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Centro Histórico de Mexicali, entre el misterio de la Chinesca y epicentro culinario

Por: Dianeth Pérez Arreola

Guadalupe Aranda Martínez se casó, al igual que sus hermanas, con un ciudadano chino, en la década de los cincuenta, cuando llegaron a Mexicali desde Guadalajara.

Esos matrimonios eran la combinación perfecta: los ciudadanos chinos buscaban esposas mexicanas que les dieran la nacionalidad y por lo tanto certeza legal respecto a su estancia en México, mientras que ellas buscaban seguridad económica.

A Guadalupe le gustaba platicar de su relación con “los paisanos”, como llamaba a los chinos; contaba de sus celebraciones, de las largas mesas llenas de comida, de sus festivales, de abundancia y prosperidad. Su marido, quien sustituyó su nombre chino por el de José, era comerciante abarrotero. 

Este es el pasado de muchas familias mexicalenses. Algunas con el tiempo mexicanizaron también sus apellidos, pasando de ser Leong a León, por ejemplo. La llegada de los chinos a Mexicali se remonta a la primera década del siglo pasado, cuando llegaron a trabajar para la Colorado River Land Company, en la construcción de un sistema de irrigación en el Valle.

Había más chinos que mexicanos

Cuando Guadalupe y sus hermanas llegaron a Mexicali, había más ciudadanos chinos que mexicanos. La mayoría se concentraron en un barrio que empezaron a llamar “La Chinesca”. La zona tuvo muchas décadas de esplendor, pero aquella abundancia y prosperidad llegó a su fin, y la zona empezó a decaer hasta quedar casi en el abandono.

Los grandes comercios emblemáticos desaparecieron, y son pocos los que, gracias a la fidelidad de su clientela y su excelente servicio, persisten.

Marina del Pilar Ávila Olmeda, actual gobernadora de Baja California, decidió darle un impulso a esta zona cuando fue alcaldesa de Mexicali de 2019 a 2021, mediante la reconstrucción de calles, alumbrado público y dotación de mobiliario urbano.

El mayor atractivo a varios metros bajo tierra 

Sin embargo, uno de los mayores atractivos de La Chinesca no está a nivel de calle, sino varios metros bajo tierra.

Cada celebración es una fiesta para la comunidad de cualquier origen. Foto Gobierno del Estado

Hay muchos mitos y leyendas urbanas sobre el origen y la utilidad que se le daba a los sótanos de La Chinesca: unos piensan que se conectaban con otras construcciones en Estados Unidos para pasar personas, drogas y alcohol; otros, que eran casinos clandestinos o fumaderos de opio.

La verdad es que los sótanos ya estaban ahí antes de los chinos. Fueron creados en base a una tendencia de construcción arquitectónica norteamericana, explicaRubén Ernesto Hernández Chen, delegado del Centro Histórico; lo que sí hicieron los chinos es interconectar esos sótanos y darles un uso social.

El chino-mexicano es el primer mestizo al que le otorgan una dirección en la Asociación China de Mexicali, y es quien tuvo la visión de crear un producto turístico y cultural único en México, premiado a nivel nacional y ya conocido a nivel internacional: el recorrido por los sótanos de La Chinesca.

Los sótanos se usaron por los chinos como fumaderos de opio, casinos, iglesias y hasta un hospital; su uso original era la preservación de alimentos, gracias a las bajas temperaturas que tienen por estar aislados de forma natural, relata Hernández Chen.

A lo largo de los años se crearon los mitos y leyendas, que había existido una especie de ciudad subterránea en el centro histórico, sin embargo, en los recorridos se explica que nunca hubo una ciudad subterránea, aclara.
Hernández Chen ha pasado la mitad de su vida gestionando proyectos de regeneración de la zona centro. A finales de 2014 empezó con el plan de los recorridos.

Instrumento de transformación comunitaria

“La idea era crear un proyecto cultural pero que sirviera también como un instrumento de transformación comunitaria. Empecé a desaguar muchos sótanos que estaban inundados, que tenían mucho escombro, a limpiarlos; empecé a investigar la historia, lo que había ocurrido adentro de ellos y diseñé un circuito turístico-cultural para platicar pasajes de la historia de la comunidad china en la ciudad”, recuerda.

