El escuchón: El llamado de la tribu
El otro día en la barra de un bar, alcancé a oír a unas abogadas contar el chisme de un caso muy feo. Resulta que intentaban recopilar el testimonio de un joven que aparentemente escuchó a su amigo intentar abusar sexualmente de una señora. El joven se había hecho de la vista gorda en el momento y se negaba a dar su testimonio. Cuando las abogadas lo confrontaron, reaccionó emocionalmente de manera defensiva, pero sin fundamento, en apoyo del carácter de su amigo. Las abogadas no podían entender que si el chico era una persona de principios (la lealtad al amigo es un valor ético), que esos mismos principios lo llevaran al lugar incorrecto (callar obstaculizando la justicia en algo tan pavoroso).
Ese chisme me recordó una declaración del expresidente Obama. Reflexionaba que, si durante su propia presidencia él hubiera cometido, aunque sea una fracción de lo que Trump está haciendo (amenazar a la prensa, castigar el disenso, perseguir estudiantes internacionales, prohibir ciertas líneas de investigación en las universidades, deprimir la economía) el agravio hubiera sido sonoro. Pero frente a los excesos autoritarios del presidente Trump reina el silencio. ¿Por qué? ―se preguntaba Obama ―pues porque cuando la constitución es socavada por alguien de tu tribu, de pronto los principios son opcionales ―se contestaba a sí mismo―.
Toda proporción guardada; temo que algo similar a estos ejemplos les podría ocurrir a los votantes de Morena si no se cuidan de preferir el llamado de la tribu a los principios. El que los priístas o panistas incurran en el nepotismo, clientelismo, peculado, el endeudamiento populista, o el influyentismo merece rechazo. Pero si los López, Monreal, Taddei o los Alcalde cometen los mismos actos y de pronto los principios se tornan opcionales; entonces la realidad ética del país no se habrá transformado en nada.
Desafortunadamente hay veces en la vida en que las personas tienen que afrontar responsabilidades injustas, como cuando te toca salvar a alguien porque eres la única persona que puede hacerlo. Parece que en la situación en la que estamos: con la oposición destruida, a los morenistas les toca salvarnos a todos.
Tres deberes de ayuda vienen a la mente. Primero, les toca vigilar que los políticos cumplan con lo votado: si el mandato de la cuarta transformación fue luchar contra la corrupción y mejorar la seguridad; entonces los votantes morenistas tienen el deber de fiscalizar los logros y denunciar ferozmente los retrocesos. Para ello tienen la segunda obligación de ser muy responsables con la información que consumen. Si algunos funcionarios de la cuarta transformación están fallando, su primer reflejo será ocultarlo utilizando toda la fuerza del Estado que esté a su disposición; pero no para hacerse cargo de la falla y responsabilizarse, sino para manipular la opinión pública. Esto requiere que los votantes de Morena no sólo recaben información de las fuentes afines a gobierno que les resultan cómodas (por trasmitir el mensaje que quieren escuchar); sino que rechacen las granjas de bots y agencias de desinformación oficialistas (u opositoras) y se expongan a otras fuentes que documenten precisamente lo que no quieren escuchar (cosa incómoda). Además, requiere el esfuerzo de contrastar la información, interpretarla y verificar las fuentes. Es decir, el llamado de la tribu no debe impedirles ejercer la ciudadanía crítica.
Finalmente hay un tercer deber: el de obligar a Morena a satisfacer sus propios estándares de ética pública. Los principios no son opcionales, aunque sean los nuestros quienes los violen. Si los votantes de Morena se encuentran de pronto en la dificultosa posición del joven con el amigo incómodo; entonces, aunque los políticos morenistas los acusaran de traidores, los votantes morenistas tienen la obligación de preferir la justicia a la lealtad y los principios al llamado de la tribu. ¿Preferirán los morenistas la comodidad de la tribu o la incomodidad de los principios?
*Investigador de la Estación Noroeste de Investigación y Docencia del
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
UNAM
@KikeCamach