Se enmarca y perpetúa el actual modelo de movilidad que privilegia infraestructura para automóviles particulares. Foto Luis Arellano Sarmiento / archivo
En medio de las ráfagas de argumentos contrapuestos en torno a la legalización de autos chocolates, el impacto al medio ambiente ha sido sólo tangencialmente mencionado, y el asunto debería ser seriamente considerado