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Opinión

Imposturas políticas y travestismos identitarios

Por: José Manuel Valenzuela Arce*

Dondequiera encuentras impostores, impersonadores, simuladores; asesinos disfrazados de héroes, burgueses disfrazados de líderes, ladrones disfrazados de diputados, ministros disfrazados de sabios, caciques disfrazados de demócratas, charlatanes disfrazados de licenciados, demagogos disfrazados de hombres.
Rodolfo Usigli, El gesticulador (1990:107).

Las identidades son relacionales sociales y se conforman en las interacciones entre individuos y grupos con otros individuos y colectivos. Las personas interactúan desde identidades de clase, económicas, étnicas, raciales, sexuales, genéricas, condiciones juveniles, de adultez, ancianidad, adscripciones nacionales, ciudadanas, políticas o religiosas. Nadie es solo mujer o rica o pobre o empresaria u obrera o indígena o afrodescendiente, obrera o joven o madre o hija o política o mexicana o transexual.

Las identidades individuales y colectivas se conforman desde múltiples repertorios identitarios y marcos intersubjetivos que son relaciones sociales y de poder.

Resulta pertinente recordar estos planteamientos a la luz de diversas declaraciones y debates que hemos observado en los últimos meses en el marco del proceso electoral para la Presidencia de la República, donde podemos identificar posicionamientos políticos oportunistas y una clara manipulación de los repertorios identitarios.

Identificaciones estratégicas

Las identificaciones estratégicas pueden utilizarse en procesos de resistencia contra la opresión pero también participan como dispositivos para perpetuar la desigualdad, la explotación o los intereses económicos y políticos de grupos y clases dominantes, como ocurrió cuando decenas de militantes del PRI (18 en Tlaxcala en mayo de 2021 y 17 en Oaxaca en 2017), se registraron como si fueran personas transexuales para usurpar la cuota  política afirmativa destinada a la población trans.

Esto también alude a cientos de políticos que han simulado pertenecer a poblaciones originarias para buscar cargos asignados a miembros de esas comunidades en Chiapas y otras entidades federativas o a quienes presumen identidades ecologistas sin asumir ningún compromiso con la ecología y el medio ambiente, o militantes octogenarios del PRI que, por décadas, lideraron las secciones juveniles de ese partido.

Identidad y reconocimiento social

No es suficiente que una persona se sienta o se auto-reconozca como indígena, es necesario que la comunidad también lo haga, ni es la opinión pública o los medios de comunicación quienes definen si una persona pertenece o no a un grupo o comunidad originaria, independientemente de que hable o no hable la lengua o que mantenga elementos de cultura objetivada de la comunidad a la que dice pertenecer o que vista y duerma con huipiles comprados a las grandes empresas que plagian los diseños de comunidades originarias sin su consentimiento y sin retribuirles nada a cambio.

La pertenencia o adscripción identitaria se inscribe en marcos intersubjetivos y es el propio grupo o comunidad la que puede otorgar el reconocimiento. No basta despertar y sentirse miembro de un grupo indígena, se necesita el reconocimiento de la comunidad para ser parte de ella. Hasta ahora, hemos escuchado mucho ruido político y mediático, pero no las voces de las comunidades.

Identidades políticas e imagos artificiales

Las identidades políticas también se definen desde la autoadscripción a una organización, a un proyecto político, principios, programa y objetivos, salvo desde una condición falaz, donde alguien se autodefine como trotskista sin que las organizaciones trotskistas le reconozcan, sin haber participado en sus luchas ni enarbolar sus principios y programa político.

No se puede reclamar la adscripción a un campo político sin asumir su programa, su proyecto de sociedad y su horizonte civilizatorio. No se puede asumir una identidad de izquierda, acompañando a las organizaciones que impulsan la agenda económica, política y social de la derecha capitalista neoliberal. Tampoco se puede ser feminista desde posicionamientos intermitentes definidos por cálculos simoniacos que responden a la aceptación de  los aliados con quienes se pretende construir un proyecto donde los derechos de las mujeres son negociables, más aún, cuando históricamente han mantenido posiciones patriarcales y   niegan el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos.

Las identidades sociales implican la definición del individuo con el  imaginario social mediadas desde el imago tecnológico con inéditas ediciones de sí misma y recreadas mediante  la inteligencia artificial para transformar, encubrir y engañar a las y los ciudadanos con discursos artificiales o factoides y con la sustitución de  la imagen real  por una imagen recreada que reduce  kilos y tallas, corrige   torpezas y limitaciones discursivas, logrando   una representación visual y discursiva con más legitimidad que el modelo original.

Un tinglado chicloso

Es importante desbrozar la hipóstasis identitaria que oscurece la discusión política, exhibe el vacío de ideas y entrampa las condiciones necesarias para un debate serio sobre la política, lo político, los problemas nacionales, las soluciones posibles y el proyecto de nación, aspectos que ha sido sustituido por un tinglado  chicloso y soez, formado de risas, gritos, chistes, gracejadas, insultos, mentiras, robo, corrupción, teleprómpter, plagios, gesticulaciones, simulaciones, imposturas políticas y travestismos identitarios.

* El autor es investigador de El Colef

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