El último lector | Los dueños de todas las listas
Dilucidar entre el crimen y su justificación, absolviendo a los verdugos —valiéndose del Holocausto—, es una tarea para jueces en el Infierno.
Penoso para la humanidad, doloroso para la conciencia —metáfora que fracasa ante toda religión monoteísta—, estos crímenes suceden aquí y ahora, en una porción humedecida de sangre en la Tierra.
El asesinato de niños, por parte de Israel, en la ininterrumpida masacre de Gaza —estallando bombas de racimo sobre sus cabezas inocentes—, resulta más que inadmisible. Si lo complicado lo hace confuso, nos queda por admitir que la realidad supera la organización de su defensa.
En la reciente escalada de bombardeos a la población civil (miércoles 13 de diciembre) suman ya —entre los 18 mil 600 palestinos muertos— más de 9 mil 500 infantes asesinados, cifra a la cual hay que sumar los pequeños cadáveres de décadas de conflagración, ante la expansión territorial a fuego llevada por el Estado de Israel en suelo palestino.
¿Cómo se lava el corazón de un niño en las vísceras de la muerte? ¿Cómo asimilar lo que vemos, circundado como está de clavos y olivos torcidos, pólvora encarnada, vidrios que rompen en sangre, sueños fragmentados —y todo lo que la infancia significa en el renacer del odio—, para entender lo que somos o querríamos ser a partir de las tragedias que, “en nombre de la humanidad”, abanderan las guerras?
También te puede interesar: El último lector | Nueva Declaración de los Derechos del Niño
Existe un poema que nos habla profundamente de ello —de los niños asesinados en Palestina y otras partes del planeta—, ojalá tomaras un poco de tiempo y valor para leerlo y compartieras el sentido —hasta cierto punto “sublime”, por tratarse de versos— de cada palabra extraída de la dura realidad que nos conforma, brindándonos la comprensión de las asimetrías que no deberían existir en nuestro mundo…
El poema es de Santiago Alba Rico —un himno de comprensión, compuesto en 2014— se titula “Los dueños de todas las listas”:
“Pasen uno por uno, niños muertos
que los vamos a compadecer
Coro: que los vamos a compadecer
niños muertos
habichuelas de aire rojo
sombras gigantes
en la tierra sin hierba
Pasen, vengan, escuchen sus nombres
Oh, James, nombre de príncipe, asesinado a los 7 años
el 13 de enero de 2012 en Sacramento, California
por un loco que quería salir en la televisión
benditos sean, James, tus patines de ruedas
en el armario cerrado
y tu guante de béisbol
en el cajón del garaje
malditas sean las cuerdas y los puñales
y los hombres que siegan las viñas de luz
tus padres, James, no distinguen el agua del fuego
el mundo, James, ha perdido un color
Coro: benditos sean tus patines de ruedas, James
malditos sean los hombres malditos y sus navajas de hierro
lloremos a los niños muertos
agujeritos celestes
Pasen, niños muertos, escuchen sus nombres
Oh, Margarita, nombre de flor, violada y degollada a los 11 años
en Salta, Argentina, el 20 de mayo de 2013
por un vendedor de relojes
bendito sea, Margarita, tu vestido de fiesta
en la percha olvidada
y tu póster de Shakira
en la pared de tu cuarto
malditas sean las manos sin alma
y los hombres que rompen las antorchas en flor
tu amigo Juan, Margarita, no distingue el regaliz de la fresa
al mundo, Margarita, le ha salido un hueco en la sien
Coro: bendito sea tu vestido de fiesta, Margarita
malditos sean los hombres malditos y sus garfios de acero
lloremos a los niños muertos
guisantes del árbol del sol
Pasen, niños muertos, escuchen sus nombres
Oh, Nicola, nombre de pájaro, quemado vivo a los 3 años
el 20 de enero de 2014 en Calabria, Italia
por la mafia y sus esbirros sin dios
bendito sea, Nicola, tu trompo amarillo
en el aparador de la abuela
y tu coche de plástico
en el desván polvoriento