Las tradiciones reflejan lo que se vivió hace más de un siglo en los pasajes subterráneos de hace más de un siglo. Foto Gobierno del Estado

El sótano de su tienda es grande y está dividido en cuatro espacios diferentes. En la primera sala se aprecian los diferentes animales del calendario chino y los años que corresponden a cada uno, para que los visitantes localicen el suyo y se les entregue una tarjeta con las características de su signo oriental.

La guía, una estudiante de Turismo, cuenta con el tradicional acento cachanilla la historia de cómo Fito Yee crea los “chiles güeritos”: un día estaba hirviendo aceite, cuando se le caen unos chiles en el aceite, le gusta cómo huelen, los condimenta y empiezan a venderse.

Tiene un medallón con grabados muy grande que era un ornato del extinto restaurante “La Misión Dragón”, que ahora usan a manera de puerta giratoria hacia la siguiente sala, donde se recrean las literas de madera de tres pisos -pero entonces eran de hasta cinco niveles- donde dormían los chinos en los sótanos para aprovechar lo frescos que son en el ardiente verano de Mexicali.

De pizcadores a comerciantes

Habla también sobre los cuatro incendios que han asolado La Chinesca. Sobre el primero, ocurrido en 1923, dicen las diferentes versiones que fue por orden de Al Capone, que fueron las propias autoridades, o incluso las mafias chinas. Los otros incendios fueron en 1945, 1960 y en 1992. Este último acabó con 20 negocios.

Al nacionalizar las tierras el presidente Lázaro Cárdenas, y acabar con la Colorado River Land Company, los chinos pasaron de ser pizcadores de algodón y constructores, a comerciantes, transformando el frente de sus viviendas en comercios de diversos giros, relata.

Luego hay otro espacio con un largo disfraz de dragón con el que se bailaba la danza tradicional china, fotos de políticos como Mao Zedong y Sun Yan Sen, una gran figura de Buda y un rincón dedicado al Kung Fu, el arte marcial chino.

Finalmente hay un altar tradicional chino, un elemento permanente en casas y negocios chinos, con el dios de las artes marciales, el de la longevidad y la salud, el de las leyes y los reglamentos y el de la economía y la prosperidad. Al igual que los altares mexicanos, el altar tiene comida, incienso y ofrendas.

El sótano del local de al lado es el que recrea un casino, con mesa de juego, fichas, posters y mobiliario; hay otro que recrea el dormitorio de una pareja, con fotos, muebles y diversos artículos; uno más tiene una antigua caja registradora, cartas y documentos. Cada uno recrea distintos escenarios del pasado. Los guías se encargan mediante datos y anécdotas, de recrear en las mentes de sus oyentes aquel ambiente, y de hacer del recorrido algo memorable y recomendable.

Defiende su referente en su versión de la historia

Mi principal referente bibliográfico fueron los libros que escribió el profesor Eduardo Auyón, cuenta Hernández Chen, ante la polémica que surgió con los historiadores al inicio del proyecto, al considerar imprecisa la información proporcionada en los recorridos.

En febrero pasado, la comunidad festejó el Año Nuevo Chino con un festival que disfrutaron chicos y grandes. Foto cortesía Gobierno del Estado

Auyón fue presidente de la Asociación China y líder moral de la comunidad oriental por más de 40 años, recuerda; “la versión de la historia que yo cuento es la versión de la comunidad china. Lo complemento con otras informaciones, libros, revistas y voy confeccionando el mensaje que quiero darle a conocer a la gente, la gran aportación, la gran importancia de la comunidad china aquí en la ciudad”.

Precisa que empezó desde cero, y que inició el proyecto de los recorridos con la firme convicción de que podía ser un instrumento para transformar la zona, lo que efectivamente sucedió.

En el 2018 ganaron un premio nacional de turismo en Mazatlán, y el 2021 asistieron a Mérida promoviendo el recorrido en el pabellón de Baja California.

