¿Quién es Cristina Rivera Garza, la escritora mexicana que ganó el Pulitzer?
La escritora Cristina Rivera Garza nació en la ciudad fronteriza de Matamoros, Tamaulipas, el primero de octubre de 1964. Formada como socióloga urbana en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha publicado más de una veintena de libros, en los cuales aborda temas como la violencia, la migración, el feminismo, la identidad y la salud mental.
También es doctora en historia de América Latina por la Universidad de Houston, en Texas. En 2021, ganó el Premio Xavier Villaurrutia por su obra El invencible verano de Liliana, donde narra las dolorosas circunstancias del feminicidio de su hermana, perpetrado en 1990.
Algunos de los títulos que ha publicado son La más mía, Sin puertas visibles, Historias verdaderas de crímenes en el México moderno, Nadie me verá llorar, La cresta de Illón, Ningún reloj cuenta esto, Lo anterior, La muerte me da, Los textos del yo, Frontera más distante, Ningún crítico cuenta esto, La Castañeda: Narrativas dolientes desde el manicomio general, Había mucha niebla o humo o no se qué y El invencible verano de Liliana.
Reflexiones del terror
En 2022, en el ciclo Dialogar con los que Leen, organizado por la Universidad de las Américas Puebla, aseguró que los libros nos ayudan y dan suficiente información sobre sus personajes, pero también «nos permiten seguirlos imaginando y hacerlos nuestros».
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Además, desde enero de 2023, Rivera Garza es integrante de El Colegio Nacional, que la reconoció como una autora que trata temas de actualidad en nuestro país, con un trayectoria reconocida y cuya labor será esencial para promover la literatura contemporánea.
Destaca su análisis de la violencia que imperó durante el sexenio de Felipe Calderón, ante lo cual publicó Dolerse: textos desde un país herido (2012), con la editorial independiente Sur+. Al respecto, declaró en entrevista con La Jornada que hacía falta una reflexión sobre el papel del Estado: “El terror provoca miedo y el impulso de salvarse; mientras el horror –por lo que se ha caracterizado esta guerra calderonista– ha sido un espectáculo que no sólo atenta contra la vida, sino contra la condición humana; es un proceso que desfigura y acaba con la esencia del ser”.