malditas sean las venas sin sangre
y los hombres que ahogan la voz del gorrión
tus abuelos, Nicola, no distinguen el negro del blanco
al mundo, Nicola, se le ha caído un botón
Coro: bendito sea tu trompo amarillo, Nicola
y malditos los hombres malditos y sus uñas de mugre
lloremos a los niños muertos
moras del bosque y dientes de león
Pasen, niños muertos, escuchen sus nombres
Oh, Gabriel, nombre de ángel, tiroteado a los 6 años
el 19 de marzo de 2012 en la escuela judía de Toulouse, Francia
por un terrorista fanático que cabalgaba una moto
bendito sea, Gabriel, tu disfraz de vaquero
en la caja del cuarto de juegos
y tu bici con marchas
en la esquina del patio
malditas sean las armas y el satán que las carga
y los hombres que rasgan las plumas del viento
tus hermanos, Gabriel, no distinguen un lagarto de un grillo
el mundo, Gabriel, tiene una mancha en el ojo
Coro: bendita sea tu bici con marchas, Gabriel
y malditos los hombres malditos y sus colmillos de sangre
Lloremos a los niños muertos
lentejas de olor
Pasen, niños muertos, escuchen sus nombres
Oh, niño, ¿quién eres?, no estás en la lista
no tienes nombre ni parientes ni juguetes
las heridas que traes no son tuyas
Coro: no estás en la lista, quién eres
¿de dónde has sacado todas las heridas?
Nómbrenme, señores compasivos
dueños de todas las listas
Me llamo Mohamed Oraif y fui asesinado a los 10 años
el miércoles 9 de julio de 2014 en Gaza, Palestina
por aviones que arrojaban racimos de muerte
me sigue mi hermano Eyad, doce años
y Siraj, ocho años, y Bassem, de nueve, y Hussein, de trece
y Yasmin y Miriam y Ramadan y Sahar y Nour y Ghalia
y Anas y Amal y Qusai
y —miren hacia atrás— cientos y cientos de niños
niños palestinos con cubos de sangre
con sacos de heridas
sin brazos ni piernas ni dientes
tronchados por uñas de mugre
por pinchos de hierro
por hombres malditos sin dioses ni venas
No estás en las listas, pequeño
no existes, no sangras, no lloras
Coro: no estás en las listas
no sentimos nada
Nómbrenme, señores compasivos
dueños de todas las listas
mi madre preparaba el mejor pan con zatar del Próximo Oriente
—con zumaque, ajedrea y orégano—
y me cantaba de noche la canción de Leila y Majnoun
ahora no puede distinguir el comino del sésamo
mi tío Redwan tenía un gran bigote de morsa
y una barca de madera con nombre de chica
ahora no sabe distinguir la miel de la sal
mis primos Ahmed y Yahia me dejaban jugar
con su teléfono móvil y me enseñaron a silbar con los dedos
ahora no pueden distinguir la cal de los versos
No estás en las listas, niño
no reías, no cantabas, no soñabas
Coro: no estás en la lista
no podemos llorar
Bendigan mis juguetes, señores compasivos
dueños de todas las listas
bendigan mis canicas
mi trompo de punta de clavo
la bici oxidada que me llevaba a la escuela
mis fotos de Fayrouz y del Che
la pistola de plástico
con la que resucitaba a mi hermano Eyad
el yo-yo rojo y el balón del Barça
que me trajo Yahia de Egipto
Bendigan mis juguetes
señores compasivos
entre los escombros de mi casa molida
por un misil israelí
Bendigan mis juguetes
maldigan a mis verdugos
No estás en la lista, no puedes pasar
vengan James, Margarita, Nicola, Gabriel
vengan con sus nombres de príncipe, de pájaro, de ángel, de flor
¡Malditos hombres malditos con sus uñas de mugre!
Ustedes, palestinos, tienen que esperar
Cambien de nombre, palestinos
cambien de patria, de bando, de dios
y la próxima vez que los matemos
los dejaremos ser niños
Coro: cambien, palestinos, de nombre
de patria, de bando, de dios
y la próxima vez que mueran
podrán ser habichuelas, guisantes
antorchas en flor
un hueco en el mundo
un color perdido
y lloraremos todos
lloraremos todos
como si fueran yanquis
como si fueran italianos
como si fueran franceses
como si fueran humanos”.
raelart@hotmail.com