“Le hemos dado un punto de referencia cultural y turística a la ciudad… Los recorridos me han dado la oportunidad de reinventarme y dejarle a mi ciudad algo que valga la pena. Esto es algo para toda la vida”, comenta.

Después de la pandemia los recorridos se reanudaron, aunque limitándose solo a dos sótanos. En el centro histórico de la ciudad hay más de 100 pasadizos, sin embargo los espacios con el valor turístico son los que están acondicionados, y son menos de diez.

El también presidente de los comerciantes del centro histórico tiene planeado hacer otro recorrido; uno que hable de los comercios emblemáticos del centro y la historia de sus propietarios. Quiere que los visitantes sepan que esos empresarios llegaron con una situación desfavorable, forjándose a sí mismos bajo códigos de una idiosincrasia oriental, pero adaptándose a la comunidad y logrando integrar su cultura en la frontera Norte de México.
Un ejemplo de esa integración es la comida china de Mexicali, que es única.

En el epicentro gastronómico, el Museo Wok

Arturo Villaseñor es guía del Museo Wok de la comida china. Este lugar abrió en marzo del año pasado y se ubica en un edificio que fue una tienda de telas y posteriormente, las sucursales de dos instituciones bancarias.

El Museo Wok, otro de los atractivos. Foto Dianeth Pérez Arreola

El museo está al final de la rehabilitada avenida Juárez y es uno de los proyectos ancla de La Chinesca para atraer a las familias mexicalenses a esa zona. Se concretó en el periodo de Ávila Olmeda en la alcaldía de Mexicali.

“El mexicano no es de museos, pero esta es una alternativa, es una novedad. Mucha gente desconoce la participación de los chinos en el desarrollo de Mexicali. No son los pioneros pero fueron una parte importante del desarrollo de la ciudad”, cuenta Villaseñor.

Durante el verano, como no tiene aire acondicionado estuvo cerrado y reabrió desde hace tres semanas.
El Museo Wok cuenta la historia de la gastronomía china en la ciudad, sus principales impulsores y los restaurantes populares de la zona: “La Casa Blanca Café”, el restaurante “Diecinueve”, “El Café Azteca”, “Dragón de Oro” y el “Café Victoria”, abierto hasta la fecha.

El museo recrea platillos emblemáticos de la comida china, cuenta acerca de los ingredientes que es necesario importar desde aquel país para mantener la sazón que han hecho famosos los más de 300 restaurantes chinos de la ciudad, hay fotos históricas y curiosas, como la de Yolanda Montes “Tongolele” comiendo junto a un grupo de policías en un restaurante chino de la ciudad.

Callejón Chinesca

En febrero de 2021 se inauguró el Callejón Chinesca, un paraje que fue decorado con murales por 14 artistas locales.

El lugar tiene una impresionante puerta china, que al igual que la Pagoda y los arcos de entrada La Chinesca y Mexicali Rose se ha convertido en uno de los lugares más fotografiados de la ciudad.

En noviembre pasado la gobernadora invitó a recorrer el lugar al actor José María Yázpik, quien comentó que ese proyecto era un gran beneficio tanto a nivel nacional como internacional, porque productores cinematográficos, generadores de empleo e inversión buscan sitios como ese para filmar debido a su estética y valor histórico.

El pasado 6 de abril la gobernadora presentó el proyecto de La Chinesca al secretario de Turismo federal, Miguel Torruco. Realizó un recorrido por uno de los sótanos, presenció la danza de los dragones y visitó el Museo Wok, unas semanas después de que lo hiciera la cónsul de China en Tijuana, Yu Yue.

La promoción de la zona se ha hecho al más alto nivel, señal del impulso que quieren darle a nivel nacional e internacional.

Proyecto integral

Alfredo Wong, director municipal de Arte y Cultura de Mexicali, es el primer chino mestizo en ocupar ese cargo. Cuestionado sobre el tradicional hermetismo de la comunidad china y el proyecto de rehabilitación de La Chinesca, asentó que los “paisanos” de la Asociación China los han apoyado mucho.

