Entre la maquila y el hogar: tesis documenta la doble jornada de las obreras tijuanenses
5 de julio.- Lucero Jacobo Ibarra, historiadora licenciada por la UABC, presentó su tesis ‘Mujeres maquiladoras: Historias de vida de la doble jornada, 1985-2000’ en las instalaciones de Casa Obrera.
«Quería estudiar la vida de mi mamá dentro de la maquiladora», declaró Lucero, quien, inspirada por la historia de su madre, realizó un trabajo de recuperación de memoria colectiva con 11 testimonios de mujeres obreras y ex obreras.
Según Jacobo Ibarra, la industrialización de la ciudad fue suceso histórico que está muy relacionado con las mujeres. En la década de los 80s las mujeres llegaban a ocupar el 80% de la fuerza obrera. Sin embargo, se hablaba de ellas como cifras, porcentajes, ¿pero donde estaban sus voces? Debido a que la Historia las había menospreciado al hablar de ellas en masa pero sin nombrarlas, el objetivo de la tesis es escucharlas para conocer cómo la maquiladora moldeó sus vidas.
Doble Jornada
Uno de los temas centrales del trabajo de investigación es la doble jornada, ya que las mujeres trabajan tanto fuera como dentro del lugar, con tareas domésticas que se consideran como una labor no remunerada.
Jacobo Ibarra explica que desde el feminismo marxista, la doble jornada es una doble explotación y se espera que las mujeres tengan hijos que se unirán a la fuerza laboral. En las primeras etapas del capitalismo se necesitaba que las mujeres se quedaran en el espacio privado para que los hombres hicieran vida pública. Después en 1960 llegaron las maquilas a Tijuana, ahí fue cuando el capitalismo tardío necesitaba que las mujeres también salieran a trabajar. Pese a ello, las mujeres nunca dejaron ese otro trabajo invisible.
La entrada de las mujeres al mundo laboral se vendía como una especie de avance pero se trataba de una falsa emancipación, pues las obreras se enfrentaban a empleos mal pagados y rotativos, falta de prestaciones y derechos laborales, nula movilidad, etc. Mientras tanto ellas seguían sosteniendo el sistema al reproducirse y trabajar en la maquila.
Esto generó nuevas formas de precarización para las mujeres, pues para la industria maquiladora resultaba más barato contratarlas ya que no sabían sus derechos y se consideraba que ellas «son más pacientes, con manos más delicadas», explica Jacobo. Ahí entra el concepto de la feminización del trabajo: precarizar el trabajo de las mujeres por el hecho de ser mujeres.
1965
En 1965 se realizó el programa de industrialización de la frontera, que era una iniciativa del centro del país para varias ciudades fronterizas del noroeste. La intención del gobierno era combatir el desempleo que sufrieron las personas que participaron en el programa brasero luego de que este había concluido. Fue entonces cuando el Estado permitió que empresas extranjeras se asentarán aquí y actuaran impunemente bajo un régimen de excepción.
Ante este escenario tan adverso, Lucero explica que hay formas de no dejarse, de resistir, algunas son: rechazar ascensos que no subían salarios, solo más carga de trabajo, y hacer amistad con otras mujeres, donde se generaron casos de sororidad. La investigadora explica que muchas de las compañeras entrevistadas recuerdan con nostalgia lo que hacían después de la maquila, cuando se iban a bailar.
Cambios
Carmen Valadez, activista que presentó junto a Lucero la tesis, indicó que hubo cambios tanto negativos como positivos en la lucha por los derechos de las trabajadoras. Ella manifestó que persiste el acoso sexual combinado con el acoso laboral, y que muchas empresas lo imponen para tratar de eliminar la organización. Afortunadamente ya hay sindicatos autonomos que buscan protegerlas.
El evento se llevó a cabo en Casa Obrera, un espacio de organización de lucha por la libertad sindical de obreros de la maquila, pero también de cualquier otro tipo de trabajos. La sede de Tijuana forma parte de una red de casas obreras ubicadas en Querétaro, Guanajuato, Tlaxcala, San Luis Potosí y Jalisco, explicó Carmen Valadez. Lucero lleva 2 años colaborando con ellos.
Las mujeres entrevistadas fueron Aurora Jacobo Aguilar, Carmen Valadez, María de Jesús Jacobo, Ubaldina Ibarra, Eduviges Ibarra, Liliana Díaz, Alejandrina Alarcón, María Guadalupe Castillo, Patricia Lizárraga, Marisela Castillo, Catalina Félix y Bibiana Macías.