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Opinión

El mago del palacio

Por: Gustavo Gordillo


Advertencia. La política tiene un solo objetivo: dar respuesta a los terrores humanos. Si el Estado no es capaz de salvaguardar del miedo a los ciudadanos, el fundamento mismo de su existencia se pone en cuestión.

Primero. Quien conozca el país sabe que el poder está sujeto a periódicos movimientos telúricos, antes de que se produzcan se puede tratar de guiar su curso, pero una vez que han tenido lugar, todos los engranajes de la sociedad se reposicionan en consecuencia.

Segundo. La primera regla del poder es perseverar en los errores, no mostrar la menor fisura en el muro de la autoridad. Mobutu lo sabía porque venía de una tierra en la que se mataba al jefe que se caía del caballo, o era estrangulado si enfermaba. El jefe debe ser fuerte si quiere estar en condiciones de proteger a su pueblo, en cuanto demuestre debilidad es eliminado y sustituido por otro. Es así en todas partes. La diferencia estriba en que, según donde se encuentre, el jefe depuesto puede ser empalado vivo o remitido a la otra punta del mundo para dar conferencias por 100 mil dólares cada una.

Tercero. Ahora el guion ha cambiado completamente. Ya no se trata de mantener algo que ya existe, sino de inventar algo que todavía no existe. Tenemos que inventar el partido de la unidad, es lo que aquí hace falta. Mucha gente de derechas, de izquierdas, comunistas y liberales quiere volver a encontrar un sentimiento de unidad. La nostalgia que sienten no es por el viejo orden en sí, es por el orden, por el sentido de comunidad. Lo que hace falta es la unidad, un movimiento que devuelva la dignidad a la gente.

Cuarto. El Presidente está dotado de una personalidad única que no tendría ningún sentido querer repetir, sus cualidades humanas han sido fundamentales para hacer pasar nuestro país de la vieja república de los intereses creados al país transformado en el que vivimos hoy día, pero, al cabo de cuatro años de gobierno y considerando su condición física, su perfil está agotado. Por eso es necesaria una figura diferente, que contenga en sí misma los elementos de la continuidad y los de una ruptura con el pasado. Al convertirse en candidato asumirá automáticamente el papel de la autoridad legítima, lo cual es fundamental para los mexicanos que no tienen ganas de aventuras y que desean, sobre todo en estos momentos, estabilidad y seguridad.

Quinto. Los mexicanos están cansados de charlatanes, quieren que los guíe una mano firme que restablezca el orden en las calles y restaure la autoridad moral del Estado. Por esta razón, la campaña electoral que tenemos pensada no consistirá en concentraciones ni en promesas. Más bien lo que pensamos es justo lo contrario de ese tipo de campañas. La apuesta será no aparecer como un político igual a los otros.

Sexto. El símbolo será Greta Garbo, porque el ídolo que se resiste a serlo refuerza su poder. El misterio genera energía, la distancia alimenta veneración, el imaginario de la sociedad se articula sobre dos dimensiones: el eje horizontal corresponde a la cercanía a lo cotidiano, y el vertical, a la autoridad.

Séptimo. Recientemente la política se ha expresado en el primer eje porque esa dimensión era desconocida en tiempos del priísmo: lo ha hecho el jefe que se detiene para hablar con la gente, que toma aviones comerciales, que come en fondas.

Octavo. Empero, reconozcamos que el exceso de horizontalidad ha traído el caos, los tiroteos en las calles, la bancarrota del Estado, nuestra humillación en el plano internacional. Se podría decir que el exceso de horizontalidad ha vuelto invisible el horizonte.

Aclaración importante. Como me niego a convivir en el pántano donde habita ilustre ministra, aclaro que todos los párrafos de este artículo han sido tomados de la novela El mago del Kremlin, de Giuliano da Empoli (Seix Barral, 2023), levemente adaptados con sabor a Cielito lindo y a La cucaracha. La novela trata sobre el ascenso de Putin al poder.

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