Negligencia, la enemiga de las playas en Tijuana
Tijuana, 21 de septiembre.- Un lustro de quejas y 582 días consecutivos con las playas de Imperial Beach (condado de San Diego) cerradas por altos niveles de contaminación fecal, fueron necesarios para que México y Estados Unidos pudieran acordar cómo procesar los 25 millones de galones diarios de aguas negras que Tijuana tira al mar.
Las aguas residuales de Tijuana no solo enturbian el frío Pacífico que en esta parte de México comparten ambos países, sino también las relaciones entre vecinos. En febrero de 2017 la ciudad tuvo lluvias atípicas que colapsaron uno de los colectores de agua, el sistema que precede al proceso de tratamiento. Un río de agua sucia se coló y obligó a las autoridades de San Diego a decretar que las playas no eran aptas para el surf, un deporte con muchos aficionados del otro lado de la frontera.
El colapso no fue informado en tiempo y forma a las autoridades estadounidenses por medio de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), y el incidente, hizo que el entonces alcalde de Imperial Beach y conocido ambientalista y surfista, Serge Dedina, denunciara públicamente al gobernador panista de entonces, Francisco Vega, por negligencia. Además de movilizar en redes sociales a sus seguidores para insultar a las autoridades de Baja California.
La contaminación llega al mar -mayormente- a través del Río Tijuana, cuya cuenca abarca un área de 4 mil 430 kilómetros, de la cual dos tercios se encuentran en territorio mexicano y el último tramo en Estados Unidos. La cuenca está constituida por 27 sub cuencas donde se genera el mayor volumen de agua residual. Desarrolladores de vivienda y asentamientos irregulares usan muchos de esos cañones para desahogar sus drenajes.
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Desde hace 5 años, los vecinos de la delegación Playas de Tijuana están organizados en redes sociales (tienen una página de Facebook y grupos en WhatsApp) para comentar el “desarrollo insostenible” que provoca en la zona el aumento de construcciones verticales y desarrollos inmobiliarios, al margen de planes de desarrollo municipales, nuevas vialidades y servicios básicos.
En el grupo “Defendamos Playas de Tijuana” es común encontrar imágenes de desagües irregulares soltando su mugre a las playas, incluyendo algunas viviendas que se encuentran sobre el malecón. Cuando los vecinos presentan una denuncia ante el ayuntamiento de Tijuana, la respuesta es que “eso”, es responsabilidad de la CONAGUA y que vayan con esa dependencia.
Durante una tarde de agosto, Jacinto Bautistas, uno de los vecinos que pasea sus perros por el malecón del fraccionamiento de Playas de Tijuana descubre un nuevo desagüe irregular y manda de inmediato un mensaje a su grupo. Solo recibe una respuesta: “Qué terrible”. “Hasta nosotros nos estamos acostumbrando a convivir con las aguas negras”, se duele.
“Los problemas que vemos de este lado (mexicano) no son sólo que no sirven las plantas de tratamiento, también están los 20 mil chorritos (de aguas negras) qué hay en la costa y los escurrimientos de toda la ciudad… todos los chorritos qué hay, más todo lo que corre en el canal, es muchísima agua sucia” detalló Margarita Díaz, de Proyecto Fronterizo de Educación Ambiental (PFEA).
De acuerdo con un informe de CILA de 2020, la demanda de alcantarillado en Tijuana creció 1.7 por ciento anual y se tenía ya ese año un rezago del 12 por ciento en la prestación del servicio. Nadie sabía todavía que el auge inmobiliario estaba por desbordarse el año pasado. En ese reporte también se detalla que el 46 por ciento de la red de drenaje era obsoleta.
Por ley, la COEPRIS debe medir los niveles de contaminación una vez al mes. La unidad de medida es la cantidad de enterococos (bacteria que se encuentra regularmente en el estómago humano y las heces fecales). Si se detecta que hay 200 o más enterococos por cada 100 mililitros de agua, indica que se vertieron aguas residuales al mar, y la dependencia debe hacer un cierre preventivo y compartir la información para, entre otras cosas, se alerte a los usuarios de ambos lados de la frontera. En Tijuana corresponde al Comité de Playas Limpias.
En los primeros cuatro meses de 2023, la COEPRIS sólo realizó dos estudios, bajo el argumento de que “las constantes lluvias” en el municipio no lo permitieron el resto de los meses. El Comité de Playas Limpias, a decir de la alcaldesa, Montserrat Caballero, “es una mesa de café”. Así ilustra su efectividad.
Este comité intergubernamental -porque participa también sociedad civil- se formalizó en 2003 pero fue hasta el 2011 que se intentó homogenizar el trabajo en el país. Lo encabeza el presidente (a) municipal; como representantes del gobierno federal está la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) en el rol de secretariado técnico y participan como autoridades responsables de salvaguardar las costas la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, además de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Secretaría de Marina, Secretaría de Turismo, entre otras.
En el caso del estado Baja California deben estar el encargado de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de ese municipio, junto con el secretario para el Manejo, Saneamiento y Protección del agua (SEPROA), una secretaría de reciente creación (data de la administración de Jaime Bonilla). El encargado de SEPROA no asistió a las dos “mesas” públicas del Comité de Playas Limpias de Tijuana realizadas en lo que va de la administración estatal.
Antes de llegar al mar, las aguas negras golpean a sectores pobres de la ciudad
Un río de aguas negras corre por el Cañón del Alacrán y cruza hasta llegar al estuario del Río Tijuana, en el condado de San Diego. En ese cañón se creó la comunidad conocida como “Pequeño Haití”. Hoy no hay un solo haitiano -todos son centro y sudamericanos-, pero se construye uno de los albergues para migrantes más grande del país: Embajadores de Jesús.
El albergue cuenta con espacio para unas mil 400 personas en contexto de movilidad, algunas de las cuales a principios de agosto empezaron a reportar dolores estomacales y de cabeza. Para llegar hasta él, los migrantes tienen que ir brincando sobre piedras, sorteando el agua pestilente de desecho que cruza cerca de la estancia y la escuela, de camino al mar.
A principios de agosto, se desalojó un predio que será usado para las obras del Viaducto Elevado Tijuana (VET). En las imágenes se observa no sólo a la gente recuperando estufas y otros enseres domésticos, sino que llamó la atención ciudadana un río de aguas negras que corre por ahí, el Cañón Cortés, donde vivían.
Éste forma parte de un sistema cuya parte más visible es el Cañón del Matadero, punto de referencia del VET.
(Fin de la parte 1)
- Este trabajo contó con el apoyo de la Red de Periodismo del Mar (Repemar), impulsada por Causa Natura Media.