Para el ex presidente Enrique Peña Nieta no hay mayor crimen de estado en México que la pretensión de afectar su forma de vida.
Aliviado se siente el ex procurador Jesús Murillo Karam de que no haya sido Tomás Zerón quien le arrestara.
La política cómo praxis social se entiende como campo abierto a la propuesta y a la acción, sin embargo tiene sus límites.
Para el grupo que ha dejado el poder, es que si todo sigue igual que en el pasado, entonces hay que restaurarlo.
Si los potentados tienen en mente acabar con la Cuarta Transformación, lo que deberán descartar es que sea con la voluntad popular.
Seguramente la edad, el sobrepeso y el tren de vida causan sus efectos en el magnate, que acusa un dolor del lado izquierdo.
Desconcertado un panista se pregunta el porqué de la inconformidad si el fraude no fue electoral, solamente inmobiliario.
Para la dirigencia de Morena las pasadas elecciones dejaron en claro dos cosas: la injerencia desestabiliza y hay que abrir el padrón.
Mientras algunos partidos yacen bajo tierra cubiertos de su respectiva lápida, otros, los vivos, arreglan a golpes sus diferencias.