Pepe Mujica, el presidente más pobre del mundo
Montevideo, 13 de mayo. Empuñó las armas como guerrillero, fue derrotado, conversó con ranas para no enloquecer y llegó a la Presidencia de Uruguay en 2010, cuando se lo conoció como el “presidente más pobre del mundo” y se convirtió en referente de la izquierda latinoamericana.
Nació el 20 de mayo de 1935 en Montevideo y se crió en una zona rural donde se mezclaban las quintas con la periferia de la capital uruguaya.
De adolescente comenzó a militar en el ala progresista del histórico Partido Nacional (PN) y en un clima de polarización y con un país que mostraba los primeros signos de violencia y fractura social se volcó a la guerrilla.
Bajo el alias de Emiliano, en las décadas de 1960 y 1970 participó en acciones militares del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) y luego pasó a la clandestinidad.
En su vida, asimilable a un guión cinematográfico, recibió seis balazos que casi lo matan, se fugó de una cárcel junto a 100 guerrilleros y luego fue encarcelado en la dictadura (1973-1985).
Durante años, los militares que lideraron el gobierno de facto lo recluyeron en un aljibe, época en la que Mujica “conversó” con ranas y hormigas para “no enloquecer”, según admitió.
Era uno de los llamados “rehenes” de la dictadura, que estaban bajo amenaza de los propios militares de ser ejecutados si el desarticulado MLN-T volvía a la lucha armada.
Lejos del rencor, con el retorno a la democracia, en 1985, Mujica fue liberado y junto a sus compañeros “tupamaros” aceptó reinsertarse en las instituciones.
“Soy un viejo que tiene unos cuantos años de cárcel, de tiros en el lomo, un tipo que se ha equivocado mucho, como su generación”, confió en un reportaje.
“Estoy arrepentido de haber tomado las armas con poco oficio y de no haber evitado así una dictadura en Uruguay”, admitió.
De la chacra a la Presidencia
A partir de 1995, cuando ocupó por primera vez una banca de diputado, Mujica fue ganando espacio político desde su Movimiento de Participación Popular (MPP), integrante del Frente Amplio (FA), gracias a su lenguaje sencillo y popular y a un gran poder de comunicación con las masas.
Primero acotado a la izquierda y luego, gracias a una autocrítica sobre su pasado, “Pepe” (así lo llaman cariñosamente) fue ampliando sus aliados a otros sectores ajenos a la coalición FA.
Mujica ganó las elecciones en 2009 con el oficialista FA, presentándose como la continuidad del presidente Tabaré Vázquez.
Durante el gobierno de Vázquez, Mujica fue ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, cuando apoyó la gestión oficial, pero marcando matices con el mandatario.
Durante su mandato (2010-2015) donó el 90 por ciento de su sueldo para un plan de vivienda social y siguió viviendo en su modesta chacra (granja) de las afueras de Montevideo junto a su esposa, la entonces senadora Lucía Topolansky, otrora compañera en la guerrilla.
Despreció la señorial residencia reservada para los mandatarios y se quedó en su destartalada granja, recibiendo a periodistas y funcionarios en una de las tres habitaciones de pocos metros cuadrados, que sirve de comedor y escritorio.
“Yo no soy pobre. Pobres son los que precisan mucho para vivir, esos son los verdaderos pobres, yo tengo lo suficiente”, afirmó Mujica a Xinhua durante una entrevista en mayo de 2013.
Allí se reconoció “austero”, “sobrio” y “liviano de equipaje” porque “para vivir, no preciso más equipaje que eso. Peleo por la libertad y la libertad es tener tiempo para hacer lo que a uno le gusta”.
También se hizo famoso mundialmente como promotor de la legalización de la mariguana en un inédito sistema de producción y distribución bajo supervisión estatal.
Legado histórico
Tras dejar la Presidencia en 2015 volvió al Senado y renunció a su curul en 2018, cuando dijo que “la lucha por el progreso humano es una escalera infinita y los hombres pasan, pero la causa queda”.
“Hace tiempo que me quería ir, y los árboles viejos hacen demasiada sombra. Es momento de que los árboles viejos pierdan los follajes”, dijo Mujica en ese entonces.
En 2020 volvió a ocupar una banca del Senado, pero la pandemia del nuevo coronavirus y la edad avanzada aceleraron su alejamiento de la primera línea política.
En ese momento anunció que no se acogería al “beneficio de subsidio” que tienen los parlamentarios durante un año y que tramitaría la jubilación.
“No obstante, mientras mi mente funcione, no puedo renunciar a la solidaridad y a la lucha de ideas”, puntualizó, descartando un retiro de la política.
También pidió “disculpas muy sentidas” si “alguna vez, al calor de los debates” pudo “herir lo personal de algún colega”.
En abril de 2024 se le detectó un tumor en el esófago y afrontó un tratamiento de radioterapia que concluyó en agosto y que le generó dificultades en la alimentación.
Al anunciar ese diagnóstico, Mujica reflexionó que en su vida “más de una vez anduvo la parca rondando el catre, pero me siguió pastoreando todos estos años”, pero “esta vez viene con la guadaña en lustre”, advirtió.
Uno de sus herederos políticos, Yamandú Orsi, fue electo presidente en noviembre de 2024 y su Movimiento de Participación Popular (MPP) fue el sector más votado dentro del FA.
En una entrevista a comienzos de 2025 Mujica reveló que el cáncer hizo metástasis y que no se sometería a más tratamientos porque su cuerpo “no lo aguanta” y pidió que lo dejen “tranquilo”.
Según contó, en estos tiempos de “despedida” todos los días “anda un poquito” en tractor en su chacra, donde aspira a ser enterrado.