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Opinión

El último lector | Nueva Declaración de los Derechos del Niño

Por: Rael Salvador

Considerando que la humanidad debe al niño lo mejor que puede ofrecerle, y al no ser capaz de hacerlo, las Naciones Unidas ya no dan fe de la Carta a sus derechos fundamentales: vida, protección, cuidado, bienestar, dignidad…

Al determinar para cada ser naciente una “infancia feliz”, que goce en su bien y en bien de la sociedad —sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, opinión política o de cualquiera otra índole, origen nacional o social, posición económica, etc.—, los derechos y libertades que en ella se proclaman —y no se cumplen— insta a revocar la suave malversación hipócrita de dichos derechos. 

Los crímenes sanguinarios de infantes —en países llevados a la conflagración y el odio— permite, desde la impotencia, observar el cinismo y el abuso que en la dejadez de sus cláusulas transforma a la Organización de Naciones Unidas (ONU) en una institución de terrorismo “voluntarioso” y a la misma Declaración de los Derechos del Niño en letra muerta.   

Quien comete injusticias miente para su bien. ¿Qué es el bien? 

PRINCIPIO 1 

A los niños no se les mata: ni de hambre, ni de miseria, ni de dolor, mucho menos bombardeando hogares y zonas de refugio, como lo está haciendo el Estado de Israel en Palestina, con la alevosía de una guerra asimétrica y la permisividad obscena de la ONU (en esta y otras guerras, en este y otros tiempos).

PRINCIPIO 2 

A los niños no se les golpea: son la semilla de un espíritu futuro que, a partir de las atrocidades del presente, debe tornarse especial: resguardando lo físico —más allá del armamentismo letal en uso—, para que existan las condiciones de su vida, su libertad y su dignidad.

PRINCIPIO 3 

A los niños no se les grita: los niños tienen derecho, desde su nacimiento, a la vida, y desde la vida, a la calidad de su existencia. 

PRINCIPIO 4 

A los niños no se les amenaza: todos los niños tienen el derecho natural de crecer y desarrollar su bienestar en la Tierra —mundo que se pudre en las competencias alimentarias, leales al sufrimiento y al malestar—. (Si en verdad fuéramos inteligentes, ya habríamos hecho contagiosa la salud y no la enfermedad.)

PRINCIPIO 5 

A los niños no se les discrimina: al no saber actuar en caso de prevención, actuemos con prestancia ante los desastres: el niño física o mentalmente impedido o que sufra algún impedimento social debe recibir tratamiento inmediato.

PRINCIPIO 6 

A los niños no se les excluye (de quien les dio vida): salvo en excepcionales circunstancias de crímenes contra la humanidad —que en Oriente Próximo son la regla de cadáveres pequeños—, no deberá separarse al niño de corta edad de su madre. 

PRINCIPIO 7 

A los niños no se les expulsa: los niños tienen el inalienable derecho a recibir educación en todo el mundo, la cual será gratuita y lúdica toda su existencia. 

PRINCIPIO 8 

A los niños no se les intimida: los niños no necesitan los diversos atropellos de las conflagraciones armadas —santas o por materias primas— para figurar entre los primeros en recibir protección y socorro. (Anula la guerra y acabarás con este principio.) 

PRINCIPIO 9 

A los niños no se les explota: los niños deben ser protegido contra toda forma de exposición a minas antipersonales, bombas y otros estallidos de la locura humana.

PRINCIPIO 10 

A los niños no se les miente: todos los niños deben ser salvaguardados de las prácticas engañosas de los pueblos y las naciones, para así impulsar la paz y, a partir de la verdad, consolidar la fraternidad universal.

raelart@hotmail.com

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