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Baja California

Pejesapo, el pez más grande del mundo, veranea en Bahía de los Ángeles

Por: Mireya Cuéllar

Bahía de Los Ángeles, 29 de julio. Cuando se levanta la vista para mirar el horizonte, el ojo avanza sobre el mar y choca con la roca. Ahí, entre las islas -chiquitas, grandes, medianas- del golfo de California y las piedras de esta bahía, el pez más grande del mundo, el tiburón ballena, llegó para pasar el verano.

Es un gigante de los mares del que se sabe poco. En el pueblo -que no alcanza los mil habitantes-, la gente lo conoce como “pez sapo” (juntan todas las sílabas de un modo particular, por momentos uno escucha “pecesapo” o “pejesapo”) por su aspecto. Puede pesar 34 toneladas y medir hasta 12 metros de largo.

No se muestra fuera del agua como la ballena gris o el delfín, cuyas grandes colas o brincos son un espectáculo, pero la cabeza que termina en un hocico ancho y plano y las motas blancas, además de su tamaño, lo hacen una especie deslumbrante.

Algunos turistas nadan a unos metros de este tiburón que recibe el nombre de ballena por su tamaño, al que parece no importarle la cercanía humana. Está prohibido tocarlos, pero si están de humor ellos se acercan a las embarcaciones. Otras veces nadan profundo y son solo una sombra punteada apenas perceptible.

Grupo Pejesapo

Hay muchos aspectos de la fisiología de esta especie que no se conocen. Detalles sobre su longevidad -algunos especialistas dicen que pueden vivir hasta 150 años-, patrones de apareamiento o migración (movimientos), apenas se están estudiando, dice la bióloga Isabel Fuentes Allen, jefa de conservación y manejo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) en Bahía de Los Ángeles (BLA).  

Isabel Fuentes Allen, jefa de conservación y manejo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) en Bahía de Los Ángeles (BLA).  
Isabel Fuentes Allen, jefa de conservación y manejo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) en Bahía de Los Ángeles (BLA).  

Los últimos años del siglo pasado el médico Abraham Vázquez Haikin, que también gusta del mar y ofrecía paseos para pesca deportiva, observó que el pejesapo volvía cada año, e interesó a la comunidad en ese visitante. Junto con pescadores y prestadores de servicios, iniciaron un registro: foto, tamaño aproximado, hembra o macho, temperatura del agua… Así se formó el Grupo Pejesapo.

Alfredo Zavala, quien fue el primer director de la Reserva de las islas del Mar de Cortés, se sumó junto con un equipo de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y después la Conanp a principios de siglo. Se dieron cuenta que en el rincón de la bahía se agregaba cada año el grupo más numeroso.

“No hay que olvidar que solo los vemos cuando emergen, pero pueden estar ahí abajo todo el tiempo porque a diferencia de los mamíferos marinos como las ballenas, no tienen que salir a respirar”.

Se hizo un proyecto de foto-identificación. Detrás de las agallas el patrón de puntos en la piel es único, es como su huella digital, no hay dos patrones iguales. Y Abraham con Joel Prieto, Ricardo y José Arce, iniciaron el trabajo de bucear muy cerca para fotografiarlos y ver si el ejemplar era hembra o macho. Cada año se sumergían una y otra vez”, recuerda la bióloga de Conanp.

Son pura agua

José Arce Smith, más conocido como El Güero Arce -conduce la lancha del recorrido y pesca para comer durante el paseo-, fue parte de ese equipo pionero. Cuando los empezamos a ver “la gente los arponeaba”, pero son una especie muy grande y no es comestible… “son pura agua”.

Nieto de un gambusino que cuando terminó la fiebre del oro se estableció aquí y se volvió pescador de totoaba y tortuga -Bahía de Los Ángeles fue el productor de tortuga marina más importante de México en la década de 1960; sacaron del mar 180 toneladas en 1962-, es un hombre que conoce cada una de las islas que tiene enfrente y las especies que las habitan, flora y fauna.

Bobo patas azules / Foto: Edgar Lima

Frente a una de ellas nos muestra el bobo patas azules (un pájaro); en otra el nido con todo y águila o gavilán pescador; allá una iguana endémica. Nos desembarca en Coronado para admirar un hermoso manglar en medio de la roca.

