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Cultura

Murió Maryse Condé a los 90 años

Por: Reyes Martínez Torrijos / La Jornada

La escritora guadalupeña Maryse Condé, quien en una treintena de obras abordó temas como África, la esclavitud, el colonialismo y el poscolonialismo, falleció la noche del lunes en el hospital de Apt, en el departamento francés de Vaucluse, así lo informó el esposo y traductor de la narradora, Richard Philcox, según Afp.

Su editor de toda la vida, Laurent Laffont, dijo que la narradora sufrió “una enfermedad neurológica que afectó su visión hasta el punto de tener que dictar su última novela, El Evangelio según el Nuevo Mundo (2023), pero aun así disfrutó de la celebración de su cumpleaños 90, en febrero, acompañada por familiares y amigos”, reportó la agencia Ap.

«Estaba sonriendo, estaba alegre», recordó Laffont, quien por lo demás la recordaba como una mujer de una intensidad y generosidad poco comunes. «Fue una despedida maravillosa, una despedida realmente grandiosa».

Existe una confusión sobre su edad. La mayoría sostiene que nació en 1937, pero su editor afirmó que falleció a los 90 años, por lo que debió haber nacido en 1934.

El presidente francés, Emmanuel Macron, consignó en la red social X: «Gigante de la literatura, Maryse Condé ha pintado un cuadro de dolor y esperanza, de Guadalupe a África, del Caribe a Provenza. En un lenguaje de lucha y esplendor único y universal. Libre».

Condé fue una de las más constantes candidatas al Nobel de Literatura, que nunca obtuvo. En cambio, recibió el Premio de Literatura de la Nueva Academia en 2018, una iniciativa ciudadana que reconoció su obra cuando la Academia Sueca retrasó la entrega del máximo galardón de las letras mundiales debido a un escándalo de agresiones sexuales dentro de ese comité.

Los organizadores del reconocimiento alternativo sostuvieron que se adjudicó a Condé porque «en sus obras, con un lenguaje preciso, describe los estragos del colonialismo y el caos del poscolonialismo».

La escritora francófona recreó en novelas, cuentos, obras de teatro y memorias el pasado desde la Nueva Inglaterra del siglo XVII hasta la Europa contemporánea. Tenía casi 40 años cuando publicó su primera novela.

La mexicana Editorial Elefanta tradujo al español la novela Travesía del manglar de la autora nacida en Pointe-à-Pitre, en la isla de Guadalupe. La Jornada públicó un adelanto de esta obra el 24 de noviembre de 2018.

El sello difundió en la red social X su pésame por el deceso de Condé, a quien describió como una «escritora fundamental del Caribe, la diáspora y el poscolonialismo en el mundo. Una intelectual y activista pionera. Vivió en África, América y Europa».

La española Impedimenta difundió por el mismo medio que la novelista «deja atrás una obra absolutamente magistral, que nos ha emocionado desde siempre y que ha sido una de las columnas vertebrales de esta editorial».

A través de la red social, Casa de las Américas y el Premio Booker lamentaron el fallecimiento. La primera la llamó «gigante de las letras caribeñas»; en tanto, el galardón británico recordó que fue preseleccionada para el Booker Internacional en dos ocasiones (2015 y 2023).

En La deseada, Maryse Condé narró «una genealogía de mujeres que luchan heroicamente para desplegar sus alas y conquistar su derecho a la porción de felicidad que nos es debida a todo ser humano», afirmó Martha Asunción Alonso, traductora al español de esa novela, ganadora del Premio Carbet del Caribe y luego editada en Impedimenta.

La especialista en la autora caribeña sostuvo que «el hecho de que en 2001 Francia reconociera al fin que la esclavitud había sido un crimen contra la humanidad tiene mucho que ver con Maryse Condé, quien siempre luchó en su literatura y en la vida por el reconocimiento de la inabarcable diversidad humana como el tesoro que es”.

En 2019 recibió la Gran Cruz de la Orden Nacional del Mérito de la República de Francia, que reconoció su trabajo, que ‘‘combina ficción, autobiografía y ensayos; está anclado en el pensamiento poscolonial y feminista”, según un comunicado del gobierno de ese país.

Llamada la «gran dama» de la literatura antillana, Condé fue influida por Frantz Fanon, Aimé Césaire y otros críticos del colonialismo. Además, fue una viajera que sondeó los conflictos entre y dentro de las culturas occidental, africana y caribeña, así como las tensiones entre el deseo de liberación y lo que consideró «la trampa del terrorismo y la radicalización simplista».

La reconocida autora comentó que «la lectura de José Zobel, más que cualquier discurso teórico, me abrió los ojos. Comprendí que el medio al que pertenecía no tenía absolutamente nada qué ofrecer y empecé a odiarlo. Me había blanqueado y encalado por una mala imitación de los niños franceses con los que me juntaba».

En los años 60 se mudó a África, pasando gran parte de la década siguiente en Ghana, Guinea y otros países recién independizados.

Condé escribió decenas de libros que van desde exploraciones históricas como Ségou: Las murallas de tierra, hasta sus cuentos autobiográficos de Corazón que ríe, corazón que llora y la reimaginación de obras de la literatura clásica occidental, como Cumbres borrascosas convertida en Barlovento y La letra escarlata rehecha como Yo, Tituba, la bruja negra de Salem.

En una entrevista incluida en Yo, Tituba, de 1992, señaló: «Sólo soy una soñadora, mis sueños descansan sobre una base histórica. Siendo una persona negra con una cierta historia detrás de mí, quiero explorar ese reino y, por supuesto, hacerlo con imaginación e intuición. Pero no estoy involucrada en ningún tipo de investigación académica».

En su último libro abordó la parábola contemporánea sobre un niño de piel oscura en Martinica con ojos gris-verdosos que puede o no ser el hijo de Dios. «Amar a los demás me parece que es la forma, tal vez la única, de tener un impacto», escribió.

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