¿Por qué hay que cuidar el Valle de los Cirios?
Fue a fines de los años 70’s del pasado siglo XX que el doctor Enrique Beltrán Castillo, entonces presidente del Instituto Mexicano de Recursos Naturales, propuso que la región sur del estado de Baja California, entre los paralelos 28 y 30, fuera decretada como un área natural protegida. Su propuesta tuvo una feliz acogida y así, para 1980, el presidente José López Portillo elaboró el documento respectivo por medio del cual a toda esa región se le daba la categoría de Reserva de la Biósfera con el nombre de Valle de los Cirios. Debido a la riqueza de su biodiversidad, con gran cantidad de flora y fauna nativa, endémica y rara, se le categorizó como Área de Protección de Flora y Fauna. Se consideraron como parte de esta reserva más de 2.5 millones de hectáreas, siendo una de las más extensas de nuestro país.
Y no fue casualidad esta propuesta, ya que desde muchos años antes, numerosos científicos, ambientalistas y naturalistas valoraban al Valle de los Cirios como una de las regiones naturales más ricas y diversas del mundo, considerada entre las mejor conservadas del planeta. La propuesta buscaba que así continuara aunque en esos años pasó sobre ella, a partir de 1973, la carretera transpeninsular.
En el Valle de los Cirios confluyen sierras, desierto y costas, esta última tanto del lado del Golfo de California como del océano Pacífico. Un desierto lleno de vida, con gran variedad de cactáceas, yucas, ocotillos, cardones, torotes, garambullos, chollas, y desde luego, entre todas ellas destaca el vegetal llamado cirio (Fouquieria columnaris), casi endémico de la península y que da nombre al valle, planta icónica del desierto bajacaliforniano. Contiene casi 700 especies de flora. Algunas de estas plantas forman extensos bosques de gran belleza.
En cuanto a fauna contiene 250 especies de aves, 55 de mamíferos, 50 de reptiles y miles de invertebrados. Destacan especies como el borrego cimarrón, el venado bura, berrendo, el puma, el coyote, diversas especies de murciélagos, rata canguro.
Entre sus escenarios naturales destacan las sierras graníticas del cretácico, como la de Cataviña, Asamblea, Paraíso, las que son de gran belleza natural, antiguas mesetas volcánicas, llanuras como la Laguna Chapala, montañas como la de Matomí, acantilados costeros, manantiales, cañones y llanuras. Contiene lagunas costeras como la llamada Manuela, la que igualmente da cobijo a numerosas ballenas, entre otras especies de mamíferos marinos.
Además el Valle de los Cirios cuenta con monumentos históricos destacados, como las misiones de Santa Gertrudis (1737), San Borja (1762) y Santa María de los Ángeles (1767), el camino misionero muy bien conservado, sitios de arte rupestre, destacando los del estilo Gran Mural, concheros. Conserva tradiciones que vienen desde los tiempos misionales como la del vaquero del desierto, las fiestas patronales de Santa Gertrudis y San Borja, la Semana Santa de ambas misiones, entre otros aspectos.
También puede interesarte: Baja 1000 quiere permiso para pasar por la zona protegida Valle de los Cirios
A pesar de estar bien justificada como área natural protegida, actualmente enfrenta fuertes amenazas, como son las carreras fuera de camino, especialmente la llamada “Baja Mil”, las que afectan de muy distintas maneras el ambiente natural y sus especies. Otra amenaza es el proyecto minero de El Arco, el que pretende construir la mina a cielo abierto más grande del mundo, con 8 o 9 kilómetros de diámetro, la que de llevarse a cabo ocasionará un impacto brutal. Saqueo de material pétreo, de cactáceas, caza furtiva, entre otras. Otra de sus muchas amenazas es el desconocimiento que muchos de sus pocos habitantes tienen sobre su historia natural e historia, propiciando esto la entrada de otros proyectos depredadores, sobre todo de la industria turística, los que poco a poco pueden ir desplazando a sus habitantes.
Alguna vez al Valle de los Cirios se le llamó “Geografía de la Esperanza”, precisamente por lo esa riqueza natural bien conservada, la que fue fuente de multitud estudios para conocer cómo funciona la naturaleza, e igualmente inspiró a muchas gentes ese amor por la naturaleza que tanta falta hace hoy.