“Fue muy favorable que la misma comunidad china se haya ido sumando, ha ido rompiendo este hermetismo; son nuevas generaciones, donde ahora quienes somos chinos-mexicanos convivimos y ya hay una relación distinta. Nos han apoyado y nos siguen apoyando con el tema del Museo Wok”, manifestó.

“Los sótanos de La Chinesca son parte del misticismo que tiene el centro histórico, yo te puedo compartir como chino-mexicano que tuve oportunidad en mi infancia de estar en esa zona; mi papá fue restaurantero, me tocó conocer el mercado El Ahorro, toda esa área antes de que se fuera quedando sin gente. Desde pequeño recuerdo que existían los sótanos sin embargo no había acceso como ahora, era como este mito-leyenda de que había sucedido ahí”, recordó.

Los sótanos son espacios seguros y van formando parte de nuestra cultura; en ese sentido son mitos y leyendas que forman parte de la cultura y de las características de una ciudad, y son muy interesantes todas las historias que se cuentan de lo que sucedió o no ahí abajo.

Recorridos por el centro histórico

Óscar Hernández, jefe del Archivo Histórico de Mexicali, expresó que los recorridos por el centro histórico, que se llevan a cabo desde hace una década, generan mucho interés.

Estos recorridos incluyen edificios significativos para la historia de Mexicali. Se ubican en la avenida Madero, Reforma, López Mateos y La Chinesca. Esta ruta se ha enriquecido con el acceso al edificio de la Asociación China y al Museo Wok, pero quieren darles énfasis a los mercados populares del centro histórico: “nuestra misión es promover la cultura mexicana, puesto que Mexicali fue fundada por mexicanos, aunque por supuesto los chinos fueron pioneros y parte clave del desarrollo de la ciudad”, afirma.

“Es comprensible toda la atención hacia La Chinesca porque se quiere una regeneración del centro histórico y de esa zona, que estaba muy decaída. En la zona “Mexicali Rose” está el proyecto del Cinema Curto, las verbenas frente a Catedral y eso quieren también en la avenida Juárez. Rescatar un centro histórico es una tarea que toma muchos años”, indica Wong.

Nueva cara

La transformación de La Chinesca es evidente. Elementos urbanos modernos como cableado subterráneo y ciclovías le dan un aspecto de modernidad que contrastan con los negocios de la zona, que no han hecho ni una mejora en décadas, y con las construcciones abandonadas que solían ser refugio de personas sin hogar.

Autoridades municipales hablan con los locatarios buscando motivarlos a realizar proyectos en sus propiedades abandonadas, como es el caso del gran edificio que albergó al mercado El Ahorro, comenta el delegado del Centro Histórico.

Él mismo sirve de enlace entre gente interesada en vender e inversionistas que rescaten propiedades para darle nueva vida al centro, como el viejo local de la tienda El Águila, en la calle Altamirano, o el edificio del banco Serfín, junto a la Plaza del Mariachi.

Las estructuras que están muy dañadas, buscan derrumbarlas para que no sirvan de refugio o picadero, a un costo mínimo para el propietario, agrega.

Sin duda hay más cosas por hacer y más calles por mejorar, pero la semilla del interés está sembrada en la zona de La Chinesca.

Amalgama de ofertas

El centro de Mexicali cuenta con restaurantes de gran tradición. Son lugares que nacieron en la bonanza de la zona, fueron testigos de su declive y ahora experimentan el resurgimiento de lo que antes se conocía como “el pueblo” y se ha convertido en la delegación Centro Histórico.

El restaurante chino “El 8”, por la remodelada calle Juárez, es uno de los más antiguos, dice Óscar Hernández, jefe del Archivo Histórico de Mexicali. “El centro era el núcleo de las actividades políticas, administrativas y comerciales de la ciudad; era la zona donde se concentraban los mejores restaurantes”, comenta.

El Blanca Nieves, por la también restaurada última cuadra de la avenida Reforma, data de 1948 y es un negocio inició como nevería, recuerda Hernández.

El Café Azteca, también por la avenida Reforma, y el Café Victoria, por la Juárez, han logrado sobrevivir por la gente mayor que sigue teniendo en buena estima esos lugares y se han mantenido fieles, relata. Ahí es tradición el café con leche servido en vaso, acompañado de bisquets con mantequilla.

