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México

Presenta Gutiérrez Müller “Feminismo Silencioso” en el Zócalo

Por: Arturo Cano y Ángel Vargas / La Jornada

Ciudad de México, 13 de agosto. En la primera fila estaban las planas mayores de los gobiernos saliente y entrante: el presidente y la presidenta, además de los titulares de la Defensa, Marina, Gobernación, Seguridad y el jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Solamente unos cuantos, los primeros de la larga fila que se armó horas antes, lograron un lugar bajo la carpa colocada en una esquina frente al Palacio Nacional. El resto, unos centenares, siguió la presentación (a medias, porque el sonido era deficiente) amontonándose para tratar de escuchar algo o -sobre todo- ver si el presidente estaba ahí.

Era la tarde de Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien eligió el Zócalo para presentar su más reciente libro, que lleva por título “Feminismo silencioso. Reflexiones desde el yo, el nosotros, el aquí y el ahora”.

A tono con el título y el contenido del libro, se habló de feminismo y de silencios.

En su mensaje final, la autora abordó sobre el silencio “como forma de protesta”.

Una pequeña ovación acompañó las palabras que siguieron: “ya se acabaron los privilegios de la clase gobernante, porque todos somos iguales, que quede claro”.

Muchas personas fuera de la carpa alzaban en alto sus libros recién comprados y pedían autógrafos, a gritos. Otros pegaban sus celulares a los oídos, tratando de escuchar las transmisiones en vivo que hicieron los sitios oficiales de Canal Once o la Secretaría de Gobernación.

La autora escuchó la petición de firmas y dijo que ya habría tiempo, que este día no porque “le daríamos mucha lata a la policía”.

No hubo firmas, pero sí un mensaje final sobre el silencio como forma de protesta, dirigido a quienes ocuparán sus cargos el primer día de octubre: “a los que van ahora a gobernar, empezando por nuestra presidenta por supuesto, apoyarlos desde luego, pedirles que nunca se olviden de dónde vienen, así de simple. Y que si guardamos silencio nuevamente… algo andamos protestando”.

La última frase fue acompañada por un gesto con el dedo índice y la mirada de quien anticipa que estará atenta.

Antes, los presentadores fueron pródigos en elogios a la obra y a la autora.

“Es una de nosotras, no se nos fue a la nube, como muchos se van”, dijo la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, en la mesa de presentadores.

La autora había dicho que la gobernadora es un buen ejemplo, una gran mujer que “ha tenido que padecer ataques misóginos, machistas, que no sólo vienen del mundo masculino”.

El periodista Pedro Miguel destacó el papel de Gutiérrez en la “abolición” de la figura de la primera dama mientras, en los bordes de la carpa, algunos ciudadanos adaptaban las consignas: “¡Es un honor estar con Bety hoy!”

Raquel Serur, embajadora en Ecuador, se refirió a la rabia de las jóvenes feministas que se han manifestado en este mismo Zócalo y dijo que en Gutiérrez tuvieron una “cómplice de lucha”.

La periodista y productora, Verónica Velasco, teorizó sobre el “feminismo humanista”, frente al presidente que acudió como “oyente” y que días antes se había referido al feminismo como una corriente de pensamiento “válida” pero elitista, porque no considera a todas las mujeres.

La presentación fue a ratos un mitin: “¡Claudia, Jalisco te necesita!”, gritaba una señora mayor, que vino de Guadalajara especialmente al evento, convencida del “fraude electoral de Movimiento Ciudadano”.

“Los amamos”, se leía en muchas cartulinas que “obradoristas de corazón” llevaron para despedir al presidente. Un consejo nacional indígena hacía sonar un caracol y su líder sostenía un pergamino en el que pedía la reelección del presidente: “AMLO 2024-2030”.

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