En cuanto Trump rinda juramento, “se acaba la ocupación inmigrante”
Washington y Nueva York. México tendrá que prepararse no sólo para el posible retorno de sus ciudadanos que han residido en Estados Unidos durante mucho tiempo, sino tambien en cómo manejar un creciente número de migrantes que están del lado mexicano en espera de ingresar a Estados Unidos, advierten expertos en esta materia entrevistados por La Jornada.
Los impulsores de la política migratoria de Donald Trump aseguran que los cambios serán inmediatos. En el momento en que Trump ponga su mano sobre esa Biblia y haga el juramento del cargo de presidente, acaba la ocupación
, afirmó Stephen Miller, el arquitecto de la política migratoria y principal asesor del magnate, ayer en Fox News, al referirse a la ceremonia de toma de posesión del presidente, el próximo 20 de enero.
De inmediato firmará órdenes ejecutivas sellando la frontera, iniciando la deportación más grande en la historia de Estados Unidos, encontrando las bandas criminales, violadores, narcotraficantes y monstruos que han asesinado a nuestros ciudadanos y enviándolos a casa (sus países de origen).
Las medidas bajo consideración para cerrar la frontera a migrantes incluyen órdenes ejecutivas ampliando efectivamente la anulación del derecho al asilo implementada por el presidente Joe Biden, reinstalar el programa Quédate en México –aunque esto requiere permiso del gobierno mexicano–; también, reactivar la declaración de emergencia Título 42 que permite a los funcionarios de migración negar el paso a indocumentados que intentan entrar a Estados Unidos sin ningún proceso de evaluación. Los representantes del futuro presidente no han informado si ya están solicitando al país vecino la renovación del programa Quédate en México.
En un principio se esperan menos cruces
Se espera que los cruces de inmigrantes a Estados Unidos desde México se reducirán sustancialmente unos cuantos meses al llegar Trump a la Casa Blanca, comenta el especialista Adam Isacson, de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA). En entrevista, explicó que el mismo día que Trump asumió la presidencia por primera vez en enero de 2017, los cruces virtualmente se frenaron
. Añadió que éstos se desplomaron en los primeros meses de ese año y que en abril de 2017 llegaron a su punto más bajo en lo que va del siglo. Pero al siguiente año, el número de indocumentados interceptados al ingresar al país se disparó.
El gobierno de México, por su parte, enfrentará nuevos desafíos en cómo manejar a migrantes de otros países que esperan ingresar a Estados Unidos, agregó el especialista. Entre enero y agosto de este año, México reportó 925 mil 85 encuentros con migrantes, casi el triple del total por un año completo en 2022, el cual en ese año marcó récord
, dijo Isacson, citando datos oficiales de la Unidad de Política Migratoria del gobierno mexicano.
Indicó que México no ha detenido ni deportado a gran parte de estos migrantes, sino que los ha trasladado al sur del país, donde están a la espera de citas para solicitar el asilo en Estados Unidos. Si Estados Unidos efectivamente anula las solicitudes de asilo y, como han sugerido algunos asesores de Trump, abandona la appCBP One a través del cual se hacen estas solicitudes, Isacson pregunta: ¿qué sucederá con toda esta gente que está esperando en México?
Un segundo problema para México, comenta Isacson, es que aunque las deportaciones desde la frontera podrían desplomarse, si Trump procede con su promesa de deportaciones masivas desde el interior de su país, habrá un influjo de mexicanos que ya estaban residiendo en Estados Unidos durante años y cuya reintegración al país de origen no será fácil.
“Estamos hablando de alguien que ha estado en Estados Unidos un buen tiempo, que ha sido empleado, que tiene a sus hijos en la escuela… es de clase media baja, que de repente se encuentra sin techo en Ciudad Juárez. Será muy difícil reintegrar a esa persona”, explicó Isacson.
Las dimensiones del problema son enormes. Si realmente intentan lograr (la deportación) de hasta un millón de migrantes sin papeles cada año y las proyecciones son que 40 por ciento de la población indocumentada en Estados Unidos es mexicana, eso podría implicar el retorno de 400 mil mexicanos cada año; y podría ser hasta más grande, ya que son los más fáciles de deportar
, advierte Isacson.
Desacuerdo en usar al ejército
Si el gobierno entrante de Trump logra rápidamente sus deportaciones masivas, la manera en que lo hará aún no se sabe. Ayer, el senador republicano Rand Paul dijo que se opone a las propuestas de Trump y otros para usar fuerzas militares para capturar y deportar a indocumentados. No es para eso que usamos a nuestros militares, nunca lo hemos hecho, y realmente ha sido ilegal por más de 100 años traer a los soldados a nuestras ciudades
, declaró el senador por Kentucky a la cadena de televisión derechista Newsmax.
El ejército y nuestros efectivos están capacitados para disparar contra el enemigo… Los que expulsen gente de nuestro país necesitan ser de una agencia policiaca, no militares
. Concluyó: apoyo al presidente Trump, apoyo remover a los que están aquí de manera irregular… pero no estoy a favor del ejército marchando de arriba a abajo en nuestras calles
.
Trump y varios de sus asesores han asegurado que iniciarán la deportación con migrantes que han sido acusados o convictos de algún delito criminal. Ayer, donde un migrante venezolano en Georgia, José Antonio Ibarra, fue condenado a cadena perpetua por asesinar a una universitaria, los republicanos siguen acusando que los indocumentados son criminales, aunque las propias estadísticas oficiales demuestran que los migrantes cometen menos delitos que los ciudadanos estadunidenses.
El presidente de la Cámara baja, el republicano Mike Johnson, acusa que hay entre 3 y 4 millones de extranjeros criminales en Estados Unidos que Trump buscará deportar. Pero en junio, la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE) reportó que sólo tiene registro de un total de 662 mil 566 no ciudadanos con historial criminal, de acuerdo con el Washington Post. Otro problema es que algunos de ellos llegaron de países con los cuales Washington no tiene acuerdos y que no aceptan deportados de Estados Unidos, como Rusia, China y Pakistán.
Por el momento, el objetivo principal del próximo gobierno de Trump es demostrar que están actuando en torno al problema que durante la campaña acusaron es el origen de todo mal en su país. Por ello, lo más probable, sugieren analistas aquí, es que el gobierno de Trump empezará con espectáculos como redadas tipo militar en algunos lugares del país que se prestan para imágenes de televisión. Aunque aún no se sabe qué seguiría, con la llegada del republicano a la Casa Blanca, lo único seguro es que la vida para los indocumentados de inmediato será mucho más difícil.