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Cultura

Gabino Palomares, medio siglo en la canción de protesta

Por: Zavianny Torres Baltazar

Los Pinos. En sus Apuntes de 1934, el general Lázaro Cárdenas del Río escribía: “30 de noviembre. En el Estadio Nacional rendí hoy mi protesta ante las Cámaras de la Unión como Presidente Constitucional de la República. (…) Determiné no vivir en el Castillo de Chapultepec, que ha venido sirviendo de residencia al presidente de la República, para que el público pueda visitarlo con toda libertad. Un 95% de la población no conoce el interior del Castillo, que es de gran atractivo por su ubicación y sus antecedentes históricos”. 

Esa decisión fue acompañada de mudarse a Los Pinos, conocido hasta entonces como el Rancho de La Hormiga, y residencia oficial de los presidentes de la República desde Lázaro Cárdenas hasta la pasada administración.

Durante décadas, Los Pinos fue habitada por la familia presidencial. Cada uno de los gobernantes realizó modificaciones, según sus necesidades y gustos. Una construcción resalta por su tamaño y lo faraónico de sus acabados: la Casa Miguel Alemán, así conocida porque fue ese presidente quien la mandó construir. Enrique Peña Nieto fue el último en habitarla. Su lujosa construcción tardó cuatro años, entre recámaras totalmente equipadas, cocina monumental, salones de reuniones, oficinas ostentosas, materiales y acabados de primera, sala de cine, alberca techada… 

Foto: cortesía

En un acto simbólico, el actual presidente Andrés Manuel López Obrador tomó la decisión de ya no habitarla y abrir el acceso gratuito al público en general. Y menciona que es importante exponer la forma en los presidentes anteriores a él vivían con lujos y excesos.

Es aquí donde Gabino Palomares –uno de los íconos mexicanos de la canción de protesta, desde hace cinco décadas– nos concede la charla y recorrido…

Gabino Palomares es hijo de padre y madre campesinos, quienes después se metieron de peones de vía. Dice tener una vida llena de chapopote, pues creció entre los trenes. Es lector asiduo de la historia de México, de poesía, novelas. Entre sus maestros entrañables se cuentan los de oratoria, de poesía. Aunque estudió ingeniería química, daba clase de literatura. Llegó a vivir a la ciudad de México en 1974, durante un periodo de mucha efervescencia política en el país y en Latinoamérica.

En esos años conoce a Amparo Ochoa, al Maylo de Los Nakos, a José de Molina, y ellos lo van introduciendo al ambiente de la música de sentido social y de protesta. Cuando Amparo Ochoa conoció La maldición de Malinche, la adoptó y la llevó por todo el continente europeo, por toda América.

Gabino nació en Comonfort, Guanajuato; pocos meses después sus padres lo llevan a vivir a San Luis Potosí, donde estudia la universidad, misma que abandona cuando repara en que lo suyo es la literatura. Llegó a la capital sin intenciones de ser cantante; fue Amparo Ochoa quien lo metió a la cantada.

Foto: cortesía

A partir de ese hecho su vida cambió, su forma de ver el mundo. Se vinculó con los movimientos sociales. Y muy pronto celebrará sus primeros 50 años de trayectoria.

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