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Opinión

Apuntes sobre Belisario Domínguez

Por: Elena Poniatowska

Rosario Castellanos, la notable escritora chiapaneca, solía contarme algunas anécdotas de Belisario Domínguez e insistía en que era un médico totalmente entregado a la población de Comitán (donde ella nació), tanto así, que les regalaba medicinas y a veces los alimentaba cuando veía que en realidad su enfermedad era hambre. Aunque el padre de Rosario, terrateniente, estableció una gran diferencia entre indígenas y coletos, y a él le parecía normal y necesario que “los indios” caminaran a media calle, entre carruajes y animales, mientras los coletos lo hacían en la banqueta.

El historiador José de León Ruiz escribió una biografía de Belisario Domínguez que se imprimió en 1954 de manera póstuma. Se trata de una compilación de datos históricos y artículos sobre el héroe chiapaneco. “La pequeña ciudad de Comitán siempre se ha distinguido entre los pueblos del estado de Chiapas por su inclinación a los principios liberales; fue la primera en declarar la libertad de la provincia, rompiendo la cadena de sumisión que nos uniera a los conquistadores, al proclamar su independencia antes que toda la América hispana”.

Chiapas es una tierra generosa llena de bosques, selvas y cascadas, pero sobre todo es la cuna de Belisario Domínguez, Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Eraclio Zepeda, Óscar Oliva y la de otros personajes de la historia de México como Emilio Rabasa, quien escribió La bola y El cuarto poder; la cantante Amparo Meza Cruz, de Tapachula; Zeferino Nandayapa, quien lanzó la marimba chiapaneca al mundo (Rosario tenía una en su casa en la avenida Constituyentes). En el caso de Jaime Sabines, su poesía sigue tan vigente que los jóvenes enamorados la saben de memoria, como sucedió una vez en el teatro de la Tigresa, el Fru-frú. Sabines no encontraba un poema, “Los amorosos”, en su volumen de poesía completa del Fondo de Cultura Económica, y una muchacha gritó: “Página 72”. También Eraclio Zepeda, ganador del Xavier Villaurrutia en 1982, conoció la popularidad convertido en Pancho Villa, ya que, además de su obra Villa, tiene ahora su bigote, sus ojos, y la elocuencia de su verbo.

En la política, Chiapas también ha tenido a notables personajes que le dan su nombre a algunos municipios: Manuel Larráinzar Piñero, Ángel Albino Corzo Castillejos y Joaquín Miguel Gutiérrez, pero el más recordado es Belisario Domínguez, quien denunció en el senado al horrible Victoriano Huerta, el 29 de septiembre de 1913. Jamás ha vuelto a oírse un discurso tan incendiario, sus palabras nunca han tenido paralelo, Belisario Domínguez es único e irrepetible.

“Durante el gobierno de don Victoriano Huerta, no solamente no se ha hecho nada en bien de la pacificación del país”, dijo don Belisario. “La situación actual de la República es infinitamente peor que antes (…)”

El héroe chiapaneco nació en Comitán, el 25 de abril de 1863, en plena invasión francesa. Su tío José Pantaleón Domínguez fue gobernador militar de Comitán entre 1846 y 1876. Su padre defendió Comitán en 1859, en medio de la Guerra de Reforma, y Belisario Domínguez estudió primero en el Liceo Popular José María Ramírez y, para mi beneplácito, aprendió francés. Rosario Castellanos conocía bien la literatura francesa, sobre todo la religiosa, y muchos chiapanecos han sido reconocidos por Francia. Quienes más se apasionaron por la guerra del subcomandante Marcos en años recientes fueron franceses, entre ellos Danielle Mitterand, esposa del presidente de Francia. Muchos médicos, entre otros el cardiólogo Ignacio Chávez, se formaron en la escuela de medicina francesa.

Belisario se especializó en anatomía patológica y en farmacología, lo cual es muy útil en un sitio como Comitán, y ayudó a muchos habitantes en lo que se refiere a higiene.

Para mantenerse en París, dependió del dinero que su padre le enviaba. Tras 10 años de trabajo en el hospital Broussais La Charité, se convirtió en un excelente médico cirujano y atendió tanto enfermedades ligadas con la oftalmología como partos de francesas muy gritonas.

Fiel a sus convicciones, Belisario defendió la soberanía nacional, inclinó a los senadores al patriotismo y, sobre todo, deshizo al traidor Victoriano Huerta: “Penetrad en vosotros mismos, señores, y resolved esta pregunta: ¿Qué se diría a la tripulación de un gran navío que en la más violenta tempestad y en un mar proceloso, nombrara piloto a un carnicero que, sin ningún conocimiento náutico, navegara por primera vez y no tuviera más recomendación que la de haber traicionado y asesinado al capitán del barco?”

Casado con una guatemalteca, tuvo cuatro hijos, pero todos los comitecos de bien se consideran suyos. A Rosario Castellanos, quien enfermó de tuberculosis en México, le impresionó mucho que don Belisario se ocupara de los más pobres y montado a caballo corriera a socorrerlos a cualquier hora y les regalara los medicamentos. Don Belisario atendió muchos partos y todavía hoy algunos viejos reiteran su gratitud en Comitán y repiten: “Ese sí era un gran médico”.

En la Ciudad de México vivió en Revillagigedo, que es una calle de periodistas, porque ahí y en Bucareli se instalaron los grandes periódicos. Se dice que muchos diaristas lo visitaban y se preocupó por los obreros. Trabajó para las aseguradoras La Nacional, La Mexicana y El Sol de Canadá. Los periodistas sabemos que escribió en varios diarios y habló en muchas ocasiones del periodismo educativo, de lo útil y lo importante que era leer un diario, que era indispensable que los niños leyeran. Su primer texto, “Chiapas”, apareció en una hoja suelta en abril de 1903: “Y sin embargo de poseer tantos elementos de riqueza, Chiapas es uno de los estados más pobres y más desgraciados de la República (…) En Chiapas no hay caminos, porque no hay escuelas; no hay periódicos, porque los gobernadores en vez de ocuparse del engrandecimiento y prosperidad del país, se dejan cegar por la ambición y sólo se afanan en hacerse ricos a expensas del Estado. Ésa ha sido la triste historia de Chiapas, ésa es su historia actual”.

Según Rosario Castellanos, Belisario fue un gran educador, se preocupó no sólo por la salud de los niños, sino por que tuvieran una buena escuela, quería que todos ejercieron un oficio y escribió: “Que los periodistas sólo desempeñan el papel de noticieros y no el elevado cargo de educadores del pueblo y defensores de los intereses sociales”.

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