Una serie de loncherías y taquerías también llevan décadas sobreviviendo en el Centro Histórico, como El Taquito de Oro, Tortas El Chavo, Las Tradicionales Flautas, Lonchería Chelo, Tacos La Costeña y el mercado Esteban Cantú, entre otros.

Pero últimamente y con la promoción y remozamiento de algunas zonas, varios nuevos negocios con inversiones importantes y conceptos muy originales han elegido el área para establecerse.

Japón

Haikú es un restaurante japonés, propiedad de la familia Kiyota, ubicado en la avenida Zuazua desde hace cinco años. “Tenemos un menú reducido, pero no tropicalizado; mantiene las raíces de la cultura japonesa”, relata Juan Antonio Chavarín Escobar, gerente del lugar.

Sus ingredientes provienen de importadoras de Tijuana y Mexicali y algunas veces de Estados Unidos. Su clientela abarca todas las edades y hace poco abrieron una sucursal dentro del Cine Curto.

La familia Kiyota decidió poner en este lugar su restaurante porque ya vivía aquí y la zona centro era ya muy popular; decidieron cambiar el paradigma y apostar por el centro, manifiesta el gerente.

Las ventas sí han incrementado desde que se dio impulso a la zona y la policía turística hace rondines. Chavarín Escobar recuerda que al principio la gente preguntaba si su vehículo estaría seguro en esa cuadra.

Ahora se ha creado plusvalía en la zona, el centro tiene mejor imagen y todo eso enriquece; tras la pandemia se ha notado un incremento en el número de comensales, indica. El lugar cuenta con una galería en el segundo piso, una tendencia que se empieza a hacer popular.

Haití

El pequeño lugar llamado “Bon Gout” abrió hace tres años, gracias a la fuerte afluencia de migrantes haitianos a la ciudad. Platillos típicos a base de pollo, arroz, carne y verduras forman parte del menú. El restaurante está sobre el bulevar López Mateos, en el centro de la ciudad, aunque hay un antecedente en 2017, cuando la dueña de una fonda ubicada en la avenida Reforma, le dio permiso a una haitiana de cocinar comida tradicional de Haití para venderla a sus paisanos.

China

Cristina Chen llegó en 2006 a Mexicali junto con su marido en busca de mejores oportunidades. Trabajó algunos años como maestra de chino mandarín, y sus alumnos se interesaban además de en el idioma, en la cultura y la gastronomía china.

La comida haitiana tiene su espacio en este rincón mexicalense. Foto Dianeth Pérez Arreola

Su familia posee un restaurante en China, además su padre es un cocinero famoso del que aprendió sus secretos culinarios.

Cristina también dio clases de cocina y muchos la animaron a poner un restaurante. Abrió Chieng’s Bistro el 14 de febrero de 2021, por la calle Altamirano, donde antes era Fotorama, ya que su oficina estaba en el segundo piso y el primero estaba desocupado.

La fama de sus platillos se entendió de boca en boca y ahora su esposo, su hermano y su cuñada trabajan con ella. Al principio solo le alcanzaba para pagar la nómina y se preguntaba si la gente iría a esa zona, recordó, pero hoy está muy satisfecha del éxito del lugar, sobre todo porque le permite pagar holgadamente una educación de calidad para su único hijo, quien nació en Mexicali. “La mejor educación es el mejor camino para cambiar tu vida”, opina.

Cristina platica que quiso tener un menú muy tradicional; no venden nada frito y usan menos sal que los restaurantes de comida china tradicionales en la ciudad. “No hay sobras del día anterior, todo se tira o se regala; para mi es más importante la calidad”, indica. Todos los días hacen té de frutas de manera natural, nada es industrializado.

Sus materias primas las adquiere siempre en San Diego, son productos importados de China. Además, son los únicos en la ciudad en ofrecer panadería china tradicional, y hay gente que solo va por su pan dulce, del cual su hermano y cuñada se hacen cargo.

