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Harris siempre respaldó armar a Ucrania, retar a China y apoyar a Israel

Por: David Brooks y Jim Cason / La Jornada

Nueva York y Washington, 29 de julio. La hija de un economista marxista y de una científica investigadora de cáncer, ambos inmigrantes, quienes se conocieron en una protesta contra la guerra de Vietnam y a favor de derechos civiles, ahora está al borde de ser coronada como la candidata presidencial del Partido Demócrata y posiblemente en la primera mujer negra presidenta del país más poderoso del mundo.

Kamala Devi Harris fue criada en el norte de California entre intelectuales y activistas progresistas de los años 60 y después en Montreal, Canadá antes de iniciar su carrera como abogada por donde entró al ámbito de la política. Su padre, nacido en Jamaica, Donald Harris, es académico marxista y el primer profesor negro en obtener titularidad académica en la Universidad de Stanford, experto en desarrollo (fue asesor del Banco Interamericano de Desarrollo por un tiempo). Se divorció de su madre cuando Kamala era niña y no ha tenido una relación cercana con él desde entonces.

Su madre, Shyamala Gopalan, originaria de India, es una reconocida especialista en investigación de cáncer de mama, quien siempre participó en el activismo político, llevando a Kamala y su hermana a manifestaciones desde niñas, y enseñándoles la necesidad de trabajar para cambiar al mundo. “Ella nos decía: ‘bueno, ¿qué van a hacer al respecto?’”, recordó la virtual candidata.

Del lado equivocado de la historia

Harris ha mostrado ser flexible y pragmática en su carrera política. Empezó como abogada apoyando a víctimas de asalto sexual, pero ya cuando fue electa fiscal de la ciudad de San Francisco, otros abogados recuerdan que se opuso a esfuerzos progresistas para liberar a reos que fueron condenados erróneamente y apoyó a la policía contra esfuerzos para imponer medidas mayores sobre el rendimiento de cuentas en casos de mala conducta.

“Kamala Harris no fue una ‘fiscal progresista’… estuvo frecuentemente del lado equivocado de la historia cuando sirvió como procuradora general de California”, escribió la profesora de leyes de la Universidad de San Francisco Lara Bazelon. Su historial profesional sobre migración incluye expresar apoyo para las medidas de ciudad santuario de San Francisco pero, a la vez, apoyar medidas para reportar a todo inmigrante indocumentado que era arrestado al servicio de inmigración federal, aun si el arrestado nunca fue condenado.

Al mismo tiempo, cuando fue electa senadora federal, introdujo proyectos de ley para proteger a inmigrantes indocumentados, exigir mayor rendimiento de cuentas de la policía local.

Estos giros en sus posiciones llevan a que algunos la acusen de «camaleón«, mientras otros sugieren que es hábil en moldear sus posiciones políticas a sus ambiciones políticas. Antes de ser vicepresidenta, apoyó la llamada «descriminalización» de la frontera de Estados Unidos con México y ampliar servicios de salud para inmigrantes indocumentados.

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A principios de su gobierno, el presidente Joe Biden encargó a Harris encabezar los esfuerzos de su gobierno para abordar las «causas de raza» de la migración a este país, pero ella fracasó en establecer políticas que supuestamente ofrecerían las oportunidades en Centroamérica y el sur de México para que la gente no se viera necesitada de migrar. (https://www.jornada.com.mx/2024/07/25/mundo/027n1mun

El sábado pasado, CBS News preguntó a la administradora de campaña de Harris, Julia Chávez Rodríguez (nieta de César Chávez), si su jefa mantendría la prohibición parcial sobre el derecho internacional al asilo implementada por Biden. Ella respondió que «las políticas que están teniendo un impacto real en asegurar que tenemos seguridad y orden en nuestra frontera continuarán».

Más allá de su papel para abordar las «causas de fondo» de la migración, Harris ha dicho poco sobre política hacia América Latina. De hecho, un documento sobre su experiencia en política exterior difundida la semana pasada por su asesor de seguridad nacional Phil Gordon (quien probablemente sería el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca si gana Harris) no incluye la palabra México, como tampoco menciona Cuba, Venezuela, Brasil o casi ningún otro país del hemisferio más allá de Centroamérica y una muy breve mención del Caribe.

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A la vez, como vicepresidenta hace eco de la línea oficial sobre el papel de Estados Unidos en el mundo. “La seguridad global y la prosperidad global dependen del liderazgo de Estados Unidos de América. Y una America fuerte sigue siendo indispensable para el mundo”, declaró en un discurso ante la Academia Militar de Estados Unidos en West Point en 2023.

Ha sido firme en su apoyo de la política de Biden de armar a Ucrania, retar a China y apoyar a Israel. Pero ha sido mucho más enfática sobre las muertes de decenas de miles de palestinos y, en contraste al apoyo incondicional de Israel por su jefe, ha reiterado la necesidad de un alto el fuego inmediato. En su reunión con el mandatario israelí, Benjamin Netanyahu, la semana pasada, después de no presentarse en el Congreso para escuchar el mensaje del invitado, subrayó su preocupación por las muerte de civiles y declaró: «no me quedaré en silencio» sobre eso.

Campaña resucitada

En torno a su campaña recién lanzada ha utilizado su papel potencialmente histórico para movilizar a diversas bases del partido que estaban desencantad os con la candidatura de su jefe.

En múltiples llamadas masivas, empezando con una de más de dos horas donde participaron 200 mil mujeres negras egresadas de su universidad Howard, a otras por Zoom con 50 mil hombres afroestadunidenses, con 400 mil mujeres, decenas de miles de latinos y continuando con otros sectores del Partido Demócrata, ha demostrado la necesidad de movilizar a sus bases. «Ella va a ganar porque está entusiasmando a todos», comentó un reverendo afroestadunidense, quien se había desilusionado con Biden por su política en torno a Gaza.

Ayer, la campaña de Harris anunció que rompió todos los récords previos de recaudación de fondos al obtener más de 200 millones para la campaña en solo siete días, dos tercios de lo cual provino de nuevos simpatizantes.

Aunque no hay duda del talento de Harris como oradora pública y buena interrogadora –por su experiencia como abogada y fiscal–, aún es un misterio cuáles son sus propias posiciones políticas.

Astead Herndon, periodista del New York Times que ha reportado sobre Harris durante cuatro años, intentó escribir un perfil de ella el año pasado, pero se frustró porque la vicepresidenta evitó contestar casi toda pregunta sobre su propio pensamiento político. «En términos de su propio perfil político, ella ha sido un vacío de espacio negativo, un recipiente para que tanto simpatizantes y detractores llenen como quieran, ya que ella rehúsa hacerlo por sí misma», concluyó.

Harris y su campaña tendrán que pensar en cómo llenar a ese recipiente de manera más clara y efectiva al comenzar la contienda contra Trump.

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