Hacer justicia donde en la vida no la hay, la ventaja del lenguaje narrativo: Ángel de la Calle
«Soy totalmente maniqueo, no soy nada religioso, en el sentido de que el mal es un demonio que te hace hacer; no, no hay ningún maligno que venga y que te diga que asesines, que hagas desaparecer a 30 mil personas, no puede haber ningún ser sobrenatural que venga y te lo meta en la cabeza, tú eres malo, tienes unos intereses y por eso ejecutas a esta gente. Al hacer un relato histórico no se habla del pasado realmente, sino del presente. Cuando hablamos en España de la guerra civil no estamos hablando de los años 36 al 39 (del siglo XX), hablamos de ahora mismo y aquí pasa exactamente lo mismo; cuando (el presidente Andrés Manuel) López Obrador cita a Benito Juárez en las mañaneras, no está hablando de ese tiempo, sino de ahora. Si algo tiene de bueno la historia es que es el centro del debate cultural, ideológico y político del momento siempre», afirmó en entrevista el narrador gráfico Ángel de la Calle (Salamanca, 1958), quien se halla en México para presentar su historieta Pinturas de guerra, publicada por el Fondo de Cultura Económica.
«Me gustan las historias con final feliz, porque la ventaja del lenguaje narrativo, de la novela, de la poesía, del cine, del cómic, de las series de televisión, es que pueden hacer justicia donde en la vida no la hay. Un gobernador puede ser un ladrón, un asesino y lo que tú quieras, pero sabes que por mucho que lo intentes, se va a librar, no va a acabar nunca en la cárcel, pero en la literatura, sí. En la novela puedes hacer que acabe en el bote y se pudra ahí, el malvado. Por eso la narración de alguna forma satisface deseos que no se cumplen», apuntó De la Calle, quien estuvo el viernes en la Feria Internacional del Libro de Monterrey, y presentará Pinturas de guerra en la Feria Internacional del Zócalo de la Ciudad de México mañana a las 18:15 horas.
Pinturas de guerra, publicado por primera vez en España en 2017 ha sido galardonado en ese país y en Brasil, «pero lo más importante para un autor no son los premios, sino los lectores, y que el libro sea traducido a seis lenguas, y esté publicado en 10 países, significa que hay lectores, eso es mucho mejor que un premio; y los mexicanos son maravillosos, lo sé porque este texto gráfico ha tenido una respuesta impresionante».
Sobre las traducciones de sus trabajos y que los personajes de su reciente escrito sean artistas de América que confluyen en París por las represiones políticas en sus respectivos países. el autor comentó que las versiones “al griego, al francés, al italiano, al portugués, ofrecerán a los hispanoparlantes en un solo acento del español, que será el de España, el que conocen los traductores. Pero para mí no tenía ningún sentido que, con la gran riqueza que tiene nuestra lengua, que es una de las más grandes armas que tenemos los hispanohablantes para defendernos en el mundo, teniendo el segundo idioma más hablado, no presentara a los personajes con sus acentos propios, lo que sin duda volverá locos a los traductores.
«Pero un argentino, un uruguayo, una chilena, un mexicano, lógicamente tienen que hablar como lo hacen en sus propios países. Y para eso tuve mucha ayuda del mexicano Paco Ignacio Taibo, el uruguayo Rodolfo Santullo, el guionista chileno Carlos Reyes, el escritor Ángel Morfino y Laurita Hernández, también guionista de cómics y dibujante, hicieron que los argentinos hablaran argentino. Esto para mí era muy importante, porque tenemos una lengua muy rica y cada país la hace más todavía, lo que debía reflejarse en una obra así».
El también autor de trabajos teóricos sobre el narrador gráfico italiano Hugo Pratt, creador del cómic fundamental Corto Maltese, y en cuanto a la tira para periódicos El Fantasma del estadunidense Lee Falk, apuntó “todas las obras son colectivas, porque está el talento, el esfuerzo, la habilidad del tipo que lo pone en la pared, o en la hoja, o en la pantalla, pero siempre es una obra colectiva, sin los que vinieron antes que tú no podrías hacerlo, nadie se levanta una mañana y dice ‘voy a inventar la novela’; no, has leído escritos de otros y quieres hacer algo similar, ni nadie se levanta y dice ‘inventaré el cine’, no, ha visto muchas películas. Es lo mismo en el cómic, desde que tenía tres años y no sabía leer, ya los estaba intentando descifrar, y lógicamente los hago porque es uno de mis lenguajes de expresión, pero todo es siempre colectivo. Y tener el apoyo de tus amigos para cualquier cosa que haces, demuestra que los tienes y la amistad es lo último que perdemos”.