Ángela Gurría deseaba que sus restos yacieran al pie de un fresno de su casa en Coyoacán
La escultora Ángela Gurría Davó, fallecida el pasado viernes a los 93 años, siempre expresó el deseo de que sus restos quedaran al pie de un fresno que hay en su casa de Coyoacán. “Esa es una posibilidad que no hemos discutido aún; sin embargo, lo más probable es que se queden allí, en su casa de toda la vida”, señaló su hijo Emilio Javelly Gurría en la funeraria donde se realizaron ayer las exequias de la artista.
La autora de esculturas urbanas como Señales (1968), de la Ruta de la Amistad, no dejó proyectos inconclusos, ya que cesó de trabajar hace tres o cuatro años. La última aparición pública de doña Ángela (1929-2023), cuyo nombre de pila era Susana Angelina Gurría Davó, fue en 2019.
Con motivo de sus nueve décadas, su amiga, la pintora Carmen Parra, promovió Ángela Gurría: Homenaje a los 90 años de vida y 70 años de creación artística, exposición de nueve piezas recientes, en el Instituto para la Justicia. En 2019 también tuvo una muestra individual en el Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano.
En 2021, la galería Proyectos Monclova expuso su obra con el título Escuchar la materia. El año pasado, el Museo de Arte e Historia, en León, Guanajuato, montó Ángela Gurría, segunda naturaleza, por el Día Internacional de la Mujer.
“Artista guerrera”
Respecto del homenaje póstumo en el Palacio de Bellas Artes anunciado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), Javelly Gurría dijo que todavía “no hemos concretado nada. Apenas se habló de la disposición de hacerlo en Bellas Artes”.
Asimismo, se anunció una muestra de la obra de Ángela Gurría para 2024 en el Museo del Palacio de Bellas Artes.
El entrevistado indicó que se dio un “primer acercamiento” en diciembre pasado: “Al parecer hubo alguna instrucción con la nueva directora del museo”. Reconoció que la muerte de la escultora “precipitó un poco” la exhibición y que él se había enterado de la fecha por los medios.
Ángela Gurría Davó, con una escultura de tzompantli, es la “musa” que da la bienvenida al Centro Nacional de las Artes (Cenart), señala su coordinadora general Ángeles Castro Gurría, sobrina de la artista “guerrera”, que se abrió paso en un ámbito dominado por hombres.
La funcionaria recordó que para la construcción en 1994 del centro educativo, cultural y artístico, fueron convocados artistas y arquitectos de prestigio para concebirlo y recrear sus espacios.
El año pasado, el Cenart instaló una ofrenda con motivo de los festejos por el Día de Muertos en el área del tzompantli de Gurría Davó que queda a la entrada del centro e invita al público a conocer la obra de otros creadores.
Una muy “antigua amistad”
Por su parte, Carmen Parra, también entrevistada en la casa funeraria, contó que su relación con la escultora es “muy antigua. Ángela empezó a oír a los canteros en la casa del Indio Fernández cuando mi papá la construía, porque siempre vivió en Coyoacán.
“El México de esa época era pequeño y todos nos conocíamos. Ángela era muy amiga de Manuel Álvarez Bravo, de Graciela Iturbide y de todo el grupo de Juan O’Gorman. Llegué a trabajar con ella en su estudio. Teníamos a una modelo y trabajamos juntas. Nos vimos a lo largo de la vida. Siempre estuve presente.”