Imperial Garden

Con una millonaria inversión, empresarios de la ciudad construyeron el restaurante chino más impresionante de la ciudad. Ubicado en avenida Madero, todo su mobiliario y decoración fueron traídos desde China. Cuentan con un jardín y un estanque con peces dorados y koi.

Su menú integra comidas corridas y platillos tradicionales con una sazón especial. Desde su apertura, en junio de 2021, se convirtió en un punto de referencia en la ciudad.

Cine Curto

Este proyecto es una amalgama de sabores ya que cuenta con lugares de comida japonesa, china, estadunidense, italiana, crepas, vinos y cervezas artesanales. El edificio data de 1946, y por sus salas pasaron artistas de la talla de Pedro Infante, Luis Aguilar y Libertad Lamarque.

Desde su apertura en octubre de 2021, donde incluso la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda fue a festejar su cargo tras su toma de protesta el 31 de octubre del año pasado, la respuesta de los cachanillas ha sido abrumadora. El Cine Curto llegó para quedarse como uno de los sitios ancla del Centro Histórico.

Nuevos proyectos

El Café Chinesca nació impulsado por la remodelación de la calle Juárez. Es un restaurante que ofrecerá desayunos y comidas, una mezcla de comidas mexicana y china. Están actualmente dándole los últimos toques antes de su apertura.

Otro lugar que abrirá pronto en esa misma calle es el restaurante chino “Pequeño Cantón”, a la entrada de lo que era un callejón de pequeños negocios, junto al nuevo casino y de espaldas al callejón Chinesca.

Sobre ese callejón estará también lista en las próximas semanas una casa de té, un lugar de hermosa arquitectura y decoración tradicional china.

El antiguo edificio de la mueblería El Campesino albergará una plaza con un concepto parecido al del Cine Curto; un área de mesas general y varios negocios de comida y bebida alrededor, un restaurante en el sótano y una terraza en el último piso, donde se invertirán varios millones de pesos y esperan esté listo para este verano.

Permisos de alcohol

El último permiso de alcohol fue para el proyecto del Cine Curto el año pasado, informa el director de Operación y Seguimiento de la Secretaría del Ayuntamiento, Óscar Reséndiz Ramírez.

No hay por el momento solicitudes en trámite para ningún negocio del Centro Histórico. Cuando se tienen todos los documentos en orden, el permiso para venta de alcohol puede estar listo en dos o tres meses, plantea.

El funcionario destaca que el permiso para las cervecerías artesanales -como es el caso de varios negocios del Cine Curto- es más barato, como una forma de impulso a este creciente negocio, y cuesta alrededor de 40 mil pesos, mientras que los permisos para la venta de cervezas de las grandes compañías pueden superar el millón de pesos.

Por supuesto la zona del centro es también la tradicional zona roja, de bares y “floor shows”; sin embargo se busca cambiar la imagen de varias cuadras para enfocarlas al turismo y al ambiente familiar, por ejemplo con la apertura del Museo Wok de la Comida China, la remodelación del Callejón Chinesca, la organización de recorridos guiados por el centro histórico y por los sótanos de antiguos edificios, los paseos ciclistas y en patines, tours fotográficos y exhibición de automóviles clásicos.  

La promoción de todo lo anterior, más la limpieza y la seguridad son las prioridades de Rubén Chen, el responsable de la recién creada delegación Centro Histórico, quien se ha impuesto la meta de hacer de la zona el nuevo punto de reunión de las familias cachanillas.
El funcionario, un chino-mexicano muy familiarizado con los comerciantes del centro -él mismo es uno de ellos- utiliza esta mezcla de pasión y nostalgia por la zona, para tratar de hacer lo más posible en el menor tiempo, dice.

Actualmente las opciones gastronómicas del Centro Histórico han logrado atraer por sí mismas a una clientela que abarca todos los rangos de edad. El mexicalense está abierto a probar nuevos sabores, a visitar nuevos lugares y por supuesto, a mantener vivos los restaurantes tradicionales que han sobrevivido más de medio siglo en la zona del centro.

  • Las tradiciones reflejan lo que se vivió hace más de un siglo en los pasajes subterráneos de hace más de un siglo. Foto Gobierno del Estado

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