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Cultura

Carlos Bardem reconoce que su obsesión narrativa es el mal convertido en injusticia

Por: Ángel Vargas / La Jornada

Ciudad de México,12 de noviembre. Convencido de que a todos los escritores los mueve una obsesión, Carlos Bardem aclara que la suya es el mal. Prueba de ello, dijo, son sus tres libros más recientes: la novela histórica Mongo Blanco, de 2019; la novela negra El asesino inconformista, que acaba de publicar en México y el resto de América Latina en el Fondo de Cultura Económica (FCE), y Badaq, título recién publicado en España y que el autor espera pronto llegue a estas tierras, con esa misma casa editora.

Son, en el fondo, tres aproximaciones desde narrativas, técnicas, tiempos, personajes y tonos distintos a una misma obsesión, el mal: ¿por qué hay gente que vive haciéndolo?, ¿y por qué hay gente que vive sufriéndolo?, explicó el también actor y guionista español, nacido en 1963 en Madrid, dentro de una familia de reconocidos histriones.

El mal, en sí, es un concepto muy abstracto, así que conviene acercarse a él, rascar un poquito con la uña y entonces enseguida se convierte en cosas mucho más concretas, normalmente en injusticia. Entonces, (ésas) son novelas de por qué hay gente que vive cometiendo injusticias, atrocidades, y por qué hay mucha gente que vive sufriéndolas y siendo cómplices necesarios de esas injusticias, detalló el también historiador en la presentación de El asesino inconformista, efectuada el jueves en la librería Rosario Castellanos del FCE.

En charla con el escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II, director de ese sello editorial, y la comunicadora Mariana H, Carlos Bardem reconoció que su faceta de actor es la que le da de comer, por lo que debe supeditar la de escritor a esa circunstancia.

Procuro escribir dentro de una libertad, necesito divertirme escribiendo, por mí; el que me paga los tacos es el actor, así que tengo una limitación de tiempo y lugar para escribir, lo hago entre filmaciones; de allí que necesito divertirme y sorprenderme mucho con lo que escribo. Por eso quizá mis novelas no tienen nada que ver una con otra, y no hay series ni repito personajes ni ambientes.

Admitió, también, que no es un gran lector de géneros literarios, pero que gusta visitarlos a fin de apropiarse de sus códigos para chingármelos, para darles una vuelta y hacer con ellos lo que me da la gana, como ha hecho con El asesino inconformista, que es novela negra, y Mongo Blanco, un relato de corte histórico.

El actor y escritor señaló que el primero en mención de esos dos libros nació ‘como una reacción física” al cansancio por escribir las 627 páginas del segundo –acabé madreado, como dicen ustedes–, tarea que le llevó cinco años, la mitad de investigación, y la otra parte en darle forma de novela.

No quería escribir una monografía para especialistas, sino literatura, emociones; quería provocar el espanto no desde el dato frío, sino desde la sensorialidad, desde la narrativa, señaló sobre Mongo Blanco, en la cual retrata la atrocidad de la trata de esclavos a partir de un personaje histórico real: Pedro Blanco Fernández de Trava, el mayor negrero del siglo XIX, quien es el mal llevado a su perfección.

De El asesino inconformista comentó que su obsesión personal por el mal se refleja en el flagelo de la corrupción y un tipo de sicario que acepta encargos muy especiales: sólo mata a políticos corruptos, y lo hace sin rastros de violencia, sino que parezca una causa natural o un accidente.

Su fuente de inspiración para esta historia, refirió, tiene que ver con las más de 300 causas por corrupción abiertas en España hacia el Partido Popular (PP), institución política de derecha.

“Una de esas causas es el caso Gürtel, en el que al día de hoy sabemos todos en España que van 14 muertos que han sido ‘muy oportunos’, pues siempre ‘se mueren’ días antes de tener que ir a declarar; les da un infarto o se caen de una ventana o se atragantan con algo, cosas muy extrañas”, apuntó Carlos Bardem.

Subrayó que ese libro es una llamada de atención a no ser partícipes de los discursos oficiales, sobre todo los de los partidos políticos de derecha y el sistema neoliberal, y comprar su versión de que, pese a las aberraciones existentes, estamos en el mejor de los mundos posibles. Claro que los hay (otros mundos) y son por los que debemos pelear, pero para eso primero hay que identificar las fallas, sostuvo.

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