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Opinión

El electorerismo maicero de EU

Por: Editorial La Jornada

La decisión del gobierno de Esta-dos Unidos de llevar a consultas técnicas la decisión mexicana de limitar las importaciones de maíz genéticamente modificado (USTR, por sus siglas en inglés) es una manera torcida de utilizar los mecanismos previstos en el Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) para dirimir asuntos electorales internos, además de un intento de injerencia alimentaria y una medida que contradice frontalmente las posturas ambientalistas que oficialmente sostiene la Casa Blanca.

La secretaria de Economía del gobierno mexicano, Raquel Buenrostro, puntualizó ayer que la determinación estadunidense no es de carácter contencioso sino un paso previo en la búsqueda de soluciones bilaterales al descontento de sectores del país vecino por el decreto que regula el USTR en territorio nacional, y cuyo propósito es “preservar que la tortilla sea elaborada con maíz nativo” a fin de asegurar “la biodiversidad de las más de 64 razas de maíz que hay en el país”. No hay, pues, indicio de afectación comercial en la medida en que el decreto referido es congruente con el propio T-MEC.

Sin embargo, políticos estadunidenses de ambos partidos están interesados en cortejar a los productores de maíz –los cuales se asientan principalmente en regiones favorables a los republicanos– y pretenden, para ello, hacerles creer que luchan para impedir que México cierre sus puertas a toda importación maicera, una situación que nadie plantea: se busca, simplemente, dejar fuera de la alimentación humana los granos transgénicos a partir de enero de 2025, de modo que el maíz para forraje y uso industrial –que es en su gran mayoría el que se importa de la nación vecina– podrá seguir entrando al país.

No es ésta la primera ocasión en la que las autoridades de Washington emplean el comercio de alimentos con fines de golpeteo político. Baste con recordar cómo Estados Unidos, valiéndose de argumentos falaces de corte ambientalista o fitosanitario, ha impuesto en el pasado bloqueos al atún, el jitomate y el aguacate mexicanos. Esta vez, cuando existen preocupaciones sanitarias y ecológicas fundamentadas para suspender las compras de USTR en el extranjero, Washington pretende imponer sus exportaciones de tal producto.

Finalmente, valga recordar, de paso, que ese golpeteo electorero en contra de México no sólo se desarrolla en el ámbito del comercio agrícola, sino, en forma mucho más agresiva, en el terreno de la seguridad, en el que legisladores, funcionarios y ex funcionarios del país vecino pretenden responsabilizar al nuestro de una violencia y una inseguridad en gran medida causada por el propio gobierno estadunidense, el cual no ha tenido la capacidad o la voluntad requeridas para reducir la epidemia de adicciones que causa estragos en su población, regular el comercio de armas, de las que es el mayor fabricante y proveedor mundial, o combatir el narcotráfico y el lavado de dinero que tienen lugar en su territorio.

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