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Baja California

Poblamiento y tensiones sociales en el Valle de Guadalupe

Por: Rogelio E. Ruiz Ríos* / La Jornada del Campo

El Valle de Guadalupe [en adelante VDG], Baja California, dista a 37 km del puerto ya 105 km de la frontera con el estado de California, Estados Unidos de América. En la actualidad es reconocido como la sede vitivinícola más importante de México. En virtud del impacto económico y cultural propiciado por la «cultura del vino», también es un centro turístico y comercial abocado a servicios de hostelería de estilo campestre. La oferta gastronómica y enológica, en ascenso desde fines del decenio de 1980, es concomitante al desarrollo económico y demográfico, el flujo de inversiones, las mejoras en infraestructura y la intensa promoción turística observable en los años recientes. Detrás de las prácticas de consumo con cierto glamur en medio de bucólicos paisajes con el que se asocia al VDG, subyace una historia forjada. por tensiones sociales y disputas territoriales entre los agentes socioculturales, políticos y económicos ahí convergentes.

Cartel para promover la marcha en defensa del Valle de Guadalupe convocada para el 9 de octubre del 2021.

El auge del VDG se basa en la explotación agrícola, extensiva primero e intensiva después, al grado de que, en ciertos círculos académicos, gubernamentales y de la iniciativa privada, se plantea una «vocación agrícola del valle» que exalta una imagen idílica percibida en riesgo de perderse, dadas las pretensiones de ciertos inversionistas coludidos con políticos, para realizar en ese lugar conciertos masivos, construir desarrollos inmobiliarios, aunado a la proliferación de establecimientos destinados al ocio y el entretenimiento indiscriminado. Las personas y colectivos que asumen la «defensa» del valle exigen aplicar, o en su defecto elaborar, planes de ordenamiento territorial que garanticen la preservación de lo que consideran constituye su perfil natural y cultural tradicional.

En un lapso apenas mayor a un siglo se han modificado los paisajes natur/culturales del VDG. Hasta mediados del siglo XX predominaban los sembradíos de trigo, cebada y alfalfa, que después fueron desplazados

por la vid y el olivo. Estos cultivos siempre han coexistido con otras actividades agropecuarias de menor cuantía como la siembra de hortalizas y la crianza de ganado vacuno y caballar. Cada cambio ha beneficiado a algunas personas y comunidades en perjuicio de otras, generando tensiones y conflictos agrarios y laborales, por el uso de suelo y de competencia mercantil, atravesadas por diferencias étnicas e identitarias, problemas por la extracción de agua en el subsuelo, presiones por la necesidad de adecuar la tecnificación de los procesos productivos y por las calamidades a consecuencia de las sequías o lluvias desmesuradas. Se considera a la población kumiai como la originaria de la región, la cual se congrega en las comunidades de San José de la Zorra y San Antonio Necua, situadas en las inmediaciones del VDG. La gente kumiai se dedicaba de manera ancestral a la caza y recolección, y aunque todavía no abandonan del todo esas prácticas, desde hace décadas se emplean como vaqueros y jornaleros(as) en los ranchos, ejidos y campos cercanos, además de elaborar artesanías para su venta y ocuparse en otras eventualidades. En la segunda mitad del siglo XIX fueron afectados por las acciones de desamortización promulgadas por los gobiernos liberales que llevaron a la división de la superficie del VDG en ranchos, una medida que restringió su forma tradicional de vida, ello marcó el inicio de una persistente resistencia y defensa de sus derechos primordiales. En 1905 familias de origen ruso, con costumbres etnorreligiosas endogámicas, fundaron una colonia agrícola en el marco de las leyes de colonización y extranjería decretadas en el decenio de 1880. En 1938 familias procedentes de otros puntos de la entidad, del interior de México y repatriadas de los Estados Unidos formaron el ejido El Porvenir, en las proximidades de la colonia rusa. 

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Después, en julio de 1958 varios grupos agraristas tomaron las parcelas de los remanentes de la colonia rusa y de otros pequeños propietarios de origen mexicano, con el fin de establecer otro ejido, pero ante la oposición gubernamental y las denuncias de organizaciones de la iniciativa privada, sólo consiguieron crear el poblado Francisco Zarco. Las empresas agroindustriales que con posterioridad llegaron a la localidad, reclutaron a su personal entre la población de Francisco Zarco, El Porvenir y las comunidades kumiai; además, eso atrajo personas foráneas al valle. Las relaciones laborales, políticas y sociales entre estas comunidades, y a su vez, con el sector patronal, se distinguen por las disputas y negociaciones en materia del acceso a fuentes de trabajo, de defensa de los derechos laborales y de la cultura política corporativista propia de los sindicatos ligados a las centrales obreras a las que se vincularon. En suma, la historia y memoria social del VDG se articula en el cruce de las tensiones y disputas territoriales, ambientales, laborales, políticas y culturales aquí descritas.

*Historiador Universidad Autónoma de Baja California 
aukaroger@hotmail.com

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