Es la zona más al norte del país donde hay mangle rojo, una planta terrestre y acuática al mismo tiempo que puede vivir en condiciones extremas de salinidad / Foto: Edgar Lima

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La experiencia de ver delfines, pequeñas tortugas, lobos marinos, rayas que brincan fuera del agua, aves en picada sobre una presa… pelícanos, es un plus del viaje a esta comunidad aislada al sureste del municipio de Ensenada. Hoy BLA está bajo la jurisdicción del recién creado municipio de San Quintín.  

El Güero Arce también pesca para la comida. Está un poco frustrado porque quería un jurel. Nosotros no objetamos el ceviche de cabrilla, pez blanco y barracuda.  

José Arce Smith, más conocido como El Güero Arce -conduce la lancha del recorrido y pesca para comer durante el paseo / Foto: Edgar Lima

“Abraham Vázquez empezó con eso de la protección al tiburón, nos invitó a participar en la observación y el monitoreo y se volvió muy atractivo para el turismo. Antes lo veíamos como un pejesapo, no lo valoramos porque tampoco se come”.

Estábamos, dice, acostumbrados a la pesca; cuando se prohibió la captura de totoaba y tortuga, tuvimos que buscar alternativas. Y antes los únicos turistas que llegaban venían a la caza del borrego y del venado (hoy también actividades vedadas).

Estábamos, dice, acostumbrados a la pesca; cuando se prohibió la captura de totoaba y tortuga, tuvimos que buscar alternativas / Foto: Edgar Lima

Ahora la gente viene para ver y nadar con el tiburón ballena, hay unas 50 embarcaciones, platica mientras pide por el radio a un lanchero “bájale” porque ya estamos en la zona del tiburón y el reglamento obliga a navegar despacio. Es un reglamento que la comunidad elaboró.

“La temporada es variable. En ocasiones empezamos a ver algún ejemplar en mayo, otras veces hasta finales de junio”.

Les gusta el agua templada

Esta región es importante para la especie porque se establece durante un periodo muy largo. Pueden estar desde junio hasta principios de diciembre, aunque hay temporadas en que llegan más tarde y se van más temprano. Depende de la temperatura del agua, dice Isabel Fuentes.

 Hay otros sitios “de agregación” en México -bahía de La Paz (Baja California Sur), en Nayarit y en Quintana Roo, en Holbox-, aquí: “entran al Golfo de California, van hacia el norte, pegados a Sonora y en la parte alta del golfo dan la vuelta, entran por San Luis Gonzaga y se instalan en Bahía de Los Ángeles durante varios meses y se van a finales de noviembre, principios de diciembre”.

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“No se ha podido establecer una migración, hablamos de movimientos, y lo más probable es que estén aquí porque hay mucho alimento. Es un tiburón, tiene dientes pequeños (no nada más filtra como las ballenas); come sardina, anchoveta, macarela”.

Un año se registraron 260 ejemplares diferentes, allá por los primeros años del 2000. “Creo que el proyecto emblemático de la comunidad de Bahía de Los Ángeles es el cuidado del pejesapo, la manera como se han organizado para cuidar la especie.

Algunos turistas nadan a unos metros de este tiburón que recibe el nombre de ballena por su tamaño, al que parece no importarle la cercanía humana./ Foto: Edgar Lima

Cuidarlo es una propuesta de la comunidad, que surgió del ejido Tierra y Libertad (porque estas son tierras ejidales originalmente).

Bahía de Los Ángeles es la casa del tiburón ballena. El Canal de Ballenas es un refugio en los años de fenómenos conocidos como El Niño o La Niña. De repente la temperatura del agua marina sube mucho, y aquí gracias a una corriente (una masa de agua que emerge del fondo marino, fría) se mantiene la temperatura y mueve los nutrientes de la cadena de alimentación”.

-¿Cómo nacen?, ¿dónde?
El tiburón dentro del vientre rompe el huevo y sale vivo… “la hembra va nadando y va soltando los tiburoncitos”.

Hace varios años se sacrificó un ejemplar (no en México) y tenía más de 200 embriones en diferentes estados. Nos falta mucho por saber. Alguna especialista tiene la hipótesis de que hay nacimientos en La Paz, pero no hay mucha evidencia. Hemos registrado aquí algún ejemplar muy pequeño, pero no podemos decir que vienen a aparearse, tampoco hemos visto nacimientos. La certeza es que vienen una temporada, de visita.

*El tiburón ballena fue incluido en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestre (CITES) en 2003 y cuenta con una norma oficial mexicana que lo protege. El trayecto de Tijuana a BLA es largo y pueden ser poco más de 10 horas manejando desde la frontera.

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