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Región

Reta Biden a Trump a apoyarlo en garantizar la seguridad fronteriza

Por: David Brooks y Jim Cason / La Jornada

Nueva York y Washington, 1 de marzo.- «Somos Estados Unidos. México hará lo que nosotros digamos«, declaró el presidente de la Cámara Baja, el republicano Mike Johnson, al argumentar que el presidente Joe Biden no quiere ejercer su poder y obligar a México a que actúe para frenar el flujo migratorio en la frontera.

Con el duelo electoral entre Biden y su probable contrincante republicano Donald Trump trasladado este jueves a dos puntos diferentes de la frontera de Texas con México, queda claro que el tema de control fronterizo será uno de los principales campos de batalla de esta elección. Esto marca un triunfo republicano al obligar a los demócratas a la defensiva sobre el tema, el mismo que fue central en la primera campaña exitosa de Trump en 2016 y quien ahora repite el mismo guion.

Con la visita dual, también quedó claro que los republicanos ahora tienen una narrativa de que el problema de la frontera sur es que Biden ha sido demasiado deferente con México y no está obligando al mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, a reimponer medidas como Quédate en México, tal como lo logró el entonces presidente Trump. Ese mensaje ahora se repite en el Congreso como lo declarado ayer por Johnson, así como en la frontera y en actos de campaña a través del país.

Ayer, horas antes de que Trump llegara a Eagle Pass, en Texas, el líder republicano de la Cámara Baja dijo en Washington que el presidente Biden no necesita leyes adicionales para controlar y hasta cerrar la frontera. ¿Cómo reduces el flujo? La respuesta es sencilla: reinstalas Quédate en México, afirmó Johnson. Insistió en que reimplementar ese programa reduciría el flujo en 70 por ciento –algo que analistas que estudiaron la última vez que esa medida estaba vigente concluyeron que no estuvo nada cercano a ese impacto (https://www.jornada.com.mx/2024/02/27/ mundo/025n1mun).

“Le dije al presidente eso otra vez en la Casa Blanca. Él contestó que no podía hacerlo. Le respondí que eso no era cierto. Él dijo, ‘pues México no quiere eso’. Le insistí, ‘señor presidente, somos Estados Unidos, México hará lo que nosotros digamos’.”

El líder de la cámara, la figura más poderosa del gobierno estadunidense después del presidente y vicepresidente, ha repetido esta narrativa varias veces, haciendo eco de lo que se ha vuelto parte normal de los discursos de Trump, donde cuenta cómo amenazó a México con aranceles para obligar a ese gobierno a aceptar Quédate en México y con mover unas 28 mil tropas a su frontera sur.

Este jueves en Texas, Biden y Trump intercambiaron mensajes culpando al otro por la «crisis» migratoria en la frontera.

«Esta es una invasión, Biden«, aseveró Trump ante un mitin en Eagle Pass, con el gobernador antimigrante Greg Abbott a su lado. Subrayó que esta invasión es una ola de «crimen migrante«, al mencionar delitos cometidos por inmigrantes indocumentados como el reciente homicidio de una estudiante universitaria en Georgia por un migrante venezolano. «Esto es como una guerra«, proclamó en lo que es y será su mensaje constante.

Mientras pretendía escuchar a oficiales de la Patrulla Fronteriza y oficiales estatales, incluyendo Guardia Nacional, sobre lo que está ocurriendo en la frontera, había una bandera antigua de la «guerra de independencia de Texas» con la imagen de un cañón y el lema de «Ven y toma esto«. Este tipo de bandera ahora es utilizada por la Guardia Nacional de Texas desde el mes pasado después de la disputa entre las autoridades estatales y federales sobre el uso de alambre de púas en barreras colocadas por el gobierno de Texas en el río Bravo, reportó el New York Times.

Por su parte, Biden, en una visita a Brownsville –un cruce fronterizo que no ha sido afectado por la llamada crisis migratoria reciente– responsabilizó a Trump de descarrilar un proyecto de ley «bipartidista» de «seguridad fronteriza» que promovió con medidas para contratar a otros mil 500 agentes fronterizos y, resaltó, la autoridad para «cerrar la frontera» de manera temporal, entre otras iniciativas, que buscaba solucionar la crisis en la frontera. Retó a Trump a sumarse a este esfuerzo, «podemos hacerlo juntos«, ya que es «la iniciativa de ley de seguridad fronteriza más dura, más eficiente, más efectiva que el país jamás ha visto«.

Pero esa iniciativa de Biden ya era prueba de que los republicanos habían logrado obligar al presidente a ceder a sus exigencias de tomar medidas extremas, incluyendo «cierres de la frontera» para abordar la supuesta crisis migratoria, contemplando medidas impulsadas por Trump cuando era presidente.

Los republicanos insisten en que Biden ha dejado una «frontera abierta» y que tiene que renovar el programa de Quédate en México implementado por Trump, donde solicitantes de asilo en Estados Unidos son obligados a permanecer del lado mexicano mientras sus peticiones son evaluadas. Biden lo suspendió como contrario a las normas estadunidenses sobre refugiados y México ha declarado que no lo aceptará de nuevo.

Pero tanto con el escenario de la frontera detrás como alrededor del país, el debate no es sobre cómo resolver el problema, sino de cómo usarlo en el teatro electoral. Los inmigrantes y sus experiencias son sólo partes secundarias del reparto en esta obra.

Por otro lado, pero también en Texas, un juez federal ordenó al gobierno estatal suspender una ley que otorga autoridad a la policía para detener a individuos sospechosos de ser inmigrantes indocumentados. El gobierno estatal ha argumentado que enfrenta «una invasión» por su frontera y que tiene el derecho de actuar de manera unilateral para enfrentarla. Pero el juez Allen Ezra afirmó en su orden que esa ley «amenaza la noción fundamental de que Estados Unidos debe regular a la inmigración con una sola voz«, o sea, que es una función federal.

Pero al proceder esta elección, esa sola voz suena cada vez más como la de Trump.

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