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Demandará EU cambios “significativos” en el T-MEC

Por: Jim Cason y David Brooks / La Jornada

Washington, 4 de octubre. Los dos candidatos presidenciales, Kamala Harris y Donald Trump, ya han indicado que demandarán cambios significativos en el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), desde restricciones a importaciones de autos hasta limitar adquisiciones de productos fabricados por empresas chinas en México, entre otras, pero expertos indican que su socio comercial del sur también tendrá palanca para exigir cambios, incluyendo, por ejemplo, la prohibición de maíz tratado con glifosato, reconocer la soberanía alimenticia y apoyos para manufactura de industrias estratégicas en sectores como el de semiconductores.

“Si estuviera aconsejando a la presidenta (Claudia) Sheinbaum, le diría que una de sus demandas debería ser darle a México espacio de maniobra sobre agricultura e intentar recuperar espacio para la seguridad alimenticia doméstica y políticas rurales que el TLCAN destruyó”, comentó a La Jornada una experta estadounidense en relaciones económicas bilaterales, quien solicitó el anonimato. 

Agregó que sobre otro asunto que no es formalmente parte del tratado, Estados Unidos podría ser presionado a ofrecer acuerdos paralelos que ofrecen más permisos de trabajo para mexicanos en Estados Unidos y una vía a la regularización para inmigrantes indocumentados.

Los tres países del T-MEC enfrentan la fecha límite del 1 de julio de 2026 para expresar si desean continuar bajo el acuerdo tal como está o negociar cambios. Sin embargo, en la práctica, en Estados Unidos el gobierno tiene que abrir un proceso de consulta pública sobre modificaciones en octubre de 2025 y para enero de 2026 tiene que enviar al congreso la lista de arreglos que se buscan en el acuerdo. 

Un funcionario estadounidense comentó a la CBC (radio y TV pública de Canadá) que discusiones internas sobre cambios en el acuerdo habían comenzado desde diciembre de 2023.

Por su parte, representantes del sector empresarial y agrario ya están haciendo cabildeo con el Ejecutivo y el Congreso sobre varios de estos temas. Los centros de análisis centristas como el Brookings Institution, el Baker Institute en Texas y el Wilson Center también están preparando documentos y organizando foros para evaluar posibles correcciones al T-MEC.

La elección presidencial estadounidense tendrá un impacto en estas discusiones. Si el republicano Donald Trump gana la elección, escribieron los analistas Joshua Meltzer y Steve Verheul en una publicación de Brookings, es probable que amenazará con anular el acuerdo si las preocupaciones estadounidenses no son cumplidas, aunque al final podría usar esa táctica sólo al inicio. Dentro del acuerdo existe un mecanismo que permite que cualquiera de los tres países socios se retire del T-MEC con sólo dar aviso de seis meses.

No hay duda de que Trump deseará cambios. En septiembre amenazó con imponer un arancel de 200 por ciento a equipo agrario fabricado por John Deere si la empresa se atreve a trasladar parte de su producción a México. También amagó más recientemente con imponer aranceles de 100 por ciento a autos producidos en México. Estas medidas, si se llevan a cabo, requieren de ajustes en el acuerdo.

Por su parte, la candidata demócrata Kamala Harris ha expresado dudas sobre partes del acuerdo actual. 

“Como una de sólo 10 senadores en votar en contra del T-MEC, sabía que no tenía protecciones suficientes para nuestro país y sus trabajadores, tuiteó Harris a finales de septiembre”, antes de prometer que utilizará el proceso de revisión del T-MEC para hacer cambios en el acuerdo. 

En ese contexto, ella agregó: “como presidenta, regresaré empleos de las automotrices a este país y crearé una economía de oportunidad que fortalezca la manufactura, los sindicatos y construya prosperidad y seguridad para el futuro de Estados Unidos”.

¿Cuáles serían los cambios que podrían proponer estos candidatos? Meltzer y Verheul especulan que podrían incluir temas laborales, de energía y agrarios. Canadá agregaría los lácteos y un impuesto digital, entre otros.

El gobierno estadounidense ha impulsado casos bajo el T-MEC contra las reformas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador que dan prioridad a la energía generada por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y a Petróleos Mexicanos (Pemex) sobre empresas privadas.

Otro tema prioritario, comentó una experta en asuntos de comercio internacional, quien pidió el anonimato, está relacionado con la manufactura automotriz. Un panel del T-MEC falló hace más de un año que bajo el acuerdo vigente, Estados Unidos no puede obligar a México a usar más contenido local en autos que se ensamblan para ser exportados a Estados Unidos. Gane quien gane la elección presidencial, una de las demandas será modificar las reglas de origen en el sector automotor.

Agregó que Estados Unidos desea que el acuerdo aborde quiénes son los dueños beneficiados de empresas en México para evitar que fabricantes de autos chinos se establezcan en México para poder entrar sin impuestos a Estados Unidos y evadir los aranceles impuestos por el gobierno de Joe Biden.

Washington también podría intentar ofrecer más incentivos para la producción en América del Norte de productos considerados estratégicos como semiconductores, medicinas y equipos médicos, químicos para ciertas medicinas, materiales avanzados de construcción y equipo de telecomunicación.

Otra manera en que podría presionar a México es ampliando las medidas laborales del T-MEC para incluir mayor intervención en conflictos laborales o también nuevas medidas ambientales, lo cual sería menos probable si gana Trump.

No obstante, la experta en comercio consultada por La Jornada cree que el deseo estadounidense por ciertos cambios ofrece a México oportunidades para promover otros. Por ejemplo, señaló que como parte de las negociaciones de las cadenas de suministro, México podría insistir en incentivos específicos de Estados Unidos para inversiones en la manufactura de algunos productos que podrían ser mantenidos discretos en el acuerdo o en acuerdos paralelos parecidos a los que tenía el TLCAN.

La presunción es que México y Canadá prefieren renovar el T-MEC sin cambios significativos.

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