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Opinión

Un saludo a Claudia Sheinbaum / Elena Poniatowska

Por: Elena Poniatowska

Claudia Sheinbaum llega a la hora exacta, en el momento justo y aparece en el tiempo señalado, el que hace años esperábamos. También es el tiempo exacto de su propia vida protegida por los dos guardianes de nuestra vida, Popocatépetl e Iztaccíhuatl, nuestros dioses desde cuya punta subiremos al cielo como Juan Rulfo, el alpinista.

Según su correlación calendárica, la arqueoastrónoma Geraldine Patrick plantea que el 3 de mayo de 2013 se completó el 13 Baktún. Lo que nos sucede ahora es un fenómeno cósmico de gran relevancia que los antiguos mayas dejaron escrito en la famosa piedra del Tortuguero.

El fenómeno consistió en que el planeta Venus volvió a surgir por el Cihuatlampa, la casa de las mujeres, al rumbo del poniente; el universo cambió de polaridad y escogió su lado femenino. En una sola frase científica, informa la astrónoma Geraldine Patrick: «Se completó el 13 Baktún, Venus renace por el poniente, Cihuatlampa, la casa de las mujeres, el universo se tiñe de lo femenino».

El Observatorio de Tonantzintla y el Observatorio Guillermo Haro de Baja California convocaron al voto a todas las estrellas azules.

Estamos muy contentas: Kurhi Kanhe (mujer chichimeca hija del último Majorrú), Malitzin Malinalli «Marina», Juana de Asbaje, Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez, Silvia Navarrete, Petra Herrera (soldadera), Jesusa Palancares (soldadera), Elvia Carrillo Puerto, Lupe Marín, Ruth Rivera, Lupe Rivera, la muy leal Marta Lamas, Concha Michel, Carmen Serdán, Frida Kahlo sin lecho de dolor, Eulalia Guzmán, Yunuhen González, Laurette Sejourné (quien feminizó a las pirámides de Teotihuacán), Antonieta Rivas Mercado, Esperanza Iris, Matilde Montoya (primera médica mexicana), Carmen Mondragón, –quien desnuda vivió en una azotea en La Merced y le abrió la puerta del sol al Dr. Atl, quien la llamó Nahui Olín–, Elia Bravo Hollis (primera bióloga titulada en México), María Izquierdo, Leonora Carrington, Silvia Torres de Peimbert, Mariana Yampolsky, Andrea Gómez, Fanny Rabel, Remedios Varo, otra vez Rosario Ibarra de Piedra con Jesús (su hijo) de la mano y el séquito de las madres de todos los desaparecidos políticos, Evangelina Corona sin máquina de coser, Alicia Urreta, Isela Vega, la enojona de todas las rancheras Lola Beltrán, Esperanza y Paz Águila (El dueto de América), Ema Elena Valdelamar (la gran compositora), Jesusa Rodríguez (confesora y consejera áulica de Andrés Manuel), María Victoria, Mariana Pérez Amor, Carolina Amor de Fournier (fundadora de la Prensa Médica Mexicana), Tina Modotti, María Esther Monsiváis (mamá de Carlos Monsiváis), Rita Macedo, Cecilia Fuentes Macedo, Consuelo Guerrero de Luna, María Victoria –a quien todo el Teatro Blanquita ovacionó rogándole: Vuelta, vuelta, vuelta con tal de verla de espaldas–, Clara Brugada, Vitola –quien cantaba Chiribiri–, Sabina Berman porque escribió La bobe, Isabelle Tardan de la mano de Pierrot –su papá– rumbo a la iglesia francesa, Maricarmen de Lara, Margo Su, Elena Garro –la partícula revoltosa–, Helena Paz con la biografía de sus padres en sus venas, Guadalupe Dueñas, Josefina Vicens, todas las jugadoras de futbol que filmó Mari Carmen de Lara, Don Lino –el elevadorista–, Ricardo Cortés Tamayo y sus «Mexicanos pintados por sí mismos«, Sara Poot con su cabello yucateco que le llega hasta la cintura, Guillermo Levine, Paula Haro: «Ay, mamá, ¿dónde tienes la cabeza?«, Mane y Felipe: «Mamá, tú no te preocupes«, Diego Lamas que nos pinta la tierra de colores, el maestro Enrique López, Yuri Herrera porque dice que «Claudia es de verdad«, María Cortina –quien abre la puerta de Citlaltépetl–, Javier Aranda y su hija Carolina, María Consuelo Mejía y sus manos floreadas, Martina –quien regresó a Oaxaca–, Monsi y Vais que en la noche gigantesca maúllan «Clauuuu» y «diaaaaa» y Paula Amor, mi madre, aunque alcanzó a su único hijo, Jan, de 21 años, quien se le adelantó en 1968, año de Tlatelolco.

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