Cuidar el suelo disminuye la emisión de gases contaminantes
Ciudad de México, 4 de diciembre. El suelo es un componente importante para el bienestar humano, pues es clave para reducir las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) atmosférico y mitigar el cambio climático global.
Así lo afirmó el académico del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Felipe García Oliva, quien explicó que numerosos gases de efecto invernadero podrían estar saliendo de ecosistemas como los humedales que, al secarse, permiten que se eleve la temperatura y que la actividad microbiana empiece a descomponer la materia orgánica.
En el marco del Día Mundial del Suelo, que se conmemora el 5 de diciembre, expuso que el suelo es fundamental para la provisión de agua; su fertilidad se relaciona con la productividad de los ecosistemas, además de ayudar a mantener la biodiversidad.
Recordó que este año fue seco, demasiado caliente, llovió tarde y bastante, como consecuencia del cambio climático.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, más de 95 por ciento de los alimentos y 15 de los 18 elementos básicos químicos esenciales para las plantas proceden del suelo.
“Suelos sanos pueden mantener alta biodiversidad de microorganismos, lo que permite que, a largo plazo, la disponibilidad de nutrientes se mantenga constante, que sean sustentables”, aseveró García Oliva.
Sin embargo, señaló que históricamente se ha buscado mejorar la producción de plantas a partir de la fertilización, e intensificando la agricultura, provocando una degradación de los mecanismos que mantienen su fertilidad.
“Por un lado, se reduce su capacidad para mantener disponible los nutrientes y, por otro, se les convierte en emisores netos de gases de efecto invernadero: carbono, CO2 y metano, óxido nitroso, que es uno de los más nocivos”, apuntó.
Presiones y afectaciones
Entre los grandes problemas que se enfrentan está su cambio de uso, que se reduzcan los bosques para convertirlos en espacios para la agricultura. En el estado de Michoacán, por ejemplo, los suelos de pinos y encinos se transforman en huertos de aguacate debido a la alta demanda que este producto tiene en Estados Unidos.
Los bosques templados de dicha entidad también sufren presión por la producción de berries, zarzamoras, fresas, que necesitan demasiado riego, fertilizantes, pesticidas.
En el Valle de Cuatro Ciénegas, Coahuila -con una gran diversidad de microorganismos en sus cuerpos de agua y suelo-, los pastizales se transforman a la producción de alfalfa, pese a que ni el clima ni el suelo son los adecuados para ello.
Para García Oliva, se debe cambiar la percepción de que es tierra sucia.
“Hay que protegerlo para tener alimentos sanos, fibras sanas, lo que incrementa la salud y el bienestar de las personas”.