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Baja California

Tijuana, lejos de trámites simplificados y digitalizados

Por: Alejandro Aldán / 'La Jornada Baja California'

Tijuana, 16 de febrero.- Para una ciudad fronteriza tan dinámica con una población creciente, un intenso intercambio comercial y migraciones constantes como Tijuana, cualquiera pensaría que existen suficientes condiciones para abrir negocios de todo tipo, sobre todo si estos son de bajo impacto a la salud, seguridad o a la ecología. Sin embargo, eso no es así. 

Al observar el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (Denue) del Inegi, en este municipio, durante 2019, se dieron de alta 8,243 establecimientos al por menor, negocios que abarcan diversos giros y suelen funcionar cada uno con menos de cinco personas. No obstante, en 2020, año en el que surgió la pandemia se abrieron apenas 280 y hasta el tercer trimestre de 2021, sólo se contabilizaron oficialmente 206 nuevos micro y pequeños negocios. 

Aun considerando los efectos de la pandemia y el cierre fronterizo por tierra con Estados Unidos durante largos meses, la disminución del espíritu emprendedor en la formalidad fue alarmante. 

El caso de Jessica Soto, propietaria de Joe’s Barbería, explica parte del problema. Ella abrió su negocio en agosto de 2020, pero el entusiasmo de haberlo logrado para intentar recuperarse de la crisis no le duró mucho: un mes después, su local fue clausurado debido a que no tenía todos los permisos en regla.

Jessica careció de asesoría por parte del Ayuntamiento de Tijuana para conocer el proceso de apertura de su negocio. La ausencia de este acompañamiento ocasionó que las autoridades llegaran, la multaran y la obligaran a cerrar el local por no contar con permisos para operar. 

Las quejas hacia la burocracia que entorpece la apertura y formalidad de unidades económicas de tamaño modesto en esta ciudad fronteriza no es algo nuevo. Jorge Macías Jiménez, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco) de Tijuana, considera que “son muchos trámites” los que el municipio pide. Define como “un calvario” el proceso de formalización de un negocio. 

Macías informa que han propuesto a las diferentes administraciones una simplificación de trámites, sin que hasta ahora hayan obtenido resultados positivos. “Lo mejor, lo más sencillo, sería hacer uso de herramientas tecnológicas para agilizar los trámites”, dice el representante empresarial, quien asegura que aunque algunos de estos se pueden realizar en línea, “de todos modos hay que cumplir con otros que tenemos que hacerlos en persona”. 

Así le sucedió a otra pequeña empresaria, Ana, de El Prieto Clamatos y Botanas, quien fue reuniendo los permisos poco a poco, “porque vas y luego te dicen que hay más cosas, vuelves y te dicen que hay otras tantas”. Se refiere, sobre todo, a las autorizaciones ante Bomberos o Protección Civil, que corroboran que el local cuente con los protocolos correspondientes. 

Para lo que no batalló Ana fue para obtener el permiso de venta o consumo de bebidas alcohólicas, debido a que la empresaria lo gestionó a través de una empresa cervecera, algo común en este municipio, porque las licencias, de acuerdo a fuentes del Ayuntamiento, oscilan entre 144,843 pesos para una tienda de abarrotes hasta 271,406 pesos para un restaurante, costos que para un microempresario pueden ser prohibitivos. 

¿Funcionan los funcionarios?

De acuerdo con la información del portal web del ayuntamiento de Tijuana, hay algunos trámites que se pueden realizar en línea o de modo físico, como sucede con el dictamen de uso de suelo o la Anuencia de Impacto Ambiental. Sin embargo, la revisión y aprobación del Programa Interno de Protección Civil, la licencia de anuncios o la licencia para la venta de bebidas alcohólicas en establecimiento sólo se pueden gestionar acudiendo a las oficinas municipales. 

Al ser consultado respecto a las razones que motivan una tramitología que algunos consideran lenta y excesiva, René Banda, director de Fomento Económico de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeti) de Tijuana, admitió en entrevista no estar familiarizado con el proceso burocrático que deben realizar los emprendedores para formalizar su negocio ante el municipio. Acaso, indicó que algunos trámites se podían realizar a través de la versión local del Sistema de Apertura Rápida de Empresas, el SARE, para negocios cuyo giro lo permitan.

Justificó ese desconocimiento por tener pocas semanas de haber asumido el cargo, dado que el 30 de septiembre de 2021, Montserrat Caballero tomó protesta como alcaldesa de Tijuana. A pesar de que la pasada administración también fue del partido Morena, hubo cambios dentro de las secretarías municipales, y uno de ellos fue el de Banda.

Ante esa aparente falta de involucramiento municipal, Juan José Plascencia Huerta, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) en Tijuana, certifica que los nuevos emprendedores tienen que “pasar por miles de filtros para poder concretar todo el papeleo formalmente”. Refiere que se necesita tener “mucha paciencia y tiempo disponible” para obtener los permisos y operar formalmente. 

“La verdad nunca sabes, un día te puede ir super bien y te atienden rápido, adelantas muchísimo, o tienes que estar ahí un par de días sin lograr nada”, comenta el titular de Canirac en la región. A falta de un proceso estándar e institucional, la rapidez o lentitud de los trámites “tiene mucho que ver con quienes están en funciones cuando te toque hacer trámites”.

Pero hay formas de ganarle tiempo a la tramitología y no sucumbir en el intento. En el caso de Jessica, a la siguiente semana de la clausura de su negocio, acudió a la delegación a solicitar una Licencia de Operación Provisional, y mediante el programa municipal de Aviso de Apertura Inmediata pudo operar durante 90 días en lo que realizaba todos los trámites necesarios. La idea de ese programa municipal es que el empresario, si le es aceptado el uso de suelo para su giro, dé aviso a la autoridad de su apertura por internet, con lo que recibe un permiso que hace las veces de licencia, este es uno de los programas más interesantes a nivel nacional pues incentiva la formalidad de los nuevos empresarios. 

Pero una vez más, si bien obtener esa licencia no fue problema para Jessica –lo consiguió en 20 minutos–, el proceso para obtener sus demás documentos fue “pesado”, pues tuvo que acudir a distintas dependencias para satisfacer los requisitos a fin de operar su negocio. 

Llama la atención que la burocracia en Tijuana no haya incentivado la informalidad como en otras ciudades. Plascencia Huerta, de la Canirac, señala que esto se debe a que “los emprendedores ya están más conscientes que el hecho de que te lleguen a ‘cachar en la maroma’ te va a afectar bastante, el municipio te anula o te niega el permiso al momento de querer formalizar tu negocio”.

Los hechos muestran que en Tijuana es necesario facilitar el proceso de apertura de micro y pequeñas empresas, pues la caída ha sido brutal; los testimonios apuntan a que las causas podrían estar, por un lado, en la falta de difusión y asesoría por parte del municipio a la ciudadanía y, por otro, en la falta de capacitación de los funcionarios que les permita migrar hacia la digitalización, a fin de incentivar a que más emprendedores se sumen a las filas de la formalidad. 

Macías, de Canaco, comentó que “la simplificación siempre va a invitar a participar, y entre más engorroso se haga un trámite, menos querrás hacerlo. En ese sentido, entre más burocrático, menos empresas abrirán y estaremos desperdiciando la oportunidad de tener a más gente pagando impuestos”.

Este reportaje forma parte de la serie «La odisea de abrir un micronegocio en México», coordinada por Ethos Laboratorio de Políticas Públicas

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