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Opinión

El último lector | José Javier Villarreal: “Poeta de provincia”

Por: Rael Salvador

En estos casos, el cielo es azul —con pocas nubes, transparente como un trago de aire en noviembre— y se asemeja a la piedra de un poema que se pulveriza en la memoria, para —un verso más, un verso menos, un verso tachado, un verso abierto, un verso sangrando noche o luz— hacer más extensos los recuerdos de lo intenso.

“La ventana, como el cielo, también te espera —nos dice José Javier Villarreal en Hipólito Salas 135—./ Espera tu/ regreso para mostrarte un paisaje./ Tu habitación está a oscuras, la ventana no. Ella juega/ otro papel. Está adentro, pero también afuera./ Forma parte de la intimidad, pero también del mundo social/ que conforma a la ciudad…”

Una poética de registros paradójicos —como podría leerse, en la inmortalidad del tiempo, todo verso—, actividad existencial que legitima la elegía de la vida y la naturaleza de la muerte, porque sobrevivir significa la intensidad subversiva de la propia vida.

Podría decir que la poética del autor de “Campo Alaska” (2012) es el trasiego de un habitáculo soterrado por el otoño y la amenaza deliciosa de cualquier nieve, un alambique óxidodorado que sostiene los destilados maestros del editor, ensayista, traductor y poeta, una colmena de galaxias titilantes en la lengua de un dios pagano, a la vez que institucionaliza sus visiones en las cifras ecuménicas de un moderno platonismo —auspiciado por un San Agustín tardío—, ese mundo superior a la esperanza que es la poesía.

Son los poemas suprasensibles, numéricos —aparecidos en “Una señal del cielo” (2017)—, que en su dulce y conmovedora extensión se miden con la epifanía del acontecimiento religioso: “Mis pies no son los pies de Jesucristo,/ no caminaron sobre la superficie de las aguas,/ no fueron lavados por María Magdalena./ Mis pies no son los pies de Jesucristo,/ no quedaron grabados en una trágica y dolorosa imagen./ Pero mis pies (que no son los pies de Jesucristo)/ fueron besados por tus labios”.

Sí, cómplices no sólo de una era, sino de un oficio, de un mandato, de un designio. Porque de Ovidio a Beckett, pasando por un libérrimo Pound enjaulado o el caro fantasma de Celan (aún con los boletos húmedos de “Esperando a Godot” en su bolsillo), arribas a Monterrey —en 1976— y la historia empieza a entenderse, tanto así que limas con la sutileza del oleaje del “Mar del Norte” poemas en tus constantes viajes a Baja California —durante las estancias de Navidad, Semana Santa y el Verano Indio de Tecate— y en poco más de una década te haces del Premio de Poesía Aguascalientes 1987.

Ese joven —con la apariencia de un “Tarkovski” de provincia (toda “Zona” es excéntrica)—, cortejado por el canto de las Nereidas de este Norte, hijo prodigo de todas las batallas ganadas y de todas las batallas perdidas —como resulta usual a quien comprende los giros de la “rueda” que nos tipifica en la fortuna de lo humano—, y que ahora se encuentra aquí, compartiendo los destilados de la vid luminosa y su deseo diáfano, sutil, transparente, como alguna vez, en una noche fundacional, Homero “observó la rabia del océano”, esa elegía irrenunciable de los dioses frente al mar.

Poemas misericordiosos, marinos, de estructura esencial, de una cotidianidad mística, hogareños, de un clasicismo irrenunciable, y que nos sostienen, a su vez, las murmuraciones etéreas de un imperio de creación identificable: la sensualidad divina de Luis de Góngora —que desde su tiempo gratifica el presente con reminiscencias a Roberto Calasso en “Las bodas de Cadmo y Harmonía”)— y otros invitados al festín de lo poético.

Y ese otro poema rodante, que también es una devoción: “La piedra está ahí,/ no podemos fingir, sabemos que la piedra es famosa”…

Pero no diré más, porque el poeta José Javier Villarreal, para el beneficio de lo fundamental, que son los libros y su lectura, estará presente en el Festival INTERZONA 2022 —fiesta de la cultura en Tijuana— con “Poeta de provincia” (antología de su trabajo poético que comentarán Jorge Ortega y Rael Salvador), a las 5:00 p.m., este viernes 18 de noviembre, en el Multiforo del ICBC (Instituto de Cultura de Baja California). Evento en coordinación con El Colegio de la Frontera. La entrada es libre. ¡Enhorabuena!

raelart@hotmail.com

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