Paraíso destruido: “en 2 horas todo cambió a una zona de guerra”
Acapulco, Gro., 27 de octubre.- En la colonia Costa Azul, ubicada en la zona Dorada, una de las más dañadas por Otis, volaron tinacos, antenas de televisión, vigas de más de 300 kilogramos, aparatos de aire acondicionado y láminas galvanizadas que quedaron regados en calles del sector.
Los vientos de 270 kilómetros por hora y rachas de 330 arrasaron con cuanto se hallaba en las azoteas de las viviendas de Costa Azul, al igual que con postes de luz y árboles. Frente a una vivienda de la colonia quedaron juntos seis tinacos con capacidad de mil litros cada uno y desechos de metal, madera y vegetación.
Al amanecer del 25 de octubre, cuando los acapulqueños se percataron de la devastación que Otis ocasionó, comenzó la limpieza de calles y viviendas, pero no será sencillo. Algunas de las colonias más afectadas son Costa Azul, Bocamar, El Roble, La Laja, Morelos, Icacos, el bulevar de las Naciones y la zona Diamante.
“Acapulco está destruido, parece zona de guerra”, expresó la responsable de relaciones públicas de un hotel en la zona Dorada.
En menos de dos horas, de la medianoche del martes a las dos de la madrugada del miércoles, los vientos huracanados causaron estragos y dejaron hechos añicos cines, hoteles, condominios, plazas comerciales, hospitales, gasolineras y casas habitación.
Puestos de periódicos terminaron arrumbados sobre la avenida Costera Miguel Alemán, la cual amaneció con palmeras arrancadas de raíz, fachadas de hoteles destruidas por completo, condominios y decenas de departamentos con ventanales rotos, vehículos inservibles, calles y aceras tapizadas de vidrios, adoquines rotos y dispersos.
“No hay vehículo que no hayan resultados dañado”, comentó un reportero. El viento arrasó con espectaculares, algunos gigantescos, y tiró la barda perimetral de la planta de Petróleos Mexicanos en Icacos.
Los daños son incalculables, al igual que el escepticismo ciudadano de que la normalidad se restablezca, ante la falta de señal de telefonía celular y algunas calles apenas transitables en automotores.
Al paso de la horas crece la incertidumbre, familias de Acapulco y otras partes del país no pueden comunicarse con sus seres queridos, y lo mismo ocurre incluso en la propia ciudad, debido a la falta de transporte público y de telefonía, como lo ha padecido Elizabeth, prestadora de servicios turísticos que busca a sus hijos Alejandro y Carlos, avecindados en la colonia Vacacional.