Daniel Silva, un mexicano ‘Puma’ en el equipo del Nobel de Química
Ciudad de México, 17 de octubre. Hace dos décadas, mientras trabajaba en un laboratorio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Daniel Adriano Silva Manzano, no tenía noción de que el evento que iba a suceder le cambiaría la vida.
David Baker, bioquímico y biólogo computacional, había impartido una conferencia en la Facultad de Medicina y aunque le insistieron para que conociera la grandeza de Ciudad Universitaria, decidió irse al lugar donde se sentía más cómodo: los laboratorios.
Como si fuera obra del destino, Silva Manzano era el único alumno en el laboratorio al que precisamente Baker pidió acceder. Intrigado por lo que hacía ese joven estudiante, el científico estadounidense comenzó a dialogar con él, y tuvieron una conversación que duró horas.
Ese evento encendió una chispa en Silva Manzano, cuyo único objetivo se centró en lograr trabajar con ese investigador que se había dado la oportunidad de interactuar con él. Para lograrlo tuvo una larga travesía académica, pero consiguió su meta, y en los últimos 10 años ha sido una pieza fundamental en el equipo de David Baker, recientemente premiado con el Nobel de Química por ser pionero en el diseño de proteínas por computación.
“Cuando formas parte de un equipo científico que está en la antesala de poder recibir un Premio Nobel es una situación muy incómoda porque estás nervioso. Nosotros sentíamos que este año Baker se llevaría el galardón, y era algo que, honestamente, se merecía desde hace muchos años. Yo puse mi alarma para despertarme a la hora en que inició la premiación, y sentí mucho orgullo por él y todos aquellos que hemos colaborado en su proyecto durante estos años”, comentó el egresado del doctorado en Ciencias Bioquímicas.
Antes de partir a la búsqueda de colaborar con Baker, Silva Manzano escuchó los consejos de sus profesores. Veían potencial en él, pero le manifestaron que necesitaba adquirir un mayor conocimiento, por lo que al terminar su formación en la UNAM emprendió el vuelo a Hong Kong, donde trabajó en química computacional durante tres años.
Después de meditarlo, se sintió listo para trabajar bajo la batuta de Baker y le escribió.
Aunque pasó mucho tiempo desde su conversación, Baker se acordó de él, y aunque se mostró contento de que quisiera ingresar a su equipo no le puso las cosas sencillas, ya que le pidió obtener una beca.
El científico estadounidense le ayudó en este proceso, y tiempo después Silva Manzano se enteró de que había sido aprobada la solicitud que había enviado, lo cual le abrió las puertas.
Durante esta década de colaboración, Silva Manzano se ha desempeñado como parte importante del equipo, ya que ha diseñado proteínas con funciones terapéuticas y actualmente funge como traductor de ciencia en tecnología, que básicamente es convertir conceptos científicos en productos que se puedan llevar al mercado.
En más de una ocasión a Daniel Silva le han reconocido su talento para estudiar las proteínas, y sus colegas le preguntan si es egresado de Harvard o de Stanford. Cuando él responde que es un egresado de la UNAM, las miradas de sorpresa no se hacen esperar; sin embargo, no se siente menos, al contrario, está agradecido con la institución que lo formó y le dio la oportunidad de desarrollar su talento.
“La UNAM no le pide nada a otros institutos educativos; tiene investigadores de primer nivel y amor por el conocimiento. Siempre agradeceré las puertas de conocimiento que me abrieron”.
Si bien ser parte del equipo de David Baker es un orgullo, hace dos años Silva Manzano, junto con Alfredo Quijano y el mismo Baker fundaron la empresa Monod Bio.
Esta empresa es derivada del Laboratorio Baker del Instituto de Diseño de Proteínas de la Universidad de Washington, y se ha enfocado en diseñar proteínas de novo impulsadas por inteligencia artificial para crear herramientas RUO e IVD, que se utilizan en laboratorios clínicos y para la investigación biomédica.
El trabajo por el que Baker recibió el Premio Nobel de Química tendrá repercusiones importantes, comentó el egresado de las facultades de Medicina y de Química.
“Lo que hemos hecho nos va a ayudar a hacer muchísimas cosas de una manera progresiva, pero todas para mejorar la humanidad. Servirá para hacer medicinas, mejores diagnósticos y tener mejores herramientas para la investigación”, destacó.