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«Toda fortuna es trabajo humano que ha sido expropiado»: Hernán Díaz

Por: Alondra Flores Soto/ La Jornada

Libros. Foto: La Jornada/ archivo

Por: Alondra Flores Soto/ La Jornada

«Una fortuna es plusvalor de un modo u otro, es trabajo humano que ha sido expropiado«, señaló en conferencia de prensa el escritor Hernán Díaz (Buenos Aires, 1973), al hablar sobre su novela Fortuna (Anagrama), situada en el mundo de las finanzas y la bolsa de valores.

Afirmó que «la habladuría en torno al dinero es una especie de discurso que está en contra de la vida misma. Es tan horrible, repulsivo, seudotécnico, rígido. Creo que en general no resulta demasiado apetecible como tema para una novela«.

Un hombre, desde su mansión en el Alto Manhattan y con su exponencial riqueza, es el punto de partida que busca «demoler las expectativas iniciales de lectura y reconstruirlas en otro género, otra voz«, expuso el ganador del Premio Pulitzer sobre lo que llama una novela discretamente experimental, que sobrescribe múltiples voces y géneros para cuestionar esta línea evanescente y tenue que divide la ficción de otros discursos, reveló.

«Aunque el dinero es esa fuerza que determina todas las relaciones que establecemos a diario, al mismo tiempo es un gran tabú. Hay una gran incomodidad en torno al dinero y especialmente en Estados Unidos, una mojigatería muy fuerte, que creo que tiene que ver con cierta tradición puritana. Una vez más hay un disonancia muy grande entre esta fuerza que lo permea todo y el silencio que la rodea«.

Obtener el Pulitzer desplazó sus puntos de referencia, señaló en una conferencia de prensa virtual desde Nueva York, adonde se mudó hace 25 años. Se dice orgulloso de su acento porteño, aunque él tenía dos años cuando su familia se mudó a Suecia y regresó a Buenos Aires para la formación universitaria.

El fondo emblanquecido de la pantalla no permite conocer más del lugar donde está, aunque en un momento volteó a un costado, hacia la que indica es su biblioteca personal, en la que es posible adivinar un extenso número de títulos, acervo al que ya sumó tres de su autoría.

«Las huellas digitales de mis lecturas están en todas partes, en todo lo que escribo», asegura y remarca el interés en que se noten: «El material primordial de la literatura es más literatura. Y emoción«. Melville y Cervantes figuran en sus influencias, en una larga enumeración de nombres: George Eliot, las hermanas Brontë, Dickens, Beckett, por supuesto Borges, Rulfo, Saer y hasta más actuales, Joy Williams y Anne Carson.

«Por un momento pensé que ese iba a ser mi destino, que iba a ser alguien que se dedicaba a la teoría literaria, recuerda el también profesor en la Universidad de Columbia. En su paso por la Facultad de Filosofía y Letras, en Argentina, sus influencias tenían que ver con el canon de la deconstrucción con Husserl, Heidegger y Nietzsche. Fue Derrida la razón para mudarse a Nueva York y estudiar con él. Otro costado está más relacionado con la tradición del idealismo y el marxismo, Adorno es una presencia muy importante«.

El Pulitzer en ficción que le fue otorgado a principios de mayo «cambió todo de modo drástico. Siempre estuve en el mundo de la literatura. Hasta hace unos meses no tenía claro la presencia que tiene en la sociedad estadunidense, ha sido fuerte el reconocimiento y el cambio». Actualmente colabora en la adaptación para televisión de Fortuna en una serie para HBO, en la que participa la actriz Kate Winslet. La huelga en Hollywood ha significado un impasse, aunque las demandas son muy justas, opinó. «Ya que vamos a hablar del capital, la disparidad entre lo que ganan los ejecutivos y los guionistas es abismal«.

Con la obra recién traducida al español y distribuida en América Latina, el autor tiene en puerta una visita a nuestro país en septiembre, donde tendrá actividades en la Ciudad de México y en el Hay Festival en Querétaro.

Al inicio de su segunda novela estuvo la idea del dinero, al igual que la desconexión entre el acceso total y la soledad. ·»Muy rápido descubrí para mi sorpresa que en el canon estadunidense no había novelas del proceso de acumulación de capital«. Las hay sobre fenómenos en torno al dinero, principalmente cuestiones de clase, excentricidades de los extremadamente pudientes o la opresión de los subalternos.

«Otra cosa que constaté, no puedo decir que me sorprendiera, es la ausencia absoluta de mujeres en estas épicas del capital. Esto pasó a ser un interés central para mí en la novela«. La voz femenina se abre paso en este silencio.

El protagonista no es alguien que con tenacidad saliera de la pobreza, sino que proviene de varias generaciones de hombres ricos, entre ellos su padre, dedicado al tabaco. Este magnate se presenta a sí mismo como el hombre que se ha hecho a sí mismo, sin ayuda de nadie. Su trabajo, su ingenio, agudeza y ardor lo han llevado al pináculo del mundo de los negocios. Sabemos que es una mentira, una fortuna es plusvalor de un modo u otro, es trabajo humano que ha sido expropiado.

Afirma que su proceso de escritura se hace en un caos absoluto, con notas que parecen una pila de basura. Pero, citando a Nabokov, es como un ave que apila ramitas, plumas, piedras, sin ningún propósito claro; de golpe se encuentra rodeado de estos objetos y es un nido.

En Trust, título original en inglés, Hernán Díaz apiló voces para el relato, en lo que podría ser una caja con piezas de rompecabezas, «pero la analogía se resquebraja porque me interesa que las piezas no encajen perfectamente porque esa es nuestra experiencia del mundo«.

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