Despiden con afecto y respeto a Ortiz Pinchetti
Desde temprana hora, decenas de familiares y amigos acudieron ayer a dar el último adiós a José Agustín Ortiz Pinchetti, fallecido el sábado. Junto a su legado y aporte a la democracia mexicana, de manera unánime, colegas y compañeros de lucha prefirieron destacar primero su lado humano y sus principios.
A lo largo del día asistieron desde ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), integrantes del gobierno federal, representantes de distintas instancias de justicia, como el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, hasta sus colaboradores en la Fiscalía Especializada en materia de Delitos Electorales (Fisel) que encabezaba.
Las dos salas de la funeraria Gayosso, donde fue velado, en la avenida Félix Cuevas en el sur de la Ciudad de México, fueron insuficientes para dar cabida a la misa de cuerpo presente organizada en ese lugar.
Participaron en la ceremonia religiosa y acompañaron a la esposa del también articulista fundador de La Jornada, la ministra de la Corte Loretta Ortiz Ahlf, así como a sus hijos. Se mantuvieron prácticamente todos de pie para permitir el acceso a la mayor cantidad de personas, en medio de rezos y oraciones a las que se unieron familiares y quienes lo acompañaron desde distintas trincheras en su ejercicio profesional.
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Frente a sus allegados, Ortiz expresó su orgullo por los años junto a su pareja. Ella contó que «están muy orgullosos de quien fue: el maestro. Vivió una vida plena».
El ex secretario del Trabajo y Previsión Social Roberto Campa Cifrián relató «el orgullo para ella de haber estado casada con don Agustín, y para nosotros de haber tenido una relación de amistad con él».
En diferentes horas del día acudieron a dar el pésame a la familia distintos ministros de la Corte. Por la tarde lo hizo su presidenta, Norma Piña, y horas antes lo hicieron Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Luis María Aguilar Morales, Javier Laynez Potisek y Juan Luis González Alcántara Carrancá.
Ortiz Mena, sobrino de Ortiz Pinchetti, se detuvo a su salida para ofrecer algunas palabras sobre el abogado. «Yo más bien puedo hablar de quien fue pariente mío, somos parientes por el lado Ortiz, es una persona que quise mucho, alguien que conozco desde hace mucho tiempo y se me fue un tío».
Lo calificó de una persona con «una rectitud increíble, un abogado fuera de serie y un hombre de unos principios y una actitud ética y moral ante la vida que debería ser un ejemplo para todos nosotros».
Entre los constantes recuerdos sobre su vida profesional, el consejero de la Judicatura Federal Bernardo Bátiz apuntó que «la Cuarta Transformación es obra de un gran líder y de un pueblo, y de muchos colaboradores, entre ellos está él sin duda alguna». También mencionó su lado humano, y declaró que fue «un hombre íntegro que luchó por México toda la vida, con sus convicciones y un compañero muy cercano de luchas y muy buen amigo».
En la misa de cuerpo presente que se realizó poco después de mediodía, estuvo la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, así como el senador de Morena César Cravioto.
Al referirse al también ex consejero del entonces Instituto Federal Electoral (IFE), Cravioto sostuvo que fue un referente para la vida pública del país y «una de las personas más importantes en el proceso de transición y de fortalecer la democracia». Como diputado de la izquierda, «tomó partido en el proyecto de transformación en Morena», y en el ámbito personal, fue un gran amigo y alguien de quien aprendió por su calidad humana, recordó el senador.
Junto con el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador «fincaron los principios de la democracia principalmente, eso lo tenemos muy claro», agregó el titular del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (PJCDMX), Rafael Guerra.
Su faceta como legislador no pasó desapercibida. Campa Cifrián apuntó que fueron compañeros «en la Legislatura del desafuero, yo subí a hablar siendo priísta en contra del desafuero y construí una relación con don Agustín».
Un gran político, pero mejor persona, fue la constante entre las decenas de quienes acudieron a despedirse de «don José Agustín».