A 23 años de iniciado el siglo XXI, las democracias dan signos ominosos de fatiga, cuando no de verdadero desfondo.
La transformación: una persistente degradación de lo público, en lo educativo y lo cultural, en lo material y lo político.
Ni los más denodados defensores del orden democrático que nos heredara la transición, habría imaginado tal huracán de embates.
Elecciones habrá, dijo el perspicaz periodista Francisco Báez en Crónica, pero no se arriesgó a hacer la taxonomía de esa probable elección. De cualquier forma, habida cuenta de las varias opciones que tiene frente a sí la malhadada reforma electoral del gobierno, se puede vaticinar que esa contienda no podrá ser como las que han marcado […]
En un mundo asediado por la confusión, las sociedades que quieren ser naciones con rostro humano, requieren del Estado.
Hace unos días fuimos informados de la triste realidad de nuestra pobreza salarial, corresponda o no a las categorías en uso por el Coneval y los estudiosos de la pobreza y sus extremos
Cargado el horizonte por nubarrones oscuros del de-sempeño económico, ahora se une la (mala) política en un garrapateo del mañana francamente desalentador
Ante los escenarios de degradación política que nos ha dejado la consulta, nos queda que la democracia sólo se defiende con más democracia.
Limpiar de corrupción las estructuras de gestión pública fue bandera de campaña y ha sido leit motiv de las luchas del Presidente desde 2006.
Atender, entender y evaluar, por ejemplo, a los gobiernos emanados de los procesos pluralistas, vigentes en México desde 1997, es asignatura obligada para entrar al oscuro sendero de las causalidades de tales embates antidemocráticos