Con motivo del centenario de la muerte del zacatecano, su nombre fue inscrito con letras doradas en el Salón de Sesiones
¿Se imaginan qué impresión le daría a ese poeta solitario proclive a las sombras si viera convertido su panteón en un estadio de futbol lleno de gritos y de gente? Pero nada es para siempre.