Pensiones-Issste, ¿justas?
De forma reciente, la presidenta Sheinbaum observó que “así como está planteada (la reforma-neoliberal-Calderón-Beltrones-Issste-2007), tiene muchas dificultades, por como están ya constituidas las Afore. Entonces, lo que se hizo con el presidente AMLO es que se dio una alternativa. Porque, más allá de si se deroga o no, lo importante, lo de fondo, es una pensión justa” (conferencia matutina del 14/4/25).
Efectivamente, lo de fondo es que sin derogarla, tampoco cumple su propósito de alcanzar pensiones “justas”, y busca conducir el asunto hacia esas pensiones “justas”. Lo que no se entiende es cómo lo logrará si no corrige de raíz la intacta reforma-neoliberal 2007 que imposibilita esas pensiones “justas”.
También es cierto que la manera como presenta el asunto –“más allá de si se deroga o no”–, traza el horizonte que tiene en mente para atenderlo. No es “más allá”: el centro del asunto es aquí y ahora, si realmente busca pensiones “justas”. Ese “más allá” implica que no atenderá el fondo: “por cómo están constituidas las Afore”, dijo y sin embargo se pronuncia simultáneamente por pensiones “justas”. Esto tambien traza la ruta que pretende recorrer: la del parche llamado Fondo de Pensiones para el Bienestar (FPB) que, en su opinión completa pensiones “justas” y que, en su visión, es la “alternativa” que diseño el ex presidente AMLO de cara a “las dificultades” de la ley-2007.
La Presidenta planteó también que el FPB “está garantizado”, que es para “todos” los que tienen cuenta individual y se pueden jubilar con el monto que tenía “previo” hasta el salario medio del IMSS (17.364 pesos).
Pero resulta que el parche-Fondo de Pensiones para el Bienestar sólo está “garantizado” para unos cuantos años con una inestable estructura de financiamiento y condena a los trabajadores del acotado universo en cuentas individuales IMSS-Issste a pensiones topadas en esos 17.364 pesos, en el mejor de los casos. ¿Eso es una pensión “justa”? Aún peor: si el promedio alto de los bajos salarios magisteriales suma apenas 16 mil pesos, es probabale que –precisamente por ese bajo nivel salarial– un buen número de ellos pudieran recibir un “complemento” del parche-FPB, pero su pensión ni siquiera tendría como límite esos 17.364 pesos, sino el que determina su bajo nivel salarial: 16 mil pesos. Si la Presidenta busca pensiones “justas”, muy dificil le resultará identificarla con una de 16 mil pesos, en el mejor de los casos.
Y sobre el parche Fondo de Pensiones para el Bienestar, también dijo “pero escúchenme, esta abrogación sería peor que este fondo. Yo estoy en el otro régimen que se llama el Décimo Transitorio (de la ley neoliberal 2007), y lo que va a tocar para las personas en el Décimo Transitorio sería incluso menor que lo qur significa el Fondo de Pensiones para el Bienestar” (La Jornada, 30/3/25).
Pero en términos estrictos para ambos: Fondo de Pensiones para el Bienestar y el Décimo transitorio, las pensiones son muy bajas y no “justas”, aunque en el segundo la pension final se calcula por el promedio salarial del año anterior a la jubilación, situación que no ocurre en el parche-Fondo de Pensiones para el Bienestar. Apenas tiene una mínima ventaja.
Como patrón del Apartado B y de la seguridad social de los servidores públicos, la comunicación presidencial con su “así como está planteada (la reforma-2007 tiene muchas dificultades”, es una renuncia pública a modificar el estado de cosas preservando intacta la estructura neoliberal de esa reforma que determina las bajas pensiones. Hasta ahora, su escudo ha sido la presión presupuestal: “Hay temas que no hay el suficiente presupuesto para poder cumplir con todas las demandas: hasta lo que se puede”, señaló. Lamentablemente, ese escudo presupuestal –como en el sexenio de AMLO– es insuficiente frente a la profundidad del reclamo popular.
Las experencias latinoamericanas recientes dejan claras lecciones para México: con el apoyo popular BoricChile y Petro-Colombia, abrieron sendos debates sobre los costos sociales del modelo neoliberal pensionario con iniciativas presidenciales de reforma.
El desenlace parlamentario no les fue favorable pero, la deliberación democrática enriqueció sustancialmente el diálogo social y confirmó la urgencia de rediseñar un sistema que, por su naturaleza, nunca pagará pensiones “justas”. Como precisara Michelle Bachelet, “la crisis” de las pensiones no se superará mediante correcciones en el margen al sistema de capitalización individual: sus dificultades no son pasajeras, sino “estructurales”.
Hasta ahora, el fragil escudo presupuestal de la Presidenta y su empleo del inestable parche-Fondo de Pensiones para el Bienestar no corrigen y sí dejan inatacto el modelo neoliberal de la reforma de 2007. Si ella busca pensiones “justas”, como patrón del Apartado B, podría –con voluntad política y estableciendo proridades– ubicar recursos para diseñar una alternativa estructural que rompa con la camisa de fuerza de la, hoy intacta, reforma de 2007, innovando y expandiendo la frontera de lo “posible”.
En caso contrario, su sexenio será de parches, creciente costo fiscal, ganacias para algunos, bajas pensiones y de sumar más dinero bueno al malo.
*UAM-X