Desafiar y repensar la conversación; el objetivo de la segunda Trienal de Tijuana
Tijuana, 6 de junio.- Una Trienal tiene de alguna manera, por objetivo mostrar el arte que se está produciendo actualmente, en contraste a un museo, que normalmente muestra lo que ya se ha producido, pero la Trienal de Tijuana: 2 Internacional Pictórica tiene un reto mayor, el de acercarse a más de una generación que conversan con el arte de maneras totalmente distintas y, aun así, tienen la oportunidad de decidir quién de los artistas se irá a casa con un millón de pesos, al mismo tiempo que cumple la promesa (a veces olvidada) de descentralizar la cultura en México.
En su convocatoria, el Centro Cultural Tijuana es explícito en lo que busca, idea que nació en la mente de Álvaro Blancarte, quien falleció a tan solo dos semanas de la inauguración de la primera edición: “que desde lo pictórico exploren otras poéticas, nuevas problemáticas y derivas que posibiliten la construcción de paradigmas estéticos diferentes”.
Ahora, de cara a la segunda edición, tres personas (además de todo el personal del Centro Cultural más importante del norte del país) tienen el encargo de proceder con el desafío. La Doctora Vianka Santana, directora del CECUT, Roberto Rosique, coordinador de la Trienal y Leonor Amarante de Brasil, la curadora invitada para esta edición.
La brasileña, con una referencia literaria describe a quienes escogen las piezas en una bienal o trienal “un curador es un Don Juan, pasa de una pieza a otra, sin quedarse con ninguna”.
Amarante ha estado por años alrededor del mundo y los concursos de arte. Ha sido curadora, jurado y/o responsable de 9 bienales en América Latina, además de autora de tres libros sobre arte en su natal país, por lo que habla con conocimiento de causa cuando detalla que el impacto de este proceso no puede ser completamente entendido en el ahora.
“Es otra forma de pensar la bienal, y aquí yo vi las fotos de la primera, yo pienso que fue una buena exposición, las bienales siempre son así, la primera, la segunda, en la cuarta bienal es cuando empieza todo, cada una es una experiencia distinta de la otra”. Leonor Amarante
Entre las credenciales de Amarante también está la carrera de periodismo, en la Faculdade Cásper Líbero, una de las primeras escuelas de periodismo en el continente.
Periodismo cultural y difusión (o falta de)
Baja California ha tenido ejemplos representativos de periodismo cultural, como Federico Campbell o Daniel Salinas Basave, pero cuando la Trienal 1 toco las puertas de los medios, pocos respondieron al llamado. La conversación se centró en el evento en sí o, en el mejor de los casos, en dar fe de algunos intentos por parte de artistas locales de sobresalir, creando campañas para el voto del público (un aspecto de la Trienal que la hace única).
“Uno quiere que haya un periodismo cultural, que además de que entiende la realidad de lo que está sucediendo, permita difundir las ideas de los artistas, las razones por las que se seleccionó lo que se está exhibiendo, que haya mayor conciencia” expresa Roberto Rosique, coordinador de la Trienal.
En 2021 no hubo difusión o reconocimiento, ni critica. Fue una cobertura somera, donde pudo haber una discusión profunda sobre los trabajos presentados, algunos carentes de sustancia, algunos otros con demasiado que decir y algunos más con una exploración que no buscaba más que explorar, sin llegar a buen puerto, sin saber que querían encontrar al final del arcoíris o que debería encontrar la audiencia si alcanzaba a llegar hasta allá.
Público y votos
Del otro lado de la conversación está el público, uno que el 8 de octubre de 2021, por primera vez en mucho tiempo, abarrotó el Centro Cultural Tijuana para ser partícipe de su propuesta cultural, más allá de los festivales y vendimias que alberga la institución cada cierto tiempo, pues, aunque sería difícil dar cifras oficiales, la asistencia a la inauguración de la primera trienal estuvo en los cientos (si no es que miles).
