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Cultura

Contribuyen chiapanecos a salvar la vida de otros olvidados de la Tierra

Por: Hermann Bellinghausen / La Jornada

Ciudad de México, 16 de septiembre. Resulta que unos bellos pero frágiles cayucos de madera ayudarán a rescatar migrantes que, huyendo de África y Asia rumbo a Europa, naufragan y con frecuencia perecen. Se trata de una historia protagonizada por los zapatistas de Chiapas y la organización internacional humanitaria Open Arms.

El movimiento rebelde zapatista, por más terrestre y terrenal que sea, siempre ha puesto en el mar alguna parte del caracol de sus sueños
Desde las montañas del sureste mexicano, donde la lucha se potencia en caracoles de autonomía indígena, el año pasado los rebeldes enviaron a las costas europeas una tripulación expedicionaria, zarpada en el Caribe en mayo de 2021, para arribar a Galicia el 14 de junio, tras 47 días de navegación. 

Aquel grupo era solo el anticipo de una gran delegación rebelde «aerotransportada» que llegó a la Europa de abajo y la rodó para encontrarse con sus pares del «viejo continente», que ni tan viejo si se compara con otras civilizaciones, como la olmeca sin ir más lejos.

Escuadrón 421

Con el llamado Escuadrón 421 –cuatro mujeres, dos varones y un(a) otroa– viajaron objetos de arte comunitario, de los que destacaron tres cayucos de caoba y cedro labrados y pintados con bellos motivos mayas y de la vida zapatista, cuya adquisición fue anunciada por el Museo Reina Sofía de Madrid, por entre 20 mil y 25 mil euros. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) comunicó en privado el 22 de julio pasado a la organización internacional Open Arms que los indígenas cedían dichas ganancias para apoyar su labor en el rescate de migrantes indocumentados en el Mediterráneo.

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Esto, después de que el museo madrileño exhibiera con éxito las piezas llevadas a Europa por el EZLN, las cuales incluyen además un bordado simple pero alucinante, un lienzo pintado en vinílica y un video testimonial de los Tercios Compas, el equipo de comunicación del caracol de Oventic.

En un comunicado, firmado peculiarmente por tres subcomandantes zapatistas (Moisés, Galeano y, desde ultratumba o «post mortem», Marcos), estos reconocían la mediación solidaria de la troupe gallega Pallasos, bien conocida en Chiapas. Asimismo, el EZLN se posicionaba ante la exhibición formal de sus piezas. Uno de los cayucos fue donado a la tripulación del barco La Montaña, que llevó a Europa al Escuadrón 421.

«El resto», escriben los subcomandantes, “fue recibido con benevolencia por quienes se encargan del Museo Nacional Centro de Artes Reina Sofía. A este museo se le trató de desprestigiar, infructuosamente, con la visita apresurada de los líderes de la OTAN, mientras prometían más armas para alimentar a la bestia de la guerra en Ucrania

En realidad se volvió una paradoja: el empeño de la OTAN por la muerte y la destrucción –con sus grandes empresas jugando a destruir (más) el planeta– en contraposición con las frágiles canoas que habían conseguido la proeza marítima de atravesar a contrapelo de la historia, la lógica y el sentido común”.

Una iniciativa y toda una declaración

Por su parte, la junta de buen gobierno (JBG) Corazón del Arcoíris de la Esperanza, del caracol IV en el ejido Morelia, Chiapas, autentificó las obras. Según el documento firmado por la JBG, los cayucos son tres embarcaciones con sus máscaras de proa y popa, jaguar y cabeza tallada y policromada, así como tres remos de madera tallada y policromada.

Remos y detalle de un grabado en madera de los cayucos zapatistas; se exhiben en el Museo Reina Sofía en la sala Otro Mundo Posible. Incluyen tres cayucos de fabricación al estilo indígena que pertenecían originalmente al EZLN, Foto cortesía Marlene Fautsch / La Jornada

Frente al gesto, que resulta una iniciativa y toda una declaración, Open Arms respondió el 2 de septiembre pasado: “Hemos recibido vuestra carta mientras navegamos en el velero Astral, la primera embarcación de rescate que tuvo la ONG.

“Queremos expresarles que su abrazo solidario nos ha llegado con los vientos planetarios, aquellos que soplan desde las montañas del sureste mexicano hasta el Mediterráneo, renovando nuestro entusiasmo y animando las velas de nuestro navío ya gastadas por tantas y tan duras misiones en aguas internacionales.

«Sus palabras y su gesto fraterno nos arriban en este difícil verano con un viento de rebeldía y solidaridad, contrapuesto a los vientos alisios que hace cinco siglos llevaron a los conquistadores y comerciantes a cruzar el Atlántico».

Batallando contra la inacción deliberada

Y anuncian que desde su “pequeña trinchera en altamar (siguen) batallando contra la inacción deliberada de las administraciones responsables de diseñar las políticas migratorias en la Unión Europea.

“Continuamos con el esfuerzo de superar las campañas de criminalización, las fake news y todas las trabas burocráticas, políticas, mediáticas y económicas que mantienen un estado de excepción, en el que se bloquea a las embarcaciones humanitarias en los puertos para dejar que el mar, con su fuerza natural sin compasión, sea la frontera más letal del mundo.”

Desde «esta gran fosa común en que se ha convertido el Mediterráneo, donde casi 90 por ciento de las víctimas se pierden bajo sus olas sin dejar rastro, con la complicidad de los estados que cierran los ojos ante esta crisis humanitaria», Open Arms corresponde al «abrazo de solidaridad» zapatista.

Rescate de migrantes en altamar por activistas de la organización Open Arms. Foto cortesía Open Arms / La Jornada

Un mundo donde caben otros mundos

“Desde el Astral, Babel flotante y nave de locos, donde conviven tripulantes y voluntarios catalanes, argentinos, italianos, vascos, colombianos, castellanos y un capitán griego con la inagotable diversidad de nacionalidades y lenguas que hablan todas las personas que hacen de este navío un refugio, ‘un mundo donde caben otros mundos’”.

Open Arms confía en que la donación “sirva para comprar una nueva lancha de rescate para el Astral y así continuar con la vocación de un viaje que no termina nunca, un viaje por la vida digna y la defensa de los derechos de todos los seres humanos sin distinción alguna”.

Es así que pequeños cayucos para navegar ríos y lagunas podrán financiar un bote de rescate marino, que tal vez se llame Lacandona y pueda salvar las vidas de otros olvidados de la Tierra.

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