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Opinión

Democracia sindical: ¿La desaparición de la CTM y las centrales oficiales? / Cirila Quintero Ramírez | Voces de El Colef

Por: Cirila Quintero Ramírez

El recuento reciente en GM-Silao, puede tener varias lecturas, la primera, el avance en la democracia sindical. Consideración que debe ser evaluada con objetividad y dentro de un contexto de largo aliento como lo plantee anteriormente, (https://www.colef.mx/opinion/%ef%bb%bfla-legitimacion-de-contratos-colectivos-la-entrada-a-la-democracia-sindical/); la segunda, refiere a la posible debilitación o incluso desaparición del sindicalismo oficial,  en donde estarían la CTM, CROC, CROM y otras centrales asociadas con el PRI, llamado genéricamente sindicalismo charro, dado que muchas de las consideraciones, y expectativas, parecieran apuntar que si desaparece este tipo sindical, la democracia llegaría al sindicalismo mexicano. La premisa no es necesariamente válida la democracia sindical, pasa ante todo por la concientización de las bases en torno a la participación abierta y desde abajo en la creación y la vida política al interior de sus  organizaciones sindicales. También está asociada a la construcción de lazos de relación entre la organización y sus agremiados a través del tiempo. Sin olvidar que algunas organizaciones afiliadas o consideradas parte del sindicalismo oficial tienen fuertes bases históricas y un peso local importante por lo que su desaparición o extinción se avizora poco probable, más bien, como en otras ocasiones, habrá un reacomodo en sus filas, en donde la historicidad y el enlace en sus bases tendrá un papel muy importante. Finalmente, mis estudios, basados en el norte de México, señalan que en esta democratización sindical, los sindicatos oficiales, también tendrán un lugar, especialmente aquellos que han mantenido un vínculo con sus trabajadores o sean los que sean capaces de reconstruir sus lazos y el acercamiento con sus bases. Lejos de lo que pudiese pensarse, la permanencia de los sindicatos oficiales depende más de ellos que de actores externos.

Si bien débiles los sindicatos oficiales siguen manteniéndose vigentes en muchas localidades, algunos de ellos a punto de llegar a los 90 años, como el Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales y de la Industria Maquiladora (SJOIIM), quien  el año que viene cumplirá 90 años. La historia de este sindicato es una muestra, como otras organizaciones, que a pesar de crisis internas, crisis económicas, pérdida del partido oficial, flexibilidad laboral, tratados comerciales, movilizaciones laborales, la organización sigue vigente. Mi hipótesis es que en ellas persiste parte del sindicalismo genuino, incluso rojo, que existió en esta zona en la segunda y tercera década del siglo XX. El otro elemento, es el haberse mantenido como un sindicato local y de oficios varios que le permitió incrementar su membresía, por otra parte, aún con todos los defectos y malas prácticas del sindicalismo oficial, como la no  continuidad de sus liderazgos,  el SJOIIM nunca perdió la vinculación con sus trabajadores, desde los algodoneros hasta las maquiladoras, los trabajadores sabían de su existencia, alguna vez una trabajadora de la maquila, me dijo: “yo desde niña venía al sindicato con mi papá (algodonero), entonces yo sabía que (nos) defendían”. Por otra parte, algunos dirigentes sindicales siguen ocupando curules en la Cámara de Diputados, a pesar de que el PRI hay perdido, tal es el caso de Hugo Varela y Tereso Medina, otros, mantienen una posición al interior de los cabildos municipales, aduciendo que les corresponde un lugar en las regidurías e incluso la Sindicatura por representar a un sector clave como los trabajadores. Algunos de estos funcionarios siguen manteniendo sus prácticas tradicionales de políticos sin vinculación con sus bases, hay otros casos interesantes de nuevas lideresas, como la Diputada Sol Merino, emergida de la CROC, en Baja California que ha hecho un trabajo importante en la problemática de la equidad de género.

La otra cara de la moneda, la constituye la debilitación sindical,  en donde, los mismos sindicatos fueron los causantes de su debilitamiento. Citemos dos experiencias: la primera, el caso de  sindicatos que se auto-debilitaron  asumiendo una política defensiva, tratando de mantener lo que pudieron ante la reestructuración y flexibilidad sin oponer resistencia alguna a los requerimientos empresariales, presentándose como flexibles y productivos. Estos son los sindicatos que aceptaron recortes de personal y de su contrato colectivo, algunos de ellos se situaban en las ramas siderúrgica, minera y petrolera, quienes también han sido considerado parte de los sindicatos oficiales;  la segunda integrada por los sindicatos que desde una falsa concepción de la modernidad y de la flexibilidad, se convirtieron en organizaciones subordinadas a las empresas, constituyéndose en una verdadera involución sindical, al desapegarse abiertamente de sus agremiados, basten dos ejemplos: el sindicalismo subordinado que encontré en la CROM de los años 80 y 90 en Baja California, y el sindicalismo de la CTM en San Luis Potosí, particularmente con el caso de BMW, al que denomine sindicalismo digital, en donde sin planta, sin trabajadores, y a través de un contrato firmado virtualmente, que por cierto se encontraba disponible en tres idiomas, se sindicalizaba a los trabajadores. Como se puede observar, el sindicalismo oficial  no lo ha derrotado nadie, sino el mismo con sus prácticas laborales defensivas y el olvidarse de sus bases, factor central de su existencia.

Para finalizar, mantenerse en un escenario en donde la opinión de las bases resulta central, resulta necesario que el sindicalismo oficial  abandone o revise prácticas tradicionales y anacrónicas a las que parece aferrarse: primero, está el miedo al cambio, conozco líderes sindicales que les atemoriza lo virtual, las redes digitales, y quizá, lo más importante, abrirle la participación a sus bases. En la actualidad, es un hecho que  abrirse como organización a sus trabajadores, a nuevas formas de comunicación les garantizará su persistencia. Segundo, la necesidad de nuevos liderazgos, desde los años noventa, con la reestructuración industrial, la CTM, delineó una escuela para formar a jóvenes líderes más preparados que confrontaran los nuevos retos, sin embargo, al final los viejos liderazgos impidieron que estos jóvenes tuvieran una participación importante en la modernización, desde una perspectiva obrera, tercero, la necesidad de una cohesión sindical resulta central, durante la pandemia el líder del SJOIIM invitó a todos los líderes cetemistas del norte a cerrar filas y exigir el cierre de empresas para proteger a los trabajadores, nadie lo siguió y cada quien implementó los acuerdos que consideró adecuados, finalmente, está la colaboración internacional, los líderes oficiales están marcados por el nacionalismo a ultranza, y también la mala fama que pesa sobre los sindicatos mexicanos, recordemos que por las malas prácticas fueron expulsados del ámbito internacional en el año de 2018 , https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Expulsan-a-la-CTM-y-CROC-de-la-mayor-central-internacional-20181211-0021.html, quizá esta apertura democrática podría constituirse en el escenario idóneo no sólo para reestructurar las relaciones con sus bases sino para vincularse con sus hermanos sindicalistas de otros países. En tiempos de democracia sindical todas las organizaciones sindicales que prueben vinculación con sus trabajadores, independientemente de su filiación, deberían ser bienvenidas y partir de un piso parejo para todos.

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