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Región

Insalubridad en campamento de La Merced afecta a migrantes

Por: Jessica Xantomila y Jared Laureles / La Jornada

Entre montones de basura, casas de campaña improvisadas con madera, trapos y plásticos, sin suficiente agua potable, tan indispensable en esta segunda ola de calor, viven decenas de niños migrantes en campamentos, como el ubicado en la Plaza de la Soledad, en La Merced. Esta situación, aunada a que carecen de alimentos suficientes, impacta en su salud, advirtieron organizaciones.

Angelina es una de las niñas que acampa junto con su familia a un costado de la Parroquia de Santa Cruz y La Soledad. La pequeña venezolana de apenas 10 años ha migrado desde que tenía tres, y en su corto y a la vez muy largo andar, ha vivido en Colombia, Ecuador y ahora México.

El camino y las experiencias la han marcado física y emocionalmente. Los largos trayectos recorridos desde que salió de Tapachula, Chiapas, hace un mes, le provocaron ampollas en los pies, al igual que a toda su familia, relató su madre, Janette Rincón. Sumado a ello, han padecido tos y gripe por los cambios de temperatura al pasar por Oaxaca y la Ciudad de México.

Desde hace un par de días, también Angelina ha manifestado no sentirse bien: Me duelen la cabeza y la barriga, lo que su madre atribuye a las condiciones insalubres en que viven: Hay una plaga de ratas, que se meten a las carpas y roen la comida, pero no tenemos otro lugar dónde vivir.

En un recorrido realizado por este diario, contó que su esposo y sus otros dos hijos también están enfermos. Nos sentimos mal desde que estamos aquí, por ello pidió que alguna autoridad debiera fumigar o hacer algo.

Muchos de los pequeños migrantes que viven en campamentos rudimentarios esperan a que sus padres junten dinero para seguir el camino hacia la frontera norte o a que llegue la anhelada cita de solicitud de asilo en Estados Unidos con la aplicación CBP One.

A sus 11 años, Ángel, de Venezuela, sueña con llegar a Estados Unidos sin ninguna razón en particular, sólo porque sus padres dicen que vamos a estar mejor allá.

Recordó que en su travesía por la inhóspita selva del Darién, entre Colombia y Panamácruzamos un río, grande, grande, y llovía mucho; me enfermé y me sentía caliente.

Sin embargo, también compartió que en México me he sentido bacano, palabra colombiana para expresar que se está genial, ya que han recibido dulces de voluntarios solidarios, quienes también fomentan actividades recreativas, como la pintura.

Anthony, hermano de Ángel, sin saber la fecha exacta, recordó nostálgico que llegó a la ciudad un día por la mañana y hace mucho tiempo dejamos mi casa.

El Grupo de Monitoreo Frontera Centro, conformado por diversas organizaciones, expresó su preocupación por las condiciones de salud e higiene que prevalecen en los campamentos de migrantes, por lo que instó a las autoridades locales y federales a generar medidas de protección humanitarias que les permitan esperar de manera digna y en espacios adecuados para albergarse.

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