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Opinión

El derecho a la salud en tiempos inciertos. La vacunación contra COVID-19 como muestra de nuestra interdependencia | Olga Lidia Olivas Hernández

Por: Olga Lidia Olivas Hernández

Los cambios estructurales en nuestras sociedades, cuando están orientados al bienestar social, permiten una mejora de diversas condiciones de vida a largo plazo. Sin embargo, su sostén también depende de las intervenciones a nivel comunitario e individual. Recientemente en Baja California se ha dado un suceso que tiene un impacto a nivel estructural y se espera que permee favorablemente la vida cotidiana en la frontera. Después de poco más de un año de enfrentar la pandemia por COVID-19, en el estado se ha avanzado de manera importante en materia de vacunación. Principalmente porque el recurso se ha ofertado a la población tanto nacional como extranjera en la entidad. Esto es claramente significativo debido a la presencia creciente de la población migrante internacional en la región fronteriza.

Ofertar la vacuna para la población en general, es un ejemplo de la posibilidad existente para trascender las barreras de acceso a la salud en poblaciones diversas. Al mismo tiempo es una situación que nos permite reflexionar de manera profunda sobre cómo el bienestar de una persona no limita su impacto a nivel individual, sino que trasciende a nivel local, comunitario y global. Un mensaje que ha resonado en México durante la pandemia es “Si te cuidas tú, nos cuidamos todos”. Aunque la frase se centra más en la responsabilidad individual, da cuenta de que como personas formamos parte de un entramado social amplio y que nos impactamos mutuamente. Lo cual es relevante pero no suficiente. Pues no solo nuestras acciones individuales, sino las condiciones sociales y estructurales que enfrentamos en la sociedad van modelando nuestro futuro colectivo.

No es sencillo comprender ese nivel de interdependencia en el que nos encontramos con los demás, particularmente en una sociedad neoliberal en la que el individualismo ha permeado nuestro diario vivir. La pandemia, es solamente un ejemplo que muestra de manera más clara tal interdependencia biológica, social, cultural, política y económica entre los seres humanos a nivel global.

Aun así, los esfuerzos para avanzar en los procesos de vacunación carecen de intervenciones a nivel comunitario que involucren un esfuerzo coordinado entre el gobierno, la sociedad civil, la academia y las diversas comunidades que constituimos la región fronteriza. Si bien la respuesta de la sociedad ante la vacunación no ha sido indiferente en Baja California, es necesario atender las necesidades particulares de ciertas poblaciones para que este proceso logre ser aún más efectivo y se evite la reproducción de desigualdades.

Algo que ha caracterizado esta pandemia es la desinformación y posicionamientos diversos con respecto al virus y las intervenciones preventivas a través de la vacunación. Si bien la decisión de vacunarse es voluntaria, es importante que todas las personas tengan acceso adecuado a la información y las condiciones sociales, culturales y económicas necesarias para acceder a la vacuna.

En la región fronteriza, ello implica identificar y atender las necesidades particulares de las poblaciones en condiciones de mayor precariedad. Tales como las personas en situación de calle, los adultos mayores que viven solos, las personas que viven transgresión a sus derechos laborales u otro tipo de problemáticas que les imposibilita atender los puestos de vacunación. Si bien avanzar en este proceso ha implicado esfuerzos mayores, no atender las necesidades particulares de poblaciones diversas para ejercer su derecho a la salud a través del acceso a la vacuna, nos dejaría a medias en la lección que esta pandemia nos ha ofrecido. El cuidado es colectivo.

Departamento de Estudios Sociales
Profesora-Investigadora Cátedra Conacyt
El Colegio de la Frontera Norte

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