Chiapas: evitar otro desastre
El Sistema de Protección Civil de Chiapas emitió una alerta para 16 municipios de la entidad, particularmente los situados en la región del Soconusco, ante la inminencia de lluvias intensas por una depresión tropical. En el resto de las regiones del estado se esperan lluvias de fuertes a muy fuertes, así como vientos fuertes y oleaje elevado en las costas chiapanecas y en las oaxaqueñas del Istmo de Tehuantepec. La dependencia señaló que las lluvias «podrían originar incrementos en los niveles de ríos y arroyos, deslaves e inundaciones» y solicitó a la población que se aleje de zonas de riesgo como ríos, laderas, calles con pendientes o áreas inundables, que busque refugio en caso de ser necesario y que active un plan familiar de emergencia.
El aviso llega cuando en el occidente y noroeste del país aún no se remedian los estragos que dejaron a su paso los huracanes Lidia y Norma, y en momentos en que se realizan ingentes esfuerzos de la sociedad y del gobierno para hacer frente a la gravísima devastación causada por Otis en Acapulco y otras localidades de Guerrero.
En esas circunstancias, lo peor que podría ocurrir sería el tener que hacer frente a una nueva zona de desastre en el sureste del país, una región cuyas características orográficas y sociales suelen magnificar los efectos de tormentas tropicales y vaguadas, con vientos menos veloces que los de los huracanes, pero que van acompañadas de lluvias intensas o muy prolongadas. Se producen, así, deslaves, desprendimientos e inundaciones que pueden tener efectos catastróficos para la población, la infraestructura, las comunicaciones y las actividades agropecuarias.
Es de desear, por ello, que las autoridades estatales y municipales de Chiapas y Oaxaca lleven a cabo extensas tareas preventivas en materia de protección civil, estableciendo centros de acogida, haciendo acopio previo de víveres e insumos de primera necesidad, ubicando posibles zonas de peligro e invitando a sus habitantes a acudir a refugios en los momentos más críticos.
Es pertinente señalar que, a diferencia de lo que ocurre con los huracanes, que concentran en pocas horas sus efectos más destructivos, hay fenómenos meteorológicos menos intensos, pero de duración mucho más larga, por lo que la planificación de las medidas de protección ante los segundos debe ser diferente.
Así pues, debe evitarse un escenario en el que las capacidades logísticas de los organismos públicos y de las organizaciones sociales se vean incapacitadas para hacer frente a zonas de emergencia simultáneas en el territorio nacional.