social toda.

Dos cosas, pues, están allí en lontananza. Por un lado, el hundimiento irremediable del conservadurismo. Por el otro, los nuevos tiempos sociales que se avecinan para el país.

P.D. Cumplo, hasta aquí, con esta nueva etapa de periodismo de opinión. Tanto para no forzar a la salud, como para continuar con mis otros proyectos de escritura, suspendo por ahora la escritura de estas notas. Gracias por darles seguimiento.

*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada  

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