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Río Tijuana necesita respuesta binacional ante crisis ambiental: académico

Por: Jonathan Pérez Juárez

Tijuana, 4 de septiembre.- El río Tijuana enfrenta una crisis ambiental que trasciende fronteras y exige una respuesta coordinada entre México y Estados Unidos, señaló Trent Biggs, profesor de la Universidad Estatal de San Diego (SDSU, por sus siglas en inglés) dedicado a temas de gestión del agua, durante su presentación “El río Tijuana: recurso, riesgo y oportunidad”.

Biggs señaló que los desafíos del afluente no pueden resolverse mediante acciones unilaterales, ya que atraviesa riesgos que comprometen tanto la infraestructura regional como los ecosistemas costeros de ambos lados de la frontera. La erosión de playas y acantilados se ha intensificado debido a la geomorfología de la región y la presencia de materiales sedimentarios poco consolidados, factores que agravan considerablemente este problema ambiental.

Otro de los desafíos es el manejo de aguas residuales. Biggs mencionó que anteriormente la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT) presentó un proyecto a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) que contempla trasladar el agua tratada en las plantas de la ciudad hacia la presa Abelardo L. Rodríguez.

El estudio proponía movilizar el líquido a 13 kilómetros de distancia hacia la presa, a la altura de Valle Las Palmas. De esta forma sería filtrada para su reutilización.

Según la CESPT, el líquido que proviene de las plantas de tratamiento La Morita y Arturo Herrera produce cerca de 400 litros por segundo que terminan en la canalización del río Tijuana.

Las presas El Carrizo y Abelardo L. Rodríguez en territorio mexicano, junto con Morena y Barrett del lado estadounidense, retienen aproximadamente el 75 por ciento del área total de la cuenca, indicó Biggs.

A pesar de los desafíos, identificó oportunidades en la región. Resaltó particularmente el caso del EcoParque, ubicado en la rampa Buenavista, que recolecta agua residual de su vecindario para tratarla y reutilizarla como recurso en humedales y vegetación. Estas formas de autorregulación podrían ser una solución sustentable.

El proyecto EcoParque surgió en 1986 como una iniciativa del Colegio de la Frontera Norte  (Colef) para investigar alternativas descentralizadas en el tratamiento desde cero de aguas residuales destinadas al riego urbano. La propuesta se enfocó en desarrollar modelos más eficientes de gestión hídrica que permitieran preservar el entorno urbano mientras mejoraban la calidad de vida de los habitantes de la región.

El académico subrayó la importancia de implementar sistemas de monitoreo de calidad del agua en tiempo real. “La calidad deteriorada del agua amenaza la salud humana y los ecosistemas”, advirtió Biggs, explicando que los eventos de contaminación, incluidos los desbordamientos de sistemas de alcantarillado, son difíciles de predecir debido a la escasez de estaciones de monitoreo en tiempo real en la región San Diego-Tijuana.

Para abordar esta deficiencia, Biggs y su equipo están desarrollando sistemas avanzados de monitoreo que miden parámetros estándar de calidad del agua como pH, conductividad, oxígeno disuelto y temperatura, pero también incluyen mediciones especializadas de materia orgánica disuelta cromofórica (CDOM) que se correlacionan con las concentraciones bacterianas en otros cuerpos de agua.

La presentación de Biggs formó parte del foro “Aguas compartidas”, realizado en el Centro de Enseñanza Técnica y Superior (CETYS).

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