Tres votos son los que deciden quien se lleva el premio principal de un millón de pesos y dos menciones honorificas de 250 mil pesos. Esta el voto curatorial, el voto de los artistas y el voto de los asistentes.
“El momento en que le das la oportunidad al público de dejar de ser únicamente el que observa y que tenga esa posibilidad de emitir un juicio de valor, de escoger, aunque sea por el gusto, aunque no tenga una formación académica estamos abriendo un campo nunca explorado, porque nunca se ha considerado pertinente, por supuesto que es un punto de mucho riesgo cuando tú tienes necesidad de proteger la tradición, lo que siempre has hecho, pero la intención de nuestra trienal es abrirnos a los espacios que no se han querido explorar” es la reflexión de Rosique ante las críticas que han surgido por permitir el voto popular.
Pero dentro de la estructura del evento hay incertidumbre, no del trabajo que deben realizar antes de que la Trienal abra sus puertas al público en julio de 2024, pero si de lo que pase después.
Primero está la posibilidad de que esta sea la última Trienal de Tijuana. Vianka Santana, quien ha empujado el proyecto en conjunto con todo su equipo, termina funciones casi al mismo tiempo que la administración federal y no hay seguridad de que quien tome las riendas del CECUT una vez finalizado este sexenio estará interesado en seguir con el proyecto.
“Ese es otro problema al que nos enfrentamos, no sabemos si el nuevo administrador que viene, si le va a interesar seguir apostando por la trienal, esperemos que si “plantea el coordinador.
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Una búsqueda rápida en el navegador de internet de su preferencia de los diversos concursos de arte y exposiciones alrededor del país muestra que no hay ninguna que se compare con la Trienal, por sus dimensiones, así como el tamaño de los premios, en especial para un evento que no toma lugar en la Ciudad de México.
La apuesta por la Trienal es una apuesta a la descentralización de la cultura en México y la exploración de todo aquello que puede ocurrir cuando las instituciones simplemente dan espacio a todo aquello que ya se está creando.
El coordinador de la Trienal lo describe mejor al decir que “no podemos saber exactamente que va a suceder, pero si tenemos la creencia de que esto va a funcionar, se está haciendo con la mejor intención, se está intentando hacer estos cambios que son indispensables, sobre todo para una frontera como la nuestra donde estamos copados por la invasión del pensamiento americano que en el arte nos cuesta trabajo desligar”
Una nueva generación para apreciar el arte
“Estamos hablando de algo que no tenemos en las manos todavía, se está formando, estamos imaginando (…) cuando llegan las obras tú tienes que repensar todos los conceptos, las expectativas” expresa Amarante, quien también esta consiente de que la generación actual interactúa de una manera diferente con el arte.
“Hoy es difícil hacer una crítica de los trabajos, hoy todas las reglas se han ido abajo, hay una contaminación grande de un lenguaje a otro, de una poética a otra, hay una diversidad increíble” plantea la curadora, mientras contrasta con la manera en que otras bienales han funcionado y cómo funcionan actualmente, diciendo que “por ejemplo, hoy en la bienal de Venecia, en sus dos últimas ediciones había grupos, colectivos de personas de Filipinas, de China o de Francia, personas desconocidas en el mundo del arte, antes era un círculo de artistas muy conocidos, que siempre estaban moviéndose, siempre estaban en una bienal o en la otra, un grupo muy repetitivo, ahora no”.
Otro ejemplo que da Amarante de los cambios en el mundo del arte es en la curaduría misma, pues “en la próxima bienal de Venecia, el curador es un latinoamericano, un brasileño que es curador del museo de arte de Sao Pablo, por primera vez la bienal de Venecia, desde 1895”.
Tanto la curadora como el coordinador de la Trienal tendrán a partir del 30 de junio el periodo de casi un año para la selección y montaje en las diversas salas del Centro Cultural Tijuana, para poder presentar su parte de en la siempre cambiante conversación del arte, ahora desde donde inicia la patria.
