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Cultura

Periodismo, instrumento de solidaridad con los seres humanos

Por: Mónica Mateos-Vega / La Jornada

Ciudad de México, 3 de febrero.- El periodismo es un instrumento de solidaridad con las personas y la vida, afirma José Garza (Monterrey, 1971), autor de libro Las oponentes: talento y resistencia, en el cual presenta cuatro ensayos dedicados a Oriana Fallaci, Elena Poniatowska, Arundathi Roy y Alma Guillermoprieto, mujeres que han dejado parte de su vida en el oficio, todas ellas un referente y una provocación para las nuevas generaciones de comunicadores.

Editado por las universidades Autónoma de la Ciudad de México y de Sinaloa, este texto pretende compartir la experiencia llena de gozo y entusiasmo, como lector, de conocer esa antigua y vigente noción de la profesión periodística y una manera de aprenderlo, porque precisamente las obras estudiadas integran una materia: la cosmogonía del periodismo, añade Garza en entrevista con La Jornada.

El también editor y promotor cultural considera que la tendencia actual por el uso de las nuevas tecnologías electrónicas favorece el conocimiento inmediato de la información, “y homogeniza, pero hay en la humanidad una serie de estímulos de resistencia a lo recalcitrante de la globalización. Se encuentran en la manifestación de la pluralidad y la diversidad que dan como resultado productos mestizos, híbridos. El periodismo existe para reflejar eso, para ser eso, sobre todo cuando la cualidad de los relatos es heterodoxa y hasta contestataria.

De hecho, la misión del periodismo es política y moral. Los relatos estudiados en este libro son registro de las luchas por la justicia y la igualdad, la inteligencia y la sensibilidad. Es así un instrumento de solidaridad con las personas y la vida. Se está del lado de los oprimidos y de la historia en plena marcha y en pugna con el poder, como lo muestra Guillermoprieto.

«Se hace como oponentes contra quienes ostentan la autoridad a toda costa, como lo ensayó Fallaci en sus entrevistas, y del lado de los derechos civiles reivindicados por Poniatowska y Roy. Para mantener la vigencia del reportaje como sentido de la realidad, de la vida, como evidencia de que la vida está para gastar suelas como reportero, hasta dar con el hallazgo que, vuelto narración en un relato, proporcione en los momentos de desaliento la certeza de la esperanza y la sabiduría de la empatía entre los se-res humanos».

Garza puntualiza que el hilo conductor que une a las autoras que presenta en Las oponentes: talento y resistencia “proviene de un linaje común: el relato periodístico. Textos hechos por ellas, como Entrevista con la historiaAl pie de un volcán te escriboLa noche de Tlatelolco y El final de la imaginación son piezas híbridas, mestizas, heterogéneas, precisas en sus descripciones, en datos, en detalles para visibilizar de manera creíble hechos reales y verdaderos. Historias que como noticias estarían olvidadas, pero cuyas reconstrucciones permiten mantener vigente ya sea la voz de Arafat, el dilema de los pepenadores de basura en la Ciudad de México, la tragedia del 2 de octubre o la carrera armamentista en Oriente”.

Hace 12 años, el periodista regio publicó De realidades, ficciones y otras noticias, ensayos sobre la obra de autores clásicos que son ejemplo del mestizaje entre el periodismo, la literatura y la historia.

Entonces, recuerda, buscó elaborar una teoría sobre el porvenir del oficio, luego de la fusión de los géneros y la convergencia de medios, soportes electrónicos y convencionales.

“Verifiqué que el concepto de periodismo está vinculado a su existencia como instrumento de solidaridad con la vida y con los seres humanos; esta noción implica asumir actitudes personales en el ejercicio profesional y desarrollar hasta sus máximas consecuencias las posibilidades narrativas de los géneros periodísticos.

«Ahora, esta selección de cuatro autoras fundamentales forma parte de aquella reivindicación literaria de la narración periodística, tal como se ha hecho desde el siglo XVIII, pero sin perder el rigor con el que deben aplicarse, con implacabilidad y exactitud, las reglas del juego de la profesión: no inventar, no mentir, no tergiversar. Es una vuelta al origen y a su naturaleza esencialmente narrativa. La revisión de la obra de estas mujeres fue iluminador y estimulante«, concluyó el autor.

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