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Doña Esther pide apoyo para seguir llevando comida a migrantes

Por: Redacción La Jornada Baja California

Tijuana, 23 de noviembre. Seguir llevando comida caliente a los migrantes que están en Tijuana es el deseo de Esther Morales Guzmán, popularmente conocida como “Doña Esther”, quien hace siete años inició un proyecto para repartir alimentos a 12 refugios.

Por ese motivo pide a la ciudadanía que la ayude a encontrar un nuevo espacio para su establecimiento de venta de tamales “La Antigüita”, que tendrá que mudarse antes del 31 de diciembre porque el edificio donde se encuentra será demolido.

Doña Esther lleva 12 años en local ubicado en la calle Cuarta de la Zona Centro, lugar que logró fundar después de una temporada difícil en Tijuana. Originaria de Oaxaca, vivió 20 años en Estados Unidos, de donde fue deportada.

Al llegar a Tijuana, estuvo albergada en un refugio para migrantes, donde conoció de primera mano las carencias de esta población. Esa experiencia la impulsó a comenzar su labor altruista.

“En el 2016 nace ‘Comida calientita’ porque yo estuve en un albergue y sé de las necesidades que hay en los albergues. Yo no comía bien, yo siempre tenía hambre y sí la pasan mis compañeros, los hermanos migrantes”, expresó.

A lo largo de estos años su iniciativa “Comida calientita” tuvo el apoyo de varias personas, que decidieron sumarse al apoyo a los migrantes.

Relató que el edifico donde se encuentra su negocio lo “compró una persona de Estados Unidos, quien va a removerlo “para hacer departamentos”, por lo que todos los actuales ocupantes, no sólo ella, tendrán que tomar otro rumbo.

Ahora pide ayuda para encontrar un lugar que sea rentado a precio económico, y si no logra conseguirlo, entonces solicita apoyo para seguir llevando alimentos a los migrantes.

No puede morir mi proyecto de ‘Comida Calientita’, que es llevar un plato de comida calientita a los albergues”, dijo.

En el local que presume en un anuncio al frente “Sabrosísimos tamales de puro elote” se celebró su último Día de Acción de Gracias como se hizo desde hace varios años: cocinando comida para los migrantes. A pesar de la tristeza por dejar un lugar con tantos recuerdos, Doña Esther se muestra optimista.

“Me siento un poco triste porque tengo que irme de aquí, pero sé que voy a salir adelante, que esto va a continuar, solamente voy a cambiar de lugar”, aseguró.

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