Enrique hace “fútbol freestyle” para construirle una casa a su familia
Tijuana, 9 de mayo. Enrique tenía 29 años cuando perdió la pierna derecha. En ese entonces era trailero y, después de un largo viaje, decidió hacer otro, pero el cansancio lo hizo quedarse dormido y unos momentos bastaron para que su extremidad quedara prensada.
El accidente no sólo le quitó la pierna, también le arrebató su familia, su trabajo, sus amigos, su autoestima y la alegría de vivir, situación de la que pudo salir poco a poco para encontrar en el “fútbol freestyle” una forma de ganarse la vida.
Tras varios años de práctica y determinación, logró dominar el balón y, a pesar de su discapacidad, todos los días sale a los semáforos de Zona Río a realizar increíbles coreografías, dominando con alta precisión, habilidad y carisma el balón.
Su sueño más grande es un día poder construir una casa para su madre y su pequeño sobrino, quienes viven en Pachuca, además de conseguir una prótesis.
“No se desanimen, es por un tiempo, pronto vamos a estar juntos, ya no nos vamos a separar tanto tiempo, pero todo lo que hago, lo hago por ustedes”, es lo que les dice a sus familiares que notan su ausencia y lejanía.
Explicó que en Tijuana ha encontrado la empatía y generosidad que no ha hallado en otros lugares y por eso ya considera a esta ciudad como su segundo hogar.
Dice que quisiera formar un equipo de fútbol para amputados y conseguir un trabajo donde ya no tenga que hacer tanto esfuerzo físico, ya que a sus 41 años de edad se le está volviendo difícil.
“La vida nos da a veces unos golpes, pero son unos golpes tan necesarios que nos sirven para darnos cuenta de lo que estamos haciendo mal. La fuerza de voluntad depende de uno mismo, la discapacidad está solamente en la mente”, expresó.
