publicidad
01_Principales

Romeyno Gutiérrez: un rarámuri al piano

Por: Mireya Cuéllar

Tijuana, 23 de febrero.- Romeyno Gutiérrez Luna, nació en Retosachi, en el municipio de Batopilas (Chihuahua). Hijo del violinista del pueblo, a los cinco años empezó a estudiar con un pianista estadounidense que vivía en la sierra Tarahumara. El Día Internacional de la Lengua Materna fue la ocasión para que el Centro Cultural Tijuana (CECUT) presentara al músico rarámuri que lo mismo interpreta a Mozart que las danzas de su comunidad.

Entre pieza y pieza, fue contando su historia a quienes se reunieron en la Sala de Espectáculos ante la expectativa de escuchar a quien se anunció como “el primer pianista indígena de América Latina”. En realidad, platicó, todo empezó mucho antes de que él naciera, cuando un pianista estadounidense viajo a la sierra Tarahumara y decidió vivir ahí. Se llamaba Romayne Wheeler.

Ahí conoció a Juan Gutiérrez, el violinista más destacado de Retosachi; los artistas se hicieron amigos y Juan bautizó a su primer hijo precisamente con el nombre del amigo, quien se convirtió en padrino del pequeño. Romeyno (una adaptación al rarámuri) dice que no se acuerda, pero que Wheeler le contó que después de ver que lo espiaba mientras tocaba, decidió invitarlo a conocer el instrumento.

Adaptaciones

Los rarámuri tienen dos tipos de danzas, las de los matachines (de origen colonial) y las autóctonas, entre ellas el pascol (danzas con el mismo ritmo de los Yaquis) . Por supuesto que entre sus instrumentos no estuvo nunca el piano, pero Romeyno ha realizado las adaptaciones.
Explicó que su música habla del campo y sus ritmos repetitivos tienen su origen en la visión de lo infinito inherente a su cultura.

De la música clásica escogió para tocar “pequeñas piezas” que tuvieron que ver con su formación e infancia, entre ellas Ensueño, de Schuman; uno de los Nocturnos de Chopin; dos variaciones de una pieza de Mozart- que escuchaba de niño porque los sacerdotes jesuitas de la Tarahumara la ponían en los altavoces del pueblo- y cerro con el famoso final Rondó Alla Turca, el tercer movimiento de la Sonata para piano número 11. Toda una experiencia sonora y visual